TESTIMONIOS




Estos  testimonios  son publicados con la autorización de las diferentes pacientes que me consultaron y atendí  por sus problemas de vaginismo y o lo que se conoce por  "matrimonio no consumado". 


Enero 2024

Testimonio N° 82

Hola chicas como están? Vengo a contarles mi experiencia sobre como supere el vaginismo. En el 2018 me enteré que tenía vaginismo yendo a una ginecóloga en el hospital italiano. Salía con varios chicos y con ningúno pude tener penetración nunca; era muy triste para mí, me trataban de rara y cada vez que le contaba a una amiga se reía y decía que raro que te pase eso si es lo mejor de una mujer. Cuando fui a esa ginecóloga dejé porque no era paciente y me hizo comprar un dilatador gigante, el más grande y quería que practicara con eso, 0 tacto tenía. Después el chico que estaba viendo no quería saber más nada de mi, así que dejé de ir y me fui a trabajar a la costa. Luego pensé que me quedaba así para siempre, hasta que conocí a mi marido. Fuimos a varias consultas ginecológicas en distintos hospitales y nadie quiso ayudarme, nadie me tocaba mi parte intima, solo decían "va a pasar naturalmente. Que te haga masajes y van a poder" seguíamos teniendo problemas con mi marido; ya 1 año nos casábamos por civil y nada, varias discusiones y tristeza hasta que en instagram puse la palabra vaginismo y saltó la página de Vivi, la contacté y justo era semana santa abril del 2023 y no atendía así que fui a mi primera consulta la semana posterior.

Vivi me re entendió, le dije que en diciembre me casaba por iglesia porque mi pareja me amaba nos habíamos propuesto poder tener la penetración y el me ayudaba a pagar el tratamiento. Primero hice los ejercicios con dos velitas, recuerdo cuándo entro la primera no lo podía creer!! Ahí dije "Vivi sos mágica". Después empezamos con los dilatadores con plastilina que me acostumbre muy de a poco al principio lloraba del dolor pero todos los días dedicándole 1 hora pude hasta que se derritieron y no servían así que probé con zanahorias y pepinos eso fue otra frustración! No entraban y eran muy duros y me dolían así que tampoco pude; mientras más pasaban los meses más me decaía hasta que en una consulta me hizo hacer los ejercicios con penes de plástico y vibración y me compré tres, uno de 8,5 otro de 9 y el último de 11 y de 12 la vibración me ayudó muchísimo, yo me había comprado un vibrador chiquitito cuando empecé con las velitas hasta que me compré los dilatadores con una conocida de Vivi. Empecé en abril 2023 y logré mi primera penetración en octubre 2023. Un día mi marido me ayudó a sacar y poner el dilatador y entró! lloré de la emoción ya no era la rara ahora me sentía una mujer, ya no iba a sufrir de dolor


Sé que cuando sea mamá se lo voy a agradecer a ella y a todas les digo, vean mi ejemplo, siempre se puede con constancia y perseverancia no bajen los brazos.

Todos los días hago los ejercicios con los dilatadores aunque ya pude con él. 
Queremos agradecer a Vivi, que a pesar de nuestras peleas ella siempre nos ayudó. 
Todavía queda el tramo de disfrutar más con las posiciones y todo y sigo haciendo los ejercicios.

Yo acá muy feliz y próximamente buscando nuestro primer hijo.
Nos casamos por iglesia y tuvimos nuestras noches soñadas con penetración y disfrute gracias a Vivi.

Les mando fuerza y ojalá hagan este tratamiento mágico.




Enero 2024

Testimonio N° 81

Quiero contarles que ayer tuve mi primer sesión personalmente con vivi ya que para mi es era muy difícil empezar sola, con mucho temor a lo desconocido y hasta en mi cabeza pensaba que me iba a desangrar. Siempre fui muy temerosa, pasé los días más oscuros de mi vida. Sentía que era un bicho raro o que tenían que operarme. Jamás vi una luz de esperanza. Pero ayer sentí que si soy una mujer normal, que si mi cabeza puede dejarme creer en intentar dejos mis miedos atrás. Llegué temblando, no paraba de llorar incluso cuando entró la velita más pequeña. 

También gracias a la empatia, amor para mi como de una madre de vivi. Recién estoy empezando en este camino pero llena de fe.  Aún tengo situaciones de vulnerabilidad pero si, me pareció importante compartir mi sensación de que si se puede.


Noviembre 2023

21 años

Testimonio N° 80

Hola chicas! Como están? Quería contarles mi proceso y decirles lo que me hubiese gustado que me digan a mí cuando creí que era la única con este problema...

Tengo 21 años. Fueron 5 años que viví con vaginismo, desde el inicio de mi sexualidad. Para mí, la penetración era sinónimo de dolor, de frustración, de no entender cómo todo el mundo disfrutaba de algo que me resultaba tan doloroso e incómodo. Me sentía insegura, que estaba "fallada". Hoy le comentaba a Vivi lo loco que es sacarnos el chip de penetración = dolor. 

Hace 3 meses fui a la primera sesión con Vivi llena de dudas, con un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos por sentir que me exponía a algo que no sabía si iba a funcionar. Y si me hubieran dicho que hoy iba a poder colocarme el último dilatador (el cual veía enorme e imposible jaja) sin problema, no lo hubiera creído.

Es un camino largo y hay que laburar mucho, más que nada mentalmente. Pero un día sin darte cuenta, estás en el último dilatador y no podés creer todo el camino recorrido. Me siento orgullosa de haber llegado hasta acá 🤍 y de todas nosotras por exponernos y poner el cuerpo para atravesar el vaginismo. Todas tenemos derecho a disfrutar nuestra sexualidad y estar acá significa luchar por eso. Estoy muy feliz y lo quería compartir con ustedes.


Agosto 2023

Testimonio N° 79

Nunca le conté a nadie que tenía vaginismo, solo lo sabia una ex pareja de 9 años y la ginecóloga que decía que podría lograr la penetración cuando lo quisiera como si no quisiera a mi ex pareja. Intenté con otra ginecóloga pero la respuesta tampoco ayudó. 

Cuando me separé, al no tener a nadie con quién contar y con miedo a cualquier nueva relación porque me sentía rara y no quería decir lo que me pasaba por vergüenza, empecé a comprarme dilatadores por mi cuenta. Sin embargo, hubo un momento en el que necesitaba que una profesional me guiara en lo que estaba haciendo. Ahí es cuando encontré a Vivi en las redes. Ella me habló de la importancia del trabajo constante y progresivo. 

Dedicándole todos los días un rato logré el objetivo a la tercer sesión. En este momento no me encuentro en pareja ni conociendo a alguien así que aún me queda pendiente intentar con alguien, pero tengo la esperanza que lo aprendido con Vivi alcance para que pueda resolverlo.


Junio 2023

Testimonio N° 78

En 2022 me puse en pareja con una chica, Una vez que se quedo a dormir intentamos por primera vez tener relaciones sexuales con penetración, No pudimos, Sentíamos que no entraba y le dolía mucho su parte intima, Intentamos un par de veces mas y tampoco pudimos teniendo el mismo resultado, Nos preocupamos bastante por esto que estaba pasando y ella termino yendo al la ginecóloga, Que le diagnostico vaginismo. Estuvimos informándonos de este tema porque se desconocía bastante, Y así logramos encontrar este fantástico tratamiento con la terapia. Estuvimos juntando plata un tiempo para poder hacer la terapia ya que esto nos traía un poco mal. Luego de unos meses empezamos la terapia, Era algo nuevo para nosotros y estábamos un poco asustados, pero vivi nos conto como iba a ser todo y nos tranquilizo diciendo que se iba a solucionar y lograríamos disfrutar de tener relaciones con penetración. 

 Al comienzo de la terapia Vivi nos explico que teníamos que comprar unas velas y plastilina para poder armar unos dilatadores de 4 niveles, También nos dijo que compráramos preservativos  y aceite de coco para usarlo como lubricante con los dilatadores. Fue un proceso duro hacer los 4 niveles de dilatadores porque mi novia la veía estresada metiéndose los dilatadores, No la veía nada cómoda y eso a mi me ponía mal porque me sentía muy inútil para ella en esto, Yo no podía hacer nada al respecto, Solo podía acompañarla y estar ahí para ella todo el tiempo como merecía.

 Luego de varias sesiones y varios meses logramos llegar al dilatador 4 y al pene, Que esa etapa fue también dura, Porque a ella todavía no le parecía nada cómodo meterse el dilatador. Estuve preocupado por mucho tiempo pensando que nunca iba a sentir placer. Después de un tiempo practicando ella empezó a sentir placer en la penetración ya sin dilatador. La alegría que tuve cuando supe que empezaba a sentir placer, Fue enorme, Ya que somos una pareja muy joven, ahora tenemos 20 y 22 años, Para nosotros fue muy difícil que no podamos tener relaciones sexuales con penetración, No hay muchas personas de nuestra edad que presenten este problema. 

Nos alegramos un montón de haber podido superar esta etapa complicada y estamos super agradecidos con la terapia y con Vivi, Siempre fue muy amable y nos ayudo muchísimo con todo. 

Nunca hay que sentirse inútil, siempre hay que acompañar a la pareja y estar ahí para ella en todo este proceso doloroso, Siempre se puede ser útil de alguna manera. Superamos el vaginismo juntos :)


Junio   2023

21 años

Testimonio N° 77

Empecé una relación de noviazgo con un chico en 2022, un día tratamos de tener relaciones por primera vez, y cuando probamos no me entraba su parte íntima, a lo que no entendíamos porqué. 

Decidimos probar tres ocasiones más y no funcionó.

Fui a la ginecóloga a contarle y así me diagnosticó con vaginismo, me dijo que empezara a introducir mis dedos poco a poco con lubricante, y fuera con ella los viernes a una terapia con otras parejas que pasaban por lo mismo, pero no me sentía muy segura en ese momento de asistir a terapia por lo que lo dejé de lado.

 Con el tiempo, estuve buscando una información sobre tratamientos de vaginismo en internet y puse esa palabra "vaginismo" en Instagram y di con la cuenta de Vivi. Allí vi que tenían una charla por zoom abierta a todxs sobre el tema y decidí inscribirme. Entre a la llamada y escuche mujeres hablando sobre este "problema" y me emocionó ver que no estaba sola, además, me termine ganando el libro de vaginismo de Vivi, que estaban sorteando a los participantes de esa llamada y lo sentí como una señal para iniciar el tratamiento.

Me contactaron para retirar el libro, y cuando fui al consultorio por él, quedé encantada con el lugar y la buena vibra, es un lugar que te llena de paz y las chicas que trabajan ahí son muy amables y amorosas, te hacen sentir segura así que pensé que sería gran idea empezar el tratamiento.

En ese entonces no podía costearlo así que espere a encontrar un trabajo con el cual si pudiera, y así con el poco tiempo me puse en contacto con Vivi.

Tenía miedo porque me resultaba extraño tener que ir a una sexóloga y no ser "normal" como otras mujeres pero aún así me había encantado la vibra del lugar además de leer los testimonios de mujeres que habían vencido el vaginismo. En ese momento, se volvió algo que también quería que mi pareja y yo pudieramos tener, por más que el siempre ha sido un gran compañero conmigo que no le molestaba tener relaciones sexuales de otras formas.

Empezamos a ir a las sesiones juntos, la verdad el inicio fue bastante rápido para mí, colocar la velita y el primer dilatador.

Luego, me costó colocar el 2 y 3 porque no tenia mucho tiempo de practicar por el trabajo, y en mi casa tampoco tenía un espacio que pudiera estar sola para hacerlo, pero mi novio me ayudaba con eso, pues practicaba siempre con él en su casa. 

Vivi fue una parte clave también de todo, porque te llena de aliento, de esperanza, festeja contigo los logros al avanzar de dilatador y es una persona muy cálida, tan amable que te hace sentir muy cómoda en el lugar.

En mi caso tarde 1 mes y medio casi 2 con las sesiones, hubiera avanzado más rápido si hubiera practicado mucho más durante cada semana que se me asignaba un dilatador.

Llegó el día en el que terminé con el último dilatador y Vivi nos dió el alta para pasar al pene. Un día de esa misma semana sin expectativas de lograrlo, entró incluso más fácil que un dilatador y estábamos demasiado feliz y se lo comentamos a Vivi en la siguiente sesión a lo que se puso contenta y nos felicitó

Terminamos el tratamiento de vaginismo, ya estábamos por nuestro lado y la verdad es que deje de practicar por miedo a retroceder, o que duela y la verdad creo que es muy importante para las mujeres que lean mi testimonio que el practicar, es de las cosas más importantes aún así no salga como esperábamos, porque en mi caso me detuve dos meses por cosas que mi mente me decía y cuando volví a retomar los dilatadores y el pene entraron como si nada! los músculos tienen memoria, y nos ayudan!También es clave el circulo que nos rodea, una pareja compresiva o una amiga o hermana, más la persona que nos ayuda en cada sesión y nos da también ánimo y nos instruye que es Vivi.

Les deseo a todas que puedan vencer el vaginismo, que las puede hacer sentir menos como a mí me hizo sentir, porque realmente no son menos por tener vaginismo, solo son cosas de la vida que pueden pasar y tienen una solución bastante sencilla. 

Gracias Vivi por la guía y el cariño que me diste en cada sesión, y también a mi novio que me acompañó en todas las sesiones!

Éxitos a todas!!


Mayo   2023

Testimonio N° 76

Hola chicas 🌼 espero se encuentren bien, quiero contarles un poco mi experiencia;

Desde 2019 vengo leyendo sobre vaginismo y buscando a Vivi, por cuestiones monetarias recién comencé el tratamiento por el 2021 y no lo terminé. Fue una época con muchos antibajos, más bajos que altos. 

Por suerte mi novio siempre me apoyó, incluso más que muchas amigas y mi propia familia, cuando Vivi sacó su libro él me lo regaló para incentivarme de alguna forma a seguir con el tratamiento.

Hace un año logré la primer penetración, no me esperaba lograrlo ese día ya que no estaba planeado ni tampoco estaba concentrada en poder hacerlo. Sentí un alivio muy grande y se me escapó un llanto con muchísimas sensaciones mezcladas; felicidad, gratitud, libertad y bueno un poco de dolor físico también jajaj.

Si bien no fui muy constante ya que me ataban muchos prejuicios, represiones y cosas del pasado, se logró. Hoy día ya más estable que en aquél entonces, con terapia, mucho apoyo y amor pude lograr una "vida de disfrute" y si bien me queda camino por recorrer y descubrir esto lo veía muy imposible hasta no hace mucho tiempo atrás.

De alguna forma con esto me gustaría transmitirles que todo se puede lograr, quizás no de forma inmediata y puede que en ese momento veamos todo color de negro, pero el final así como el proceso son muy importantes.

Lo que más destaco son cosas como no culparme a mí misma por no lograrlo (esto me costó muchísimo), el apoyo de seres queridos y hacerlo cuando yo me encuentre despejada mentalmente, ya que al estar muy deprimida y querer agregarle algo más, me terminó hundiendo más al pozo. 

Hoy no creo ver el arcoiris ni el final del camino, veo que recién se fueron los nubarrones feos y que comienza de a poco a salir rayitos de sol, un poco cursi pero así lo veo. 

Espero se encuentren bien y si alguna se siente mal de a ratos que sepa que no está sola, las abrazo desde la distancia.


Mayo  2023

Testimonio N° 75

Hola a todas como están? Quería contarles que termine mi tratamiento con Vivi. Estoy muy contenta de haberme animado y dar este paso. Si bien yo había tenido relaciones con penetración, siempre fue con dolor y lo sufría. Me tomo 7 sesiones y bastante práctica pero pude resolverlo y pasar al último dilatador. Siento que todo ahí abajo se 'estiro' 🤣 y yo pude conocerme más!! Ahora será cuestion de práctica para mantenerme 🤸‍♀ pero quería contarlo para aquellas que aún están frustradas o no ven luz al final del camino, sí se puede!!!


Abril   2023

30 años

Testimonio N° 74

Mi vida con vaginismo.

Hola, me llamo xx y tengo 30 años. Hace 10 años que estoy en pareja, y pase estos 10 años sin tener relaciones coitales, sabemos las que tenemos ésta disfunción, que se puede disfrutar igual de los encuentros sexuales, pero siempre una se siente “incompleta, anormal” y piensa: “¿Cómo puede ser que todo el mundo pueda, menos yo? ¿Cómo puede ser que todas las mujeres se hagan sus estudios todos los años y yo no?”. Bueno, los años pasaban y yo no sabía que tenía éste problema, solo pensaba que algún día “ya se iba a dar”, mágicamente. Lo que también sabía por lo que decía la sociedad es que “la primera vez dolía, la primera vez sangraba” así que yo y mi mente nos predispusimos a que eso iba a ser así, horrible.

Punto aparte mi pareja, un sol, todo lo que está bien, el que siempre me bancó, jamás me apuró, ni me forzó a nada, nunca me cuestionó, y yo no entendía cómo es que estaba conmigo si yo no podía darle lo que la mayoría de los hombres quieren y necesitan. Nuestra relación siempre fue sana y no pasaba por la penetración por suerte, pero yo sentía que el perdía tiempo de su vida conmigo.

 En diciembre de 2019, leo un posteo en el Instagram de una ginecóloga donde explicaban lo que era el vaginismo y recién ahí pude ponerle un nombre a lo que me pasaba, leía cada palabra y en todas me sentía identificada, era yo. ¿Cómo puede ser que yo siendo profesional de la salud no conocía sobre esta disfunción? Porque no se habla, es un tabú que nadie toca, de hecho, éste problema jamás se lo conté a nadie de mi entorno, solo lo sabíamos mi mente, mi novio, y los profesionales a los que consulté cuando le pude poner nombre y apellido. Ese mismo diciembre me pongo las pilas, me leo y estudio todo relacionado al tema, consigo un lugar para tratarlo, en donde lo abarcaban de manera interdisciplinaria, había sexólogas, ginecólogas, urólogas, y kinesiólogas, tuve dos encuentros con la gine y la sexóloga y comenzó la pandemia, con todo lo que significó para algunos ese momento, con esa pandemia terminé en otra provincia, y el tratamiento medio que perdió el hilo, las sesiones comenzaron a ser de forma online en donde me proponían metas semanales que involucraban mirarse, conocerse, tocarse, etc.

 Al mismo tiempo, me derivaron a una kinesióloga en esta nueva ciudad para mí, comencé a ir, fue ella la que me compró mi primer vibrador muy muy finito y me dio como tarea en casa tratar de introducirlo, no podía, no pasaba, había una pared o sentía que no tenía ningún orificio como las demás mujeres. Pero un día eso pasó y paso y pasó y yo no podía creer como eso entraba como si nada, sin sentir dolor, molestaba al introducirlo, pero después pasaba sin sentir dolor. Después hice un par de sesiones donde ella tenía que introducir su dedo y hacer terapias manuales, pero no lograba mucho que ella me tocara, me dolía, no me gustaba, y en la sesión no terminaba haciendo nada entonces sentía que perdía un poco el tiempo, la plata, y tampoco tenía mucha onda con ella, además implicaba tener que ir a su consultorio, me daba fiaca arrancar siempre, también termine nuevamente abandonando.

Paralelo a esto la relación con mi pareja seguía igual, bien, pero sin intentar nada que me pusiera mal a mí. Meses después contacto por Instagram a una sexóloga y decido tomar de manera online también, nuevas sesiones. Voooooolver a explicar todo, llorar, abrirse, etc. hice dos sesiones, me hizo comprar un kit de dilatadores y por cuestiones personales abandoné por vez número no sé cuánto. Yo en casa cada tanto me introducía los dilatadores, solo el más pequeño del kit, sentía que era un montón, pero estaba lejos de parecerse a la forma y el tamaño de un pene. Una vez cada tato decía: bueno, me pongo con los ejercicios. Pero no había avances ni con los ejercicios ni tampoco con mi pareja, seguíamos igual sin intentar

Nada, ni siendo consciente de practicarlos a menudo, pero tampoco nadie me había dicho como debía hacerlos. Yo me tomaba un ratito de mi tiempo, muy cada tanto, me introducía el más pequeño y el mediano de vez en cuando, y listo. Pensaba que “ya se me iba a pasar”.

 Pasaron los meses, los años, cumplí 30 y dije: quiero ser madre. Siempre quise, y si no hubiese sido por éste problema creo que ya me hubiese gustado serlo. Sentí ese balde de agua fría de cuando cumplís 30, que el reloj biológico, que los 10 años de relación, que el entorno pregunta por el hijo, etc. Pero al margen del entorno siempre quise ser madre y no me jodía/jode que me pregunten (sé que hay personas que sí) lo que me jodía era que yo sabía que sin penetración no había hijos.

Cada tanto ponía en el buscador de Instagram “vaginismo” y lo primero que me salía era el Instagram de Vivi, de hecho, antes de hacer todas estas terapias, conocía de su existencia porque ya lo había investigado cuando me puse a estudiar todo lo que tenía que ver con esto, dos veces le escribí para hacer terapias grupales que vi que las publicaba y por mi trabajo, no podía coincidir en los horarios, así que terminaba descartando. También sabía de la posibilidad de hacerlo individualmente, pero había visto que el tratamiento online se basaba en poner el celular literalmente al frente de mi vulva y hacer los ejercicios con ella, algo que me llenaba de pudor porque la verdad es que soy muy vergonzosa y no me imaginaba en esa situación. Entonces terminaba buscando otra alternativa. Y terminaba en las anteriormente mencionadas.

Hace dos meses, tomé coraje y decidí escribirle a Vivi nuevamente, pero ésta vez ya muy entregada y “apurada” porque sentía que ya tenía 30 años. Decidí dejar de lado mi pudor, mi vergüenza y además leía los testimonios de sus tratamientos y me decía a mí misma: “si ellas pudieron, yo tengo que poder también”.

Mi primera sesión fue obviamente volver a explicar todo, charlar ente lágrimas, porque es algo que me angustiaba muchísimo por algo mío, y también el hecho de tener alguien al lado que me banque tanto y que no le importe realmente esta condición que yo tenía (mientras escribo, me seco las lágrimas, es algo que me angustia mucho mi pareja, porque como dije más arriba no puedo entender que me haya bancado así). Para esa primera sesión yo ya iba “un paso” más adelantado porque yo ya lograba introducirme algo al menos. En la primera sesión hablamos, nos conocimos, me explicó como era el tratamiento, me envío la guía número 1, me explicó que tenía que hacer hasta la próxima sesión y como nunca, me puse las pilas de una forma muy disciplinada y hacía los ejercicios todos los días. Al principio costaba, pero era clave la continuidad. Me tomaba una hora al día para mí, me acostaba, prendía un velador, me relajaba y los hacía. No hubo un día que no hiciera los ejercicios. Yo soy una MUY disciplinada, pero nunca antes había tenido esta constancia. Más abajo explicaré el porqué.

Segunda sesión y yo era un atado de nervios porque sabía que venía la parte de quedarme expuesta al frente de ella y a mí me mataba el pudor. Vivi me explica cómo ponerme, comenzamos con ejercicios de relajación y respiración (clave), y me fue bien con el dilatador 1 y logré colocarme el 2. En la semana seguía a full con los ejercicios, estaba re embalada, teníamos como meta introducir el dilatador 2 y que pueda sentirlo más cómodo. Eso sucedió.

Tuve mi tercer encuentro y literalmente ya la esperaba a Vivi en bombacha, el pudor lo estaba manejando, me sentía cómoda, estaba en mi casa, sin tener que ir a ningún lado, sin que nadie me esté tocando para hacer ningún ejercicio, yo era la única que manipulaba la zona, iba a mi tiempo, confiaba ciegamente en Vivi, la escuchaba mientras me hablaba en esos momentos, con su calidez, su sabiduría y su experiencia, logré tener disciplina y constancia que era lo que me faltaba.

Así fueron pasando las sesiones y llegué al último dilatador que costó y todavía cuesta de inicio, pero es tal cual dice Vivi, ya tengo preparada la vagina después de tantos ejercicios, entra, te juro que entra.

Penúltima sesión (en mi caso fueron 7, una por semana) y me da el ok y la guía para practicar la penetración directamente con mi pareja. Yo ya sabía que no iba ser un momento de placer y disfrute, sino todo lo contrario, estaba nerviosa, me transpiraban las manos, todo tan planeado y técnico no me gustaba, y no pude controlar la mente y ponerme el chip de: mente en modo erótico, pero lamento decirlo que para mí siempre es así esta primera vez para las chicas que padecemos esto, te imaginas tantos años no pudiendo entrar nada y ahora tenía que hacer esto, nervios!!!! Nervios tal que el primer intento de “ejercicio” (porque para mí al principio fue un ejercicio) fue un fracaso, de solo pensarlo, de los nervios se me cayó el aceite lubricante en la cama, al piso, hice un enchastre y bueno, el ejercicio paso a ser operación: limpiar todo!!!

Segundo intento, en dos días tenía mi sesión con Vivi y yo todavía no había hecho “los deberes”, no se había dado el momento y estaba intentando que no sea tan “planificado”.

Bueno, terminé claramente planificándolo. Hice antes los ejercicios como decía en la guía y entró, yo sabía que podía fallar, podía haber varios intentos, podía pasar que mi pareja pierda la erección por motivos obvios de estar nervioso por mí, de cuidarme, etc., pero nada de eso pasó, su pene entró y yo no me enteré, no sentí NADA, al punto de decirle: “estás seguro que entró?  Voy a hacer un paréntesis acá, para que no se malinterprete la palabra “nada”, para mí, no sentir nada fue increíble, porque mi mente sólo pensaba que me iba a doler, que me iba a molestar, que no iba a poder, que iba a sentir incomodidad de tener algo ahí adentro, pensé que capaz entraba pero que se iba a tener que quedar quieto porque no me iba a bancar ningún movimiento y nada de eso pasó. Fue increíble. Vivi me retó porque le dije que no sentí nada y nos reímos, pero no sentir NADA para mí fue sacarme 150 kg de encima que venía acarreando hace tantos años. No sentí placer claramente, estaba pensando solo en superar esto, pero ahora sabía que podía y eso ya iba a hacer que mi mente se relaje, que asocie que ya pude tener penetración, que ya sé que algo entra, y entonces así, ya poder descartar esa preocupación y poder centrarme más en el erotismo y el disfrute. Terminó todo el acto y de repente, empecé a llorar liberando todo lo malo y feo que había sentido tanto tiempo, tantas cosas guardadas que no las podía compartir con nadie. Fue muy liberador. Y hoy después de 7 sesiones, hace una semana que tuve mi primera penetración, y tuve dos encuentros más en donde la pasé muy bien y sigo sin caer, o sea no lo puedo creer todavía, pude cambiar el chip y disfrutarlo mucho. El día siguiente al que pude tener penetración, me levanté y salí a la calle pensando que puedo con todo, que, si pude con esto, podía contra cualquier cosa, es increíble mi cambio, mi mente, no sólo yo me doy cuenta (que soy muy cruel conmigo misma), mi novio también me dijo que estaba orgulloso de mi y que Vivi era una genia, “una genia esa doctora”, me dijo.

Y bueno, llegó la última sesión con Vivi, esa sesión fue basada en contarle como había sido mi experiencia de esa primea vez, y después un par de datos más para ayudar ahora a poder a hacerme un control ginecológico y hablar un poco de cómo sigue esto ahora, que hay que seguir practicando como cualquier músculo. En ese momento de la despedida no pude decirle las palabras que hubiese querido porque tenía (tengo) un nudo en la garganta y no quería que por culpa del llanto o de ese nudo, me quedaran cosas por decirle, así que va por acá:

 

Querida Vivi: probablemente nada de lo que te diga pueda hacerte dar cuenta de la alegría que tengo en este momento, de lo orgullosa que me siento de haberme puesto las pilas de esta manera, de lograr tanta constancia, porque después de tantos tratamientos abandonados, me doy cuenta de que eras vos. Eras vos, tu energía, tu dulzura, tu paciencia, tu trayectoria, tu forma, tu empatía, tu conocimiento la que me brindó el espacio y el tiempo para que pueda superar esto que era una traba en mi vida y en mi mente. Sólo alguien que pasa por esto sabe de lo que se trata éste problema que uno lo siente como si fueran kg encima.

No tengo más que palabras de agradecimiento por haberme acompañado y alentado siempre, por no dejarme bajar los brazos y por hacerme sentir tan plena como mujer. Yo sentía que no iba a poder nunca, y haber logrado esto para mi es importantísimo a nivel emocional, pareja, como mujer y ojalá en algún momento como mamá.

Mi pareja y yo te agradecemos infinitamente, yo sobretodo te voy a estar agradecida siempre. Y me animo a decirles a todas que esto tiene solución, que no es mágico, pero con constancia y practica se puede, yo lo veía tan lejano, pero fue increíble, todavía no lo puedo creer. Ojalá todas las que pasen por ésta disfunción puedan dar con vos porque sos la mejor.

Te mando un afectuoso abrazo a la distancia y nuevamente millones de gracias, gracias, gracias.


Abril   2023

Testimonio N° 73

Empecé el tratamiento en febrero los primeros días , anteriormente había ido a una ginecóloga que me había dicho que me tenía que operar si o si ; no me convenció mucho el tratamiento así que después de unos meses fui a otra en donde me recomendó una sexóloga y te encontré a vos por instagram . 


Hice todas las sesiones y en cada sesión fui avanzando con un dilatador más . En casa hice todos los ejercicios una vez por día , mayormente a la noche cuando estaba más tranquila . 
Esta semana pude concretar la penetración con mi ex novio , en donde hicimos ejercicios con el dilatador número 4 antes del acto . Me sentí muy cómoda . Me puse en la posición que me habías recomendado (yo abajo y el sentado) . Estoy muy feliz de haber llegado hasta vos Gracias por toda la info y el proceso .


Enero   2023

31 años

Testimonio N° 72

Hola a todas, les paso a contar mi testimonio.

Tengo 31 años, hace tres años me casé, y con mi marido teníamos dificultades cuando teníamos relaciones. Mis piernas se tensionaban, y ese dolor que sentía cada vez que intentábamos la penetración, eran dificultades que, si bien no nos traía problemas como pareja, me hacían sentir incompleta y frustrada..
Pasados dos años vinieron los controles ginecológicos, y con eso el hecho de no poder hacérmelos porque no permitía que nada entre dentro mio. Me acuerdo una de las veces que intenté hacerme la ecografia transvaginal, que la ecografista me dijo: "nunca me pasó esto" (el hecho de no poder realizar el estudio), al ver que yo no podia y tensionaba mis piernas. Eso terminó de generar en mí un sentimiento de angustia tremendo, creyéndome menos mujer por no poder lograr algo que, en teoría, es tan sencillo para la mayoria de nosotras.
Al contarle a mi ginecóloga esta situación, me mencionó que posiblemente era vaginismo, y que la única solución era empezar una terapia. Me acuerdo que cuando volví a casa aquel día me largué a llorar con mi marido, sentía por dentro mio: por qué me está pasando esto a mi?

Después de esto, como yo no tenía idea de qué era, me puse a buscar en internet sobre este problema y encontré un video de Vivi, en donde explicaba por qué nos sucede esto y también que tiene solución.
Tardé un tiempo hasta contactarme con ella, hasta que finalmente la llamé y rápidamente me dio una fecha para tener una sesión.

Durante la primer sesión charlamos, y me pareció tan cálida, una persona con la que podés hablar sobre todo sin sentir temor ni verguenza.

Me dijo los pasos a seguir con el tratamiento, el uso de dilatadores, y demás. Si bien al principio me sentía un poco rara por el tema de los dilatadores, sesión tras sesión veía que íbamos progresando, siempre con momentos de dificultad, pero teniendo en mente que con mucha práctica y constancia se puede lograr.

Cuando llegó el momento de utilizar el último dilatador y probar con mi marido luego, fue un sentimiento de satisfacción al saber que pudimos lograrlo, ya no tanto con las dificultades que teníamos antes. Fue todo un logro! Fue fundamental también para mi el apoyo de mi marido, sin la paciencia y el amor de él no creo que me hubiese animado a empezar el tratamiento. Es muy importante sentir ese acompañamiento.

Las animo a empezar el tratamiento, porque realmente tiene solución, y aprovecho para agradecer a Vivi por la paciencia y por animarme en cada momento, una excelente profesional.

Gracias! Les dejo un beso y ánimos!



Agosto   2022

Testimonio N° 71

Hola Vivi,

Antes que nada, quiero agradecerte por tu amabilidad, siempre me he sentido muy cómoda durante todo el proceso del tratamiento. Para mi era algo que venia sufriendo hace mucho y por diferentes cuestiones, no habia podido resolver el vaginismo. El tratamiento me pareció muy bueno, rápido, me hubiese gustado encontrarte mucho antes!! Tuve momentos en que mi exigencia me jugaba una mala pasada, sin embargo, vos estabas para decirme que iba bien!! y que me alegrara por los pasos dados. Hoy, con el tratamiento finalizado, me siento segura y plena. Parecería una pavada, porque venia disfrutando del sexo de todos modos, pero el hecho de que ahora pueda tener penetraciones, me hace sentir plena!
Recomiendo a aquellas mujeres que tienen este tema, que se animen, que el hecho de superarse este obstáculo, les cambia en un montón de aspectos... por lo menos, es lo que me paso a mi.
Gracias Vivi nuevamente!!

Beso y abrazo



Julio  2022

27 años

Testimonio N° 70 (Tratamiento Grupal)

Hola soy de México, tengo 27 años y les quiero compartir mi testimonio.

Fui parte del primer grupo de terapia para el vaginismo con Viví y estoy agradecida con la vida por permitirme esa experiencia.

Conocí a Viví en Instagram por mi desespero y frustración, ya que tenía un mes casada con quien dure casi 10 años de novia, un mes de casada y no lograba tener relaciones sexuales con penetración. Durante el noviazgo teníamos encuentros sexuales pero nunca logramos la penetracion, él lo sabía y buscábamos otras formas de disfrutar ese momento, aunque para mi siempre estaba esa inseguridad de no poder tener relaciones “completas”, ahora se que lo eran, aún sin penetración.

Yo creía que al casarme tenía que lograrlo, pero no, pase una luna de miel, no puedo decir que mala, pero si con momentos muy tristes para mi, él no lo supo pero no poder hacerlo me daba mucha tristeza, frustración e inseguridad, aún cuando él se mostraba muy comprensivo conmigo y nunca me forzaba a nada.

Hasta que en mi desesperada búsqueda conocí a Viví. No me animaba a enviar el mensaje que cambiaria mi vida, pero me armé de valor y la contacté, ya con la información decidí decirle a mi esposo lo que me pasaba. Lo escribí en una carta porque no quería que se me pasara nada, la cual leyó frente a mi y fue muy comprensivo, empático y amoroso.

Iniciando el proceso me sentí nerviosa pero me di cuenta que no estaba sola, que somos miles las que pasamos por esto y Viví siempre nos hizo sentir seguras, seguras de que con práctica y paciencia lo lograría.

La primera vez que intenté poner un dilatador fue raro y difícil, pero durante la semana con la práctica pude lograrlo, durante las próximas semanas tuve éxitos y algunos momentos no tan buenos, pero la motivación de Viví, mis compañeras y mi esposo me ayudó a seguir intentando hasta lograr introducir el último dilatador y algo que nunca había podido usar, un tampón.

Después de 7 sesiones grupales y un par de semana más de práctica, me anime a intentarlo con mi pareja y lo logré, la primera vez fue raro, muy mecánico y lloré de la emoción, no me dolió nada, solo lloré y reí de lo feliz que estaba de que al fin algo que pensé imposible pudo darse.

Las siguientes veces también fueron raras, y les digo que aún estoy en el camino de aprender lo que es más cómodo para mi y mi pareja, pero el paso que me ayudó a dar Vivi fue enorme. Ahora todo lo veo posible.

Recomiendo totalmente el trabajo de Vivi y la terapia grupal, en mi caso de manera virtual, ya que estuvo llena de aprendizajes, respeto, empatía, comprensión, motivación y un grupo de chicas súper valientes que me acompañaron en mi propio autoconocimiento.

Hoy puedo decir que estoy en búsqueda de mi primer bebé, gracias a Vivi



Junio  2022

28 años

Testimonio N° 69

Hola a todas!

Estoy hace un tiempito en el grupo pero no me había animado a escribir. Hoy estoy en lo que creo es la recta final del tratamiento y charlando con vivi me transmitió la importancia de poner en palabras y compartir mi experiencia.

Tengo 28 años. Desde mi adolescencia me costaron las relaciones.

Durante todos estos años conocí a muchos ginecólogos que no estuvieron ni cerca de ayudarme ni darme un diagnóstico preciso. Se limitaban a decirme que me relaje, que ya se iba a dar. Y así me fueron pasando los años, mientras pasaba de ginecólogo en ginecólogo, en el medio cambiando de profesional porque me daba vergüenza volver al año siguiente y decir que aun seguía siendo “virgen”.

Después de varios intentos fallidos y frustraciones de por medio, con mi novio decidimos relajarnos, dejar de forzar algo que no fluía y pasarla bien de otra manera. Creo que todas las que pasamos por esto bien sabemos que tener relaciones sexuales no es solo penetración.

Por mucho tiempo nos conformamos con eso, hasta que este año decidí investigar bastante antes de caer en el próximo ginecólogo. Así fue que di con una nueva profesional, que desde el primer momento empatizo totalmente conmigo, se involucró, naturalizó lo que me pasaba y no solo me escucho sino que me recomendó a Vivi. Al día siguiente sin pensarlo mucho me contacte con ella y a los pocos días inicié el tratamiento.

Cuando fui a la primera sesión, creí que estaba iniciando una terapia convencional, con alguien especializado en el tema. Y estando ya en la consulta fue que entendí que el tratamiento no iba a ser charlando, sino haciendo ejercicios. Debo admitir que habiendo ido con otra idea, al ver las velas, plastilinas y todo lo que ya ustedes conocen, un poco me asuste. Me fui bastante desorientada pero también entusiasmada, entendiendo que la terapia física era totalmente lógica para lo que me estaba pasando.

A lo largo de las sesiones tuve mejores y peores momentos. Puedo decir que de casi todas me fui con resultados satisfactorios si hablamos de avanzar con dilatadores. Aunque la angustia y miedo siempre estuvieron presentes.

El tratamiento no solo me ayudo a dilatar, sino también a liberar. En varias sesiones llore mucho, con una angustia contenida que por mucho tiempo no había podido sacar. Cada vez que tocaba un dilatador nuevo sentía que no iba a poder hacerlo, veía el tamaño y me daba miedo. No entendía como eso podría entrar dentro mío si por tantos años no lo había podido hacer.

De a poco fui progresando, aunque no fue fácil. Recuerdo que con uno de los primeros dilatadores salí tan agotada que llegue a casa sintiendo que me había pasado un tren por encima. Había salido de la sesión con las piernas temblando y débiles.

Esa sensación de a poco se fue yendo y me fui fortaleciendo. Aunque me permití llorar todas las veces que necesité (durante los ejercicios muchas veces) y que mi cuerpo reaccionara como pudiera. Con el correr de las sesiones toda esa angustia y agotamiento corporal post ejercicios se fueron yendo.

Hoy puedo decir que a menos de dos meses de conocer a vivi pude mantener relaciones con penetracion sin sentir ningún tipo de dolor. Vivi me había adelantado que en pocas sesiones se podrían lograr grandes resultados, pero nunca creí que podría ser yo uno de esos casos. Menos que podría resolver en tan poco tiempo un padecimiento que había tenido toda mi vida. Totalmente sorprendida de todo lo que puede lograr nuestro cuerpo si encontramos al profesional adecuado que nos ayude y acompañe con el amor que ella lo hace.

Me gustaría decirles a las que están iniciando el tratamiento que no tengan miedo, y confíen en ustedes mismas. Yo no confiaba ni un poquito y pude lograrlo. No importa cuantos años hayan padecido esto. Como bien algunas dijeron ayer, yo también me arrepentí de haber dejado pasar tanto tiempo. Pero las cosas se dan por algo y cada una sabe cuando está lista para enfrentar y superar el problema.

En mi caso creo que fue importante también el acompañamiento que tuve por fuera del consultorio. Mi pareja, quien estuvo siempre predispuesto a colaborar en todo lo que pudiera con el tratamiento y darme mi espacio siempre que lo necesite. Y mis amigas de toda la vida que aunque no con tanto detalle, sabían lo que me pasaba y cuando necesité y me sentí segura pude descargarme con ellas. No creo que esto haya sido menor, haber superado esto acompañada es algo que considero un privilegio. Recomiendo plenamente a quienes tengan vínculos similares que lo compartan. Si bien es un tema muy privado, hablarlo, contarlo, naturalizarlo aliviana muchísimo. Somos nosotras mismas las encargadas de llevar el tratamiento adelante, pero como todo en la vida, en compañía siempre es más fácil.

 

Gracias a todas por compartir sus experiencias en este grupo, a pesar de no haber estado activa comentando las leí siempre y muchas veces me ayudaron sus testimonios ♥️


Mayo 2022

30 años

Testimonio N° 68



Hola a todas! Quería contarles de mi experiencia en el tratamiento. Estuve con gineco y sexóloga pero no lograba poder tener relaciones sexuales con penetración con mi pareja. Ya llevaba más de un año con este problema cuando leí sobre Vivi y su tratamiento. En 4 sesiones pude ir logrando avanzar con los dilatadores y tener nuevamente relaciones con mi novio. El cambio fue muy rápido, gracias al acompañamiento de Vivi. Sentía que era algo que no iba a poder resolver nunca, pero me ayudó muchísimo el tener información real sobre la causa del problema. El cuerpo es maravilloso si sabemos escucharlo. Estoy muy contenta con mis avances y con haber conocido a Vivi.

Si de algo les sirve mi historia y puedo ayudarlas, cuentan conmigo.



Mayo 2022


26 años


Testimonio N° 67

Hola! Quiero en este espacio pasar a contar un poco de mi experiencia y proceso en el tratamiento del Vaginismo, tema tan poco conocido y hablado, pero que existe y muchas chicas como yo lo guardan por mucho tiempo. Mi primera experiencia fue a los 17 años cuando intente por primera vez tener relaciones, sin información de cómo sería ese momento no pude llegar a la penetración, ya que sentía dolor y era como si tuviera una pared en mi vagina, esa experiencia me frustró mucho porque luego de eso por vergüenza y desconocimiento no pude charlarlo con nadie y pensaba que era mi culpa. En ese entonces no sabía que fue lo que paso, nunca había consultado a una ginecóloga, no tenía información y fue cuando me di cuenta que tampoco conocía mi propio cuerpo, nunca me había colocado un espejo para mirarme, nunca me había tocado más que por encima de la ropa.

Fue pasando el tiempo…fui conociendo personas e intenté varias veces poder a llegar al coito, las relaciones siempre terminaban en lo mismo, en encontrarme sin entender que era lo que pasaba, con angustia y por vergüenza me alejaba, hasta el punto de llegar a frustrarme tanto que evitaba la intimidad y conocer a gente. Hubo una etapa en que me cerré completamente en mí.

Buscaba información en internet ya que tampoco me animaba a consultar por este tema a una ginecóloga, hasta que me encontré con la palabra “Vaginismo” que nunca había escuchado, empecé a leer más del tema y a sentirme identificada con lo que me pasaba, pero aun así no sabía cómo encarar el problema, asocié desde entonces el vaginismo con lo que me pasaba y era un asunto pendiente conmigo misma que debía resolver, pero ¿cómo? ¿se puede lograr?, eran las preguntas que siempre me hacía.

Una de esas noches en la que buscaba respuestas en internet o algo que me pueda ayudar me encontré con el blog de Vivi, fue cuando me puse a leer los testimonios de cada chica y parecía que cada palabra describía lo que venía pasando hace mucho, me emociono y me animo saber que hay otras chicas que les pasaba lo mismo, siempre pensaba que era algo raro que me pasaba a mi sola porque nunca había escuchado a alguien que tenga ese problema.

Gracias a los testimonios fue que me anime a intentar resolverlo y me contacte con Vivi, con miedo y ansiedad siempre, pero decidida a intentar. Vivi desde la primera sesión me ayudo a empezar a conectarme con mi cuerpo, a conocerlo, que era por donde debía empezar, a ponerme un espejo entre las piernas, a tocarme, a usar la respiración para controlar las contracciones que tenía y luego pasar a los dilatadores, gran desafío para mí..! no pude en un primer intento, pero con practica y constancia lo logre.

Todo este proceso me llevo unos 4 meses, donde me encontraba semanalmente con Vivi, fue este último mes donde después de tanto tiempo me anime a llevar la practica con un chico y pude llegar al coito sin dolor!

Más allá de eso que fue en principio el problema, hoy con 26 años siento que pude resolver un pendiente que tenía conmigo misma, siento seguridad de mi cuerpo y estoy aprendiendo a darle tiempo, a ir a mi ritmo.

Quiero decirle a las chicas que estén pasando por esto que se animen a hablarlo y resolverlo, porque si se puede! Si se encontraron en este blog están en el lugar correcto.

Me siento más que agradecida con Vivi por la paciencia y empatía con la que acompaña en cada sesión, me siento feliz de haberla encontrado. Y otro pilar muy importante para mi fue poder sentirme acompañada con las chicas que también realizaban el tratamiento, poder compartir logros y dudas fue de gran motivación para seguir.


Abril 2022


25 años


Testimonio N°66


Tengo 25 años y acabo de terminar el tratamiento del vaginismo con Vivi. A los 18 fue la primera vez que intenté el coito en pareja pero no pude lograrlo, muchas presiones, miedos, inseguridad, dolor. Fue así que me encerré en una burbuja por unos cuantos años, hasta que a los 24 pude ponerle un nombre a eso que me pasaba, era vaginismo, y a muchas otras chicas les pasaba lo mismo! Yo sentía que el problema era solo mío. Conocí a Vivi por un vivo en instagram, y después de unos meses me contacté con ella. La primera sesión fue de conocimiento, educación sexual (la que muchas veces nos falta), y luego tres sesiones más donde trabajamos con relajación, ejercicios de kegels y dilatadores. Algo que me gustaba hacer, era después de cada pasito que avanzaba me compraba un chocolate, me daba un baño de sales aromáticas, un mimo para reconocer cada logro. Así, después de tres sesiones y práctica en casa, logré mí ansiada alta, di por acabado el vaginismo. Pero quiero destacar la empatía y confianza que te da Vivi en cada encuentro, lo que hace que una quiera avanzar en el tratamiento. Mí proceso fue quizás rápido porque previamente venía con algo de práctica, pero lento o rápido, no importa, cada una tiene sus tiempos y hay que respetarlos!

También quiero destacar que después de haber terminado el tratamiento pude animarme a sacar turno con la ginecóloga y empezar a cuidar mí salud sin miedos. Solo palabras de agradecimiento con Vivi, gracias!



Febrero 2022


26 años


Testimonio N° 65


Soy una chica de 26 años de México, antes no sabía que existía el vaginismo, mi personalidad me hacía ser muy reservada, muy tímida y jamás pensé que tendría problemas para tener relaciones sexuales, tuve un novio con el cual duré 5 años y medio y uno de los motivos por los que terminamos fue porque no podíamos tener relaciones sexuales, nunca tuvimos sexo con penetración, hacíamos cosas diferentes y una vez intentó penetrarme y no podía porque había dolor, yo sentía que era normal hasta que lo seguía intentando una y otra vez y pensé igual que era normal y que quizá así les dolía a todas la primera vez, mis amigas y ginecólogo me decían que si era normal que doliera mucho, que no era nada agradable pero yo sentía que era un dolor que no podía tolerar, y pensaba en la idea de que ojalá algo estuviera mal en mí anatómicamente que requiriera de cirugía o algo similar porque no aceptaba la idea de que era normal y así dolía siempre. Investigando en internet encontré el concepto de “vaginismo” y yo misma me puse ese diagnóstico, investigaba que había ejercicios que hacer pero nunca lo intente realmente, buscaba sexólogos en mi país y no encontraba nada, hasta que encontré la página de Vivi, me contacté con ella y comencé mi tratamiento un tiempo después de contactarla, tenía miedo de que no funcionara, que me tomara mucho tiempo, que fuera doloroso, que por la distancia no fuera igual y un sin fin de cosas que me pasaban por la mente, hasta que comenzamos, la primera cita me hizo una serie de preguntas que le ayudarían a saber el motivo de mi problema, me sentí cómoda, me hizo sentir en confianza, me dijo los materiales que necesitaríamos y me explicó el tiempo promedio en que las chicas logran terminar el proceso.

Cuando comencé supe que este proceso era de mucho compromiso conmigo misma, que si lo hacía era por y para mi, así que tenía que practicar mucho, y ser muy paciente y constante, no logré introducir la velita la primera sesión pero luego fui practicando sola hasta que por fin entró, en ese momento sentía que era un sueño hecho realidad porque por mucho tiempo yo sentía que nunca entraría ni un dedo a mi vagina, para empezar yo lo podía tocar mi vulva, y mi vagina mucho menos, era una parte muy sensible para mi, no conocía realmente mi aparato reproductor físicamente si no que solo por imágenes, sabía dónde se encontraba cada parte pero no sabía exactamente dónde estaban en mi cuerpo, así que las primeras sesiones me sirvieron para conocerme, poder tocarme sin sentirme vulnerable o muy sensible, conforme iba avanzando lograba agregar un tamaño más y me fui sintiendo cada vez más feliz porque lo estaba logrando, me servía mucho el masturbarme para poder estar más lubricada y los dilatadores entraban con mucha más facilidad, había días en los que tenía pereza pero aún así hacía los ejercicios, otros en donde si me permitía descansar pero lo retomaba, cuando por fin logré introducir el último dilatador no lo podía creer, pensé que no podría introducir un tamaño más grande, por eso estoy más que agradecida con Dios por haberme puesto en el camino a Vivi, quien fue muy paciente y que sin ella no lo hubiera podido lograr. Yo invito a las chicas que estén leyendo esto a que se animen, que si yo pude, ustedes también pueden, yo las entiendo si tienen miedo e inseguridad, yo lo sentí pero fui muy valiente por intentarlo y ahora sé que valió la pena cada práctica, cada cita y cada peso que pagué, porque ahora tengo un peso menos de encima. 


Muchísimas gracias Vivi por acompañarme en mi proceso y por ser tan accesible.





Diciembre 2021


17 años


Testimonio N° 64


Al escribir este mensaje pienso que la palabra para describir este momento es decir que todo

este proceso fue revitalizante y constructivo. Me siento una guerrera al pie de la batalla con la

victoria asegurada, pero con la certeza de que Vivi estuvo y va a seguir estando conmigo.


Todo este proceso fue una lucha constante, con muchísimos cansancios mentales y físicos. Por

sobre todas las cosas esto fue un camino de espiral, con altos y bajos, más que una sencilla

caminata lineal.


En cuanto a mi secreto para los avances semanales y la superación del vaginismo, podría

decirte que practiques casi todos los días, esto hará que al pasar al siguiente dilatador puedas

hacerlo bastante rápido y sin molestias.

Por último, a toda mujer que por alguna razón u otra está leyendo este testimonio: anímate a

hablar y buscar ayuda, esto es más común de lo que creemos pero también más fácil que la

idea que seguramente tenes en tu cabeza, así que estoy segura de que lo vas a solucionar,

aunque tengas que batallar.



Octubre 2021


20 años


Testimonio N° 63


Hola! soy de San Luis, tengo 20 años, me contacté Viviana Tobi quien encontré gracias a Instagram y comencé el tratamiento (fueron alrededor de 7 u 8 sesiones) el 1 de septiembre. La primera sesión se me explicó absolutamente todo (incluso cosas sobre ESI que yo no sabía), los elementos (consoladores) que ibamos a diseñar a medida que fueran pasando las sesiones, entramos en un ambiente de confianza increíble en cada una de las sesiones y sin presiones. La Doc es muy paciente y te ayuda a tener más confianza en vos misma. 

 

 Al principio me costó un poco pero ya en la segunda sesión agarre más confianza y fui avanzando con el número de dilatadores. Todo es paciencia, práctica pero primordialmente confiar en el profesional que tenés al lado. 

 

Hoy, 30 de octubre puedo decir. Vencí el vaginismo. Tuve la primera penetración con mi novio, no hubo dolor ni nada por el estilo. Hicimos los ejercicios que Viví nos enseño, explico e informó, él me ayudó y pudimos hacerlo sin ningún problema. Por lo tanto, volvimos a repetirlo hoy 31 de octubre sin problemas, lo cuál nos emocionamos mucho. 

 

La recomiendo 100%. Ninguna de ustedes se van arrepentir. No están solas. Un abrazo Viví y muchas gracias por ayudarme! 



Septiembre 2021


40 años


Testimonio N°62



UN PEQUEÑO Y GRAN CONSEJO


MUCHAS MUJERES NO HABLAMOS DEL TEMA O CALLAMOS POR

VERGUENZA. SENTIMOS QUE SOLO NOS PASA A NOSOTRAS Y A NADIE MÁS. LO

PEOR ES SENTIRSE MENOS MUJER.

MUY CERCA DE LOS CUARENTA AÑOS ME CANSÉ DE TANTA ANGUSTIA Y

DECIDÍ AFRONTAR ESTE GRAN TEMOR: VENCER EL VAGINISMO. LO LLEVO

CONMIGO DESDE HACE MUCHOS AÑOS (CASI LA MITAD DE MI VIDA) SE

IMAGINARÁN QUE GRAN DOLOR SE FORMA EN EL ALMA.

PRIMERO ACUDÍ A UNA GINECÓLOGA (JAMÁS PUDE HACERME UN

ESTUDIO MÉDICO QUE INVOLUCRARA MIS GENITALES) ELLA ME PUSO ENTRE LA

ESPADA Y LA PARED. - QUIERO SER MADRE- LE DIJE. A LO CUAL, ME CONTESTÓ:

CUÁL ES TU PRIORIDAD: SER MADRE O VENCER EL VAGINISMO? PENSALO Y

DESPUÉS VOLVÉS. PERO (ME ACLARÓ) ES MUY IMPORTANTE QUE HAGAS

TERAPIA .

PENSÉ EN MUCHÍSIMAS SOLUCIONES MÁGICAS Y UTÓPICAS PERO, EN EL

FONDO, SABÍA QUE DEBÍA TRASPASAR ESTE GRAN MONSTRUO, NO DEJAR QUE

ME DOMINARA.

DURANTE TODO ESE MES ESTUVE MUY TRISTE PORQUE AUNQUE

QUISIERA HACERME INSEMINACIÓN, TODO DERIVABA A UN EXAMEN

GINECOLÓGICO PREVIO. CUANTAS EXCUSAS PARA EVITAR PROGRESAR. ERA

MÁS SENCILLO LAS RESPUESTAS UTÓPICAS QUE BUSCAR UNA AYUDA REAL. NO

QUERÍA QUE NADIE MÁS SE INVOLUCRARA EN MI VIDA PERO ESTO AFECTABA MI

MATRIMONO Y MIS DESEOS PERSONALES.

UN DÍA BUCEANDO POR LAS REDES ENCONTRÉ UNA TERAPIA QUE ME

LLAMÓ LA ATENCIÓN. LA MISMA ESPECIFICABA AÑOS DE EXPERIENCIA SOBRE

EL TEMA Y MUCHISIMOS CASOS IGUALES AL MÍO. NO LO DUDE Y ME

COMUNIQUÉ. SE ME EXPLICÓ CON DETALLES DE QUE CONSTABAN LAS

SESIONES, LO HABLE CON MI MARIDO, Y ME ADENTRÉ EN ESTE GRAN DESAFÍO.

ACLARO QUE STOY CASADA Y HACE AÑOS EN PAREJA. CORRO CON LA

FORTUNA QUE ES UN GRAN COMPAÑERO Y ME APOYA DESDE EL PRIMER

MOMENTO. SIEMPRE COMPRENDIÓ LO QUE ME SUCEDÍA, JAMÁS ME PRESIONÓ A

NADA. PERO ME HIZO ENTENDER QUE NO DEBÍA RENDIRME. EN EL FONDO YO

SABÍA QUE AUNQUE NO LO EXPRESARA, EL HECHO DE RENDIRME, LO

AFECTABA.

LAS SESIONES PRÁCTICAS ERAN NOVEDOSAS PARA MI. TENÍA QUE ESTAR

FRENTE A MI TERAPEUTA EXPRESANDO MIS MIEDOS E INQUIETUDES. CON EL

TIEMPO, COMENCÉ A DESCUBRIR MI GENITALIDAD Y DERRIBAR DEMASIADOS

MITOS INCULCADOS. TUVE MIS ALTIBAJOS, LLORÉ, ME FRUSTRÉ, ME ENOJÉ

PERO CADA PEQUEÑO PROGRESO ME HACÍA FELIZ, ME INCENTIVABA A

CONTINUAR. PASABA DE UN DISPOSITIVO A OTRO. DE UNA PEQUEÑA

PENETRACIÓN A UN TOTAL CONOCIMIENTO DE MI SEXO.

PASARON LOS MESES, CADA SESIÓN RESULTÓ FUNDAMENTAL. ASÍ LLEGÓ

EL GRAN DÍA EN QUE YA NO EXISTÍA MÁS EN MI EL MIEDO A LA PENETRACIÓN.

SUPERÉ EL VAGINISMO. AHORA ERA EL MOMENTO EN QUE MI PAREJA SE

UNIERA A ESTE TRATAMIENTO.

PRIMERO DEJÉ EN SUS MANOS EL CONTROL. PORQUE EL PENSAR QUE YO

TENÍA TODO EL CONTROL, ME HACÍA SENTIR SEGURA COMO SI NADIE ME

PUDIERA LASTIMAR. PERO ME ESTABA MINTIENDO. ACEPTARLO FUE LO MÁS

DIFÍCIL PARA MI.

CON EL TIEMPO EL TOMÓ EL DISPOSITIVO Y, LUEGO, LO DEJAMOS A UN


LADO PARA LLEGAR AL COITO. NUESTRO PRIMER ENCUENTO FUE MUY

ESPECIAL. LO MÁS IMPORTANTE ES ESTAR RELAJADOS Y EVITAR CUALQUIER

TIPO DE PRESIÓN. ES MUY IMPORTANTE CADA PRACTICA Y, EN ESPECIAL,

ESCUCHAR LOS CONSEJOS. DEJAR DE SER NECIAS.

EN LA ACTUALIDAD, YA NO POSEO VAGINISMO PERO CONTINUAMOS

TRABAJANDO EN PAREJA PARA UNA MEJOR SEXUALIDAD Y CALIDAD DE VIDA.

SÉ QUE ES DIFÍCIL, SÉ QUE PENSAS QUE NO HAY SOLUCIÓN, SÉ QUE TE

SENTÍS MENOS MUJER, SÉ QUE EL MIEDO ES UN MONSTRUO GIGANTE QUE NOS

DOMINA, LO SÉ PERO RENDIRSE NO ES UNA ALTERNATIVA. SEGUÍ LUCHANDO,

NO IMPORTA LA EDAD.



Agosto 2021


36 años


Testimonio N°61


Antes que nada, quiero agradecerte por tu amabilidad, siempre me he sentido muy cómoda durante todo el proceso del tratamiento. Para mi era algo que venia sufriendo hace mucho y por diferentes cuestiones, no habia podido resolver el vaginismo. El tratamiento me pareció muy bueno, rápido, me hubiese gustado encontrarte mucho antes!! Tuve momentos en que mi exigencia me jugaba una mala pasada, sin embargo, vos estabas para decirme que iba bien!! y que me alegrara por los pasos dados. Hoy, con el tratamiento finalizado, me siento segura y plena. Parecería una pavada, porque venia disfrutando del sexo de todos modos, pero el hecho de que ahora pueda tener penetraciones, me hace sentir plena!

Recomiendo a aquellas mujeres que tienen este tema, que se animen, que el hecho de superarse este obstáculo, les cambia en un montón de aspectos... por lo menos, es lo que me paso a mi.

Gracias Vivi nuevamente!!


Beso y abrazo




Julio 2021


34 años


Testimonio Nª 60


Fue hace 11 años cuando tuve mi primer visita al ginecólogo que me diagnosticaron  "Vaginismo", la profesional en ese momento, no supo guiarme ni ayudarme, al contrario, me trato como si estuviese loca, me dijo cosas hirientes que me llevaron a cerrarme mas y a no querer consultar ni hablar del tema con ninguna otra persona. Solo lo sabíamos mi pareja y yo.

Dije ya está, voy a resolverlo sola, pero fueron pasando los años y seguía igual. Siempre sentí como si la vagina no fuese parte de mi cuerpo no quería ni mirarla. Cada vez que trataba de introducirme un dedo no podía, sentía dolor, como si tuviese una pared impenetrable, y ni hablar de de tratar de introducirme un tampón, cada vez que lo intentaba terminaba en una crisis de llanto;  Por qué me pasa esto a mí? por qué no puedo ser normal como las otras chicas?

Hace unos meses a través de un grupo de facebook de Vaginismo logre llegar a Vivi por medio de una chica de España que me habló de las terapias en Latinoamérica y me paso su contacto, al otro día le escribí por whatsapp y coordinamos un encuentro para la misma semana. Por primera vez en tantos años estaba decidida a hacer lo que fuera necesario para superarlo.

Recuerdo la felicidad que me provocó introducir la velita en el segundo encuentro. 

En mi caso fueron 9 sesiones en las fui introduciéndome los dilatadores progresivamente semana a semana, siempre me sentí muy motivada a practicar todos los días, cada día que pasaba me sentía más cerca de la meta.

Y así fue cómo hace una semana, pudimos lograr la tan ansiada penetración, fue un momento de mucha felicidad, lograr lo que siempre sentí tan lejos!

Pero todo esto no hubiese sido posible sin el apoyo y la motivación de la Gran Vivi durante todo el proceso. Le voy a estar agradecida toda la vida!.

A veces pienso porque no la conocí antes, pero si todo se dio así fue por algo…Cómo me dice mi pareja Dios le da las batallas más difíciles a sus mejores guerreros! 

Por eso a todas las que estén pasando por esta misma situación anímense a pedir ayuda y a empezar el tratamiento, van a ver cómo en muy poco tiempo les cambia la vida!





Abril 2021


46 años


Testimonio Nª 59

 

En los últimos meses, tras varios años de trabajo psico- emocional (trabajar en mis límites, bajar más y más al cuerpo, mirar mucho más mi vulva, entender limitaciones y creencias), me di cuenta, a través de varios materiales, que la seguridad era crucial para mí. Fue creciendo poco a poco la conciencia de que, a cierto nivel, no me había estado sintiendo segura, el cuerpo entraba un poco en "susto" al intentar la penetración, y las pocas veces que lo había hecho en los últimos dos años, solo había conseguido, tras mucho esfuerzo, que una pequeña porción del pene entrara en la vagina.


Tras tener un momento de claridad en Enero, me encontré en Marzo haciendo una búsqueda por Instagram y encontrando a Viviana... Me resonó la forma en que hablaba del proceso, y pedi cita para sesión con ella. Yo llevaba un camino de 6 años de recorrido con el vaginismo, y había encontrado mucha información, ahora me faltaba bajar al proceso concreto de "pulir" el trabajo con los dilatadores más grandes, y transicionar al pene. Desde el principio, me gustó que Viviana iba a lo práctico, que es lo que yo también estaba necesitando, porque vengo de hacer bastante trabajo no físico en estos años. Me faltaba ponerme, las ganas y el convencimiento estaban ahí. Las instrucciones para dilatar y respirar fueron claras. El introducir el dilatador con la expiración, y dejando la voz salir también ayudó mucho, notaba que sí conseguía introducir más trozo del dilatador de esa manera... Poco a poco, se me fue haciendo fácil, ya tras la primera sesión, introducir un dilatador de pyrex de 11cm de circunferencia. Esto me daba mucha tranquilidad. Veía que estaba pudiendo con las metas marcadas... Cuando llegó mi pareja y pudimos por fin probar, tras un ratito dilatando (como unos 20 minutos), me sentí cómoda y probamos. Mi sorpresa fue que logramos introducir el pene con mayor facilidad que cualquiera de los dilatadores, se sentía super natural. El acompañamiento de Viviana me ayudó a mantener lo mental a raya, a acercarme a este último trecho del camino de forma desenfadada y lúdica, y me dió el marco que estaba necesitando para dar forma al proceso en sus últimos estadios. Después unas pocas sesiones, se presentó el momento de probar, y fue un éxito!!  y a lo largo de un par de semanas, se pudo continuar teniendo penetración, adaptándome y relajándome en ello cada vez más. Estoy encantada de haber buscado y encontrado a la persona que me supo acompañar y guiar en este tramo tan crucial del camino. 


Sé que este camino no termina aquí, ni mucho menos, y es un gusto saber que puedo contar con Viviana para cualquier duda, o para acompañarme en cualquier otra fase, de aquí en adelante.


Febrero 2021

26 años

Testimonio N°58

A los 18 años intenté tener mi primer relación sexual con penetración con mi novio y me fue imposible, sentía como si no tuviera agujero y al insistir un poco sentía mucho dolor y no podía seguir. Continuamos insistiendo durante varios años y no había caso, hasta que me terminé separando, luego de 7 años de relación. Por vergüenza no le pude comentar a nadie sobre este tema. Un año después, comencé a salir con otro chico, y por vergüenza a decirle que no había podido tener relaciones con penetración me dispuse a buscarle una solución al tema. Ya más relajada, me puse a investigar por Internet y encontré el blog de Vivi y su Instagram. Me ayudaron mucho los videos que tiene publicados en su perfil y los testimonios de otras chicas que habían vivido procesos similares. Me sentí feliz de saber que existía una solución y decidida a superar este obstáculo, inicie un tratamiento con Vivi. 

Primero tuvimos una charla sobre mi historia, luego me fue contando en que consiste el tratamiento, conocí mejor mi cuerpo y comencé a realizar los ejercicios indicados. Practiqué los ejercicios todos los días y poco a poco iba notando mi progreso. Cuando logré insertar varias veces el tutor más grande y ya no sentir molestias con él, intenté tener sexo con penetración. En ese momento, me concentré en relajarme y simplemente disfrutar, y con la ayuda de un buen lubricante logré tener sexo con coito y sin dolor!!! Algo que pensé que era imposible!! Continué practicando los ejercicios, y si bien hay veces que me cuesta más que otras poder ser penetrada, creo que la clave está en la relajación y en no forzarse. 

En mi caso fue un proceso bastante rápido, ya que fue una mezcla de realizar los ejercicios adecuados mis, mis deseos de superar este obstáculo cuanto antes y mi constancia. Espero que mi historia sirva para que las personas con vaginismo sepan que se puede superar. Gracias Vivi por toda tu ayuda y por darme el empujón para lograr superarme!!!


Enero 2021

28 años

Testimonio Nº57


Les quería resumir un poco sobre mi antes y mi después de contactarme con Vivi!!

           

Este mes cumplí 28 años, hace 11 que estoy en pareja,  hasta el año pasado nunca había podido tener una penetración, mi temor era siempre sentir dolor, ni siquiera lo intentábamos ya los últimos años! Aunque con mi pareja esto no traía problemas ya que buscábamos otras formas, pero en mi mente siempre estaba pensando en eso, en que era virgen sentía que me faltaba algo ,que no iba a poder ser madre que es algo que siempre quise y que estaba dejando pasar el tiempo,  ya que no buscaba ayuda y ni siquiera se lo había podido contar a alguien, me provocaba mucha vergüenza! 


En enero del año pasado cuando cumplí 27 recién empecé a buscar en internet y leí sobre Vivi, soy de Entre Rios y justo en febrero salía de vacaciones, hablé con mi pareja sobre empezar el tratamiento y viajamos para tener una consulta con Vivi, sin turno sin nada , con la mala suerte que una vez que estaba decidida y con todo el miedo, vergüenza porque ni siquiera iba al ginecólogo fuimos y justo Vivi estaba de viaje! Deje mi número y a la semana me hace una video llamada y me explica todo sobre el paso a paso del tratamiento,  la verdad que no le tenía nada de fe, yo decía como lo voy a hacer online que ella ni siquiera me miro ni nada , (yo pensaba que ni agujero tenía) pero bueno ya estaba decidida y aparte por primera vez había podido hablar con alguien del tema. El 17 de febrero empecé con el tratamiento me acuerdo que leí los testimonios antes y la mayoría decía que ya en la primera sesión habían podido con la velita más chiquita, ese día yo no puede estaba muy frustrada,  pero al día siguiente probé y probé hasta que lo logré, no lo podía creer! es más no sentía nada de dolor y antes de la próxima sesión ya había agregado un tamaño más! Había veces que uno me llevaba más tiempo que otros y también de una semana a la otra retrocedía pero siempre trataba de seguir y practicar lo más que podía aunque había veces que ni ganas pero siempre viví me alentaba a seguir!! 


En Julio logré eso que tanto tiempo guarde conmigo y que creía que era imposible que nunca lo iba a poder lograr no podía creer, aunque siempre al principio el miedo está, cada vez empecé a lograrlo y entraba más fácil,  a veces más incómodas que otras pero siempre me terminó gustando eso que creía que no era algo para mi que yo no iba a poder disfrutar nunca!! Todavía no puedo creer lo mucho que cambió mi vida en un año para el otro por eso quiero agradecer a Vivi por toda su ayuda y apoyo... Y contarles que termine el año buscando eso que más que nada me llevó a empezar el tratamiento y llegó antes de lo esperado 🤰🏻🥰


Así que chicas mucho animo y mucha práctica que si se puede y lo van a lograr!



Enero 2021

34 años

Testimonio Nº56


Tengo 34 años, soy de México; hace dos años por la serie “Sex education” de Netflix, me enteré que existe el “Vaginismo” y me sentí totalmente identificada con este padecimiento, que no sabía, ni entendía qué era lo que me sucedía cuando buscaba tener relaciones con penetración. Llevo más de 10 años con mi pareja, con la cual nos llevamos increíble y si existen las almas gemelas, no tengo duda que encontré a la mía. Vivía en constante frustración, porque lo más bonito que puedes hacer en pareja no lo lograba, no entendía por qué? Una pared invisible, que por más ganas, no nos dejaba avanzar. Una culpa inmensa desde que nos casamos, porque ya no sólo era por “cachondeo” sino también por querer completar y formar una familia. 

Después de ver la serie y platicando con mi esposo, me armé de valor en buscar a un especialista, mal que bien encontré a una Sexologa que confirmo que lo que padecía era “Vaginismo”. No complete el tratamiento en aquel momento, al sentirme juzgada por la experta. El tiempo pasó y con más frustración que nunca, llegó la pandemia de Covid-19 y nos mandaron a casa, a encerrarnos no solo en nuestro hogar, si no en nuestros cuerpos y pensamientos y el valor surgió ahí, entre el insomnio y ansiedad de querer avanzar con mi vida, tomé la decisión de volver a buscar ayuda, alguien que me guiara por este camino y un ataque de pánico fue la puerta de entrada a hundirme en mis pensamientos y encontrar paz en ellos. Empecé a ver a una psicóloga que me ayudó mucho a encontrarme y perdonar pero no sentía que avanzara físicamente y después de una sesión bastante fuerte, empecé a indagar en Instagram y encontré a Viviana Tobi, vi sus lives que tiene en su perfil y testimonios y decidí escribirle, contesto a los dos días y me comentó que me podría atender vía Skype. 

La primera vez que hablamos me compartió tanta ilusión, al decirme que esto sí se podía curar y lo más fascinante es que en “meses” que con ella haría mis propios expansores y avanzaríamos juntas semana a semana. Recuerdo que me enseñó fotos de vaginas y me pregunto si podría identificar mi vagina en una foto, pensé OMG nunca la he visto con detenimiento, algo tan básico e íntimo, no había tenido ese acercamiento conmigo misma. Y así, poco a poco, semana tras semana, fui conociendo y explorando mi cuerpo, me di cuenta que esa pared invisible iba desapareciendo, que mi vagina abría sin dolor. Mucha constancia y práctica, con días buenos y otros no tanto, cada expansor fue un reto distinto. Ofrecía mis cesiones “a mi” a tener un espacio para mi, con música, aroma terapia y mucha paciencia, fui avanzando. Desde el principio fui compartiendo con mi esposo mis avances, sensaciones y lo que iba viviendo, le fuimos tomando con humor. Siempre agradeceré sus ánimos y porras y brazos para los días malos. Es importante recalcar que no es un camino lineal, pero si la constancia trae el avance. El último dilatador, cómo me costó, solo lograba introducirlo 6-8 centímetros nunca entendí porque no quiso avanzar, fueron semanas de mucha frustración. Pero mi meta era clara y en esos 4 meses iba a estar lista.

Llegaron las fiestas y más frustrada que nunca pensé que no lo lograría y que mejor seríadescansar algunas semanas para el último esfuerzo, pero llegó el año nuevo y entre el deseo más profundo, la ilusión de un nuevo año y un poco de champaña, de un momento a otro “lo logramos” no podía creerlo, mi cuerpo avanzó y fluyó, mi cabeza no comprendía que lo habíamos logrado por fin. Aceptar mi cuerpo, fue una pieza fundamental en este último escalón. Para todas aquellas que viven con miedo al dolor, a perder la virginidad y otras ideas más, les quiero compartir que no hay nada que perder si no de ganar tu sexualidad ¡que si se puede! Que con empeño, confianza y valor, venceremos nuestros miedos, que como todo, es esfuerzo constante, que las primeras veces son raras pero una vez que estás ahí, vas avanzado, que de paso a pasito se pueden dar zancadas. Mi profundo agradecimiento a Vivi Tovar, que como bien dice su nombre

“Viví” gracias a Vivi! Gracias por comprendernos, por tus porras, entusiasmo y paciencia en cada sesión. Por desarrollar una metodología que realmente funcione. También por formar el grupo, una comunidad, con chicas que están viviendo lo mismo, hace que te sientas acompañada en esta batalla que normalmente vas sola. Pues ahora a disfrutar y encontrar el placer con mi esposo :)



57 años

Noviembre 2020

Testimonio Nº54 

 

Hola a todas:

Quiero contarles en esta reseña, como algo tan potente como el miedo, consigue bloquear nuestro cuerpo, y producir  mucho sufrimiento por largos años. Sólo la fe en uno mismo y la creencia de que pueden vencerse todos los obstáculos, logrará llevarnos a derribar barreras, que sólo están en nuestra imaginación

Tengo 57 años y siempre sufrí de Vaginismo Primario. No tenía idea de qué se trataba , y lo mantuve oculto por muchísimo tiempo. Sólo mi pareja lo sabía, y con él estuve unida por 26 años. Cuando me separé, tomé las riendas de mi vida, y me di cuenta lo poderosa que podía ser, al afrontar con valentía y decisión la posibilidad de superar este problema, a mi edad. En mi interior había algo que me decía que podía hacerlo, porque me merecía eso, me merecía ser “Penetrada por la vida”

Confieso que estos últimos cinco años de soltería, fueron  los mejores. Aprendí a quererme, respetarme y valorarme. Volví a sentirme joven y vital, y comencé a disfrutar de la vida. Pero también decidí vivir mi sexualidad sin penetración, hasta que pudiera resolver el tema del vaginismo. Sentía que había algo que tenía que ser completado.

Tantas cosas puedo contar de estos cinco años, pero lo principal es: “QUE PUDE SUPERAR EL VAGINISMO”. Al escribir esto no dejo de emocionarme, porque sin dudas, va a quedar como un sello inolvidable en mi historia personal.

Pasé bastante tiempo con tratamientos de diferentes especialistas: psicólogos, sexólogos, ginecólogos, en terapias alternativas, busqué información en varias fuentes, reflexioné mucho, y derramé mares de lágrimas víctima de lo que pasaba. Todos  esos enfoques me aportaron algo, pero el problema seguía allí, no conseguía traspasar ese muro tan sólido. Me sentía distinta, me sentía frustrada en mi vida sexual. Aunque sabía que sólo tenía que afrontar algo, tenía que afrontar: mi miedo al dolor. Parecía tan fácil, pero no lo era para nada.

Conocí a Viviana Tobi en marzo de 2020, en plena pandemia. Cómo se lo manifesté a ella: “EL MAESTRO APARECE, CUANDO EL ALUMNO ESTÁ PREPARADO”. Con esta excelente profesional, Psicóloga, Sexóloga y Terapeuta Corporal, comencé el día 5 un tratamiento online, poniendo mucha voluntad y empeño para lograr lo que a partir de allí llamé: MI RETO. Era un tratamiento más, pero lo empecé con gran ilusión, porque creía que era lo que necesitaba.

Este consistió en dos etapas. La primera de 11 sesiones, en las que me sentí muy acompañada por Vivi, y aún con miedo hacía lo que me indicaba.

Trabajé primero conociendo mi vulva (nunca lo había hecho con tanto detenimiento y curiosidad), hidratando y masajeando la zona, respirando, relajando. Luego pasé al momento de la dilatación de la vagina, donde a medida que fueron transcurriendo los días, logré introducir progresivamente los  dilatadores, que yo misma realicé bajo su supervisión. ¡Cuánta sorpresa cuando pude colocarme el primero, no lo podía creer, hasta ese momento sentía que no tenía orificio, ni siquiera podía imaginarlo!.

Sesión tras sesión fui avanzando, hasta lograr introducir el último dilatador. Horas de arduo trabajo y mucha paciencia, pero siempre en una atmósfera de tranquilidad, que me aportaba su supervisión, sus indicaciones y su cálida voz. En el lapso intermedio entre cada sesión,  practicaba sola , una hora sin descanso, y reconozco que fui muy disciplinada en eso.

Terminé la primera etapa el día 19 de mayo. Ese día, ella me dijo que mi vaginismo ya estaba superado. Aunque igual debía seguir practicando algunas veces, hasta conseguir consumar el coito real, y completar la segunda etapa.

Pasé unos meses para eso, porque tenía un amigo muy leal, respetuoso y amoroso, que me acompañó con mucha paciencia en este proceso, que a consecuencia de la pandemia no podía ver, porque vivía en otra provincia. Sin él, creo que no lo hubiera logrado Así que en ese tiempo tuve momentos de desmotivación, y otros en los que volvía a remontar mi coraje.

En ese transcurso también estuve alentada por un bello grupo de WhatsApp, de chicas de diferentes edades, que tenían o ya habían resuelto su vaginismo. En ese grupo se compartían experiencias, se conversaba sobre el tema y se producía una inmensa emoción cuando alguna contaba que lo había resuelto. Tuvimos dos reuniones por zoom, donde nos conocimos y expusimos nuestros casos. ¡Fue una experiencia muy linda y enriquecedora !.

Comencé noviembre, y todavía seguía con la incertidumbre si podría o no, tener penetración real.

 

¡Hasta que al fin, el día 8… mi amigo logró venir a mi casa!.

 

Cuando llegó y antes de entrar, me dijo:

“LA VIDA ES COMO UNA PELÍCULA, HAY PROTAGONISTAS Y EXTRAS”.

Me  preguntó: ¿VOS QUÉ PREFIERES SER, PROTAGONISTA O EXTRA DE TU VIDA?

Yo contesté: ¡PROTAGONISTA!

  

Y entonces… “LE ABRÍ MI PUERTA”



23 años

Noviembre 2020

Testimonio Nº53

Tengo 23 años. Mis primeras relaciones sexuales fueron a mis 15 años, con una pareja estable con quien nunca pude lograr la penetración. Tampoco podía colocarme tampones, y la realización del PAP y colposcopía con ginecólogas siempre fueron experiencias muy dolorosas. Para mí, directamente ese espacio estaba cerrado, yo me tensionaba y no había lugar a que suceda la penetración. Nunca charlamos del tema con mi pareja de ese momento y dada mi inexperiencia por mi edad, tampoco conocía bien mi cuerpo como para poner en palabras lo que me sucedía. De alguna manera, internamente lo negaba, no podía asumir el problema que tenía y tampoco podía compartirlo con nadie, lo que dificultó todo aún más.  

Luego de terminar ese vínculo siempre fui reacia a tener encuentros sexuales con otras personas, y con quienes tenía, sentía un total rechazo en el momento de la penetración, por esa misma razón creo que me alejaba y me negaba a la posibilidad de conocer gente. Pasaron 6 años, hasta que este año volví a tener una pareja estable, con quien me sentí cómoda y con quien realmente deseaba estar. Pensaba que este problema con la penetración lo tendría que haber superado, que podría deberse a otras causas, pero cuando intenté con esta nueva pareja tampoco pude lograrlo, lo que me provocó mucha angustia y frustración. Todo esto hizo que inicie un proceso en donde pude reconocer internamente esta dificultad que estaba teniendo y que me venía pesando desde hacía varios años. Cuando “estallé” por la desesperación de no poder abordar este tema sola, pude contárselo a mi mamá, quien me apoyó y junto con ella busqué ayuda para resolverlo. Decidí investigar al respecto, informarme y buscar ayuda para superarlo, así fue que encontré a Vivi, quien me aportó un acompañamiento muy valioso.  

Fue reconfortante poder charlar con ella y comprender que el vaginismo es una disfunción sexual normal, que es algo que se puede solucionar y que hay un camino para eso. Quitarle el tabú y naturalizar este problema fue muy importante. El reencuentro amoroso con nuestro cuerpo es imprescindible, poder tenernos paciencia, comprender nuestras diversidades y respetar nuestros procesos. Con trabajo y contención es posible superarlo, desandando lo que en nuestra cabeza traba esa conexión con nuestro cuerpo, y paralelamente realizando los ejercicios de relajación y de dilatación. Mi tratamiento constó de 8 sesiones, donde cada semana iba avanzando en poder relajarme, masajearme, introducirme los dilatadores progresivamente. Es impactante y alentador ir viendo como semana a semana vas estirando los músculos, siendo más consciente de esa contracción involuntaria y pudiendo controlarla. No siempre fue fácil, como en todo proceso hay altibajos, pero poco a poco vas descubriendo que no hay nada cerrado, que la vagina es un espacio amplio y no hay nada que temer. 

Luego de lograr insertarme el último dilatador, decidimos con Vivi que pueda intentarlo con mi pareja. Ese día, me llevé el dilatador y me lo coloqué en el baño, previo a tener la relación, y así pude lograr la penetración! Estaba realmente contenta por haberlo logrado, en ese momento estaba tan impactada que no podía creer estar experimentándolo.  

Invito a todas las que me estén leyendo a que no se guarden ningún dolor, a que puedan encontrar personas cercanas en quien apoyarse, que les puedan tender una mano para salir adelante. El vaginismo no es algo anormal ni raro, es una disfunción sexual que cualquiera puede tener y con ayuda se puede solucionar. Le agradezco a Vivi por su compromiso y su gran trabajo profesional, acompañándonos a todas en este proceso para superar esta problemática y poder vivir plenamente nuestra sexualidad.


39 años

Octubre 2020

Testimonio Nº52

Hola a todas las que como yo cargamos con esta mochila llamada (VAGINISMOS),  en mi caso con 39 años más pesada que nunca. 
El encierro, cuarentena, el estar en casa y pensar  me  empujo, (nos empuja), a pedir ayuda a gritos. En mi caso así fue. 
La encontré a Viví,  empezamos de manera virtual con esa primer sesión. Charlamos como dos horas. Al terminar con la charla, sabía que el problema tenía fin, pero no sabía cuándo.
Todo dependía de mi y de esa cabeza que me decía no entra.   
Cada nuevo dilatador era yo no puedo, no entra, no entra del todo,  no voy a poder, etc,; pero llega la hora en que suena la llamada de Skype y ahí está ella (Vivi) con sus palabras de aliento,  el sí podes, respira, exhala,  hacen  que  ese dilatador de 10/11/12 entren... 
Y llegamos a la etapa final, la del dilatador del tamaño de pene. Noooo, otra vez esa cabeza que me dice nooo, eso no entra, no quiero terminar nunca con las sesiones, y si no puedo???? ¿Porque no practique más? ¿Porque a mí? ¿Porque? y  todas esas preguntas que vuelven a surgir.
Pero acá estamos, después de 2 meses y creo q 2 sesiones, pudimos tener relaciones con penetración. Y estamos felices…. 
No fue de lo más excitante,  pero lo logramos. 
Asi que, para todas las que dudamos, y pensamos que no se puede, cambiemos nuestro chip x el del Siii puedo, si voy a poder. 
Les dejo un gran beso.



Agosto 2020

Testimonio Nº51

    El tampon XS ya era difícil y ahora me encuentro con un dilatador de 11cm y no lo puedo creer. Entre charlas con Vivi y de a poquito entrando en confianza con mi propio cuerpo, logre aflojar y desaprender espasmos que automaticamente se generaban causando tanto dolor.
Un proceso de aprendizaje tanto físico como desde el corazon, quitando los tabues sobre los genitales femeninos y como para, al menos donde yo vivo, tan solo tocarlas es pecado.
Pasito a pasito y con lindas palabras de aliento de Vivi que te motivan y te hacen concientizar que no sos la única que sufre de esto que tiene nombre, y que es común en tantas mujeres. Y eso te alivia, el corazón y los músculos que causan tanta tension. Y así logras cosas que no pensabas posibles que pasen sin agonizar del dolor.
    Gracias Vivi, sos una increíble profesional y sobre todo, persona que acompaña muchas mujeres en este camino. 


31 años

Julio 2020

Testimonio Nº50

Tengo  31 años y estuve de novia 13. Desde los 16 hasta los 29. Hasta ese momento no había tenido ningún tipo de relación sexual y durante mi noviazgo no logre llegar a la penetración. Cada vez q lo intentábamos me dolía, me cerraba y no había manera de q pudiera entrar. Pasó el tiempo, a veces volvíamos a intentarlo sin éxito y el resto del tiempo teníamos intimidad pero sin penetración. 
Nunca me ocupé del problema, por q no sabía sobre el vaginismo, por q era chica, por q me centraba en otras cosas de mi vida y así fue como pasó el tiempo.
Hace 2 años por decisión de los dos nos separamos.
Después de reponerme de esa situación empezó mi miedo de conocer a alguien… como iba a conocer a otro hombre si nunca había podido tener una penetración? Está claro q no es fácil a los 30 años decir, soy virgen. Eso me llevó a alejarme un poco de los hombres, prefería evitar todo tipo de relación antes de volver a pasar por la misma frustración y con alguien q no conocía.
En esta cuarentena, gracias a una amiga, conocí a Vivi. Me comunique, le conté mi situación y el 23 de Abril empecé con mi tratamiento a través de video llamadas. 
Fui avanzando rápido, sin mayores dificultades y los primeros días de Junio tuve el último encuentro con Vivi. Me mostró unos videos y charlamos sobre posibles situaciones de encuentro. Solo quedaba llevar todo a la práctica con una persona real.
Finalmente, dos semanas después de terminar el tratamiento, pude tener mi primera penetración con un chico que conocí hace un tiempo. Por suerte no tuve problemas, yo  no le dije nada sobre mi situación y deje q fluyera.  Lo disfrute mucho, aun q también reconozco q por momentos solo me concentraba en relajar mis músculos.
En fin, esa es mi historia. 
Como tip, por si a alguna le sirve. Yo siempre en las sesiones o cuando practicaba sola me concentraba en los músculos de la vagina, sentía e imaginaba como se iban relajando y como iba entrando el dilatador. Eso mismo hice el día que tuve el encuentro… y por suerte funcionó.
En mi caso, también fueron fundamentales mis amigas. Las únicas q supieron siempre todo y me acompañaron en este proceso. Con esto quiero decir q es muy importante contárselo a alguien q les de apoyo y les mande buena energía.
Gracias Vivi!!!!!! Esto no lo hubiera logrado sin tu ayuda y tus conocimientos.


27 años

Julio 2020

Testimonio Nº49

Hace años que estoy en pareja, nunca pudimos tener relaciones con penetración, yo tenía mucho miedo de sentir dolor , teníamos relaciones pero siempre sin penetración. 
El no se hacía problema  , ni siquiera hablábamos del tema ya, pero yo veía que cada ves dejaba pasar más tiempo ,  en mi cabeza siempre estaba pensando que era virgen, me sentía incompleta. Nunca fui a hacerme ver , tampoco se lo conté a nadie... Un día buscando información en internet leí sobre Vivi, pero nunca me animaba a mandarle msj, hasta este año en enero salí de vacaciones y hablé con mi pareja le dije que quería empezar en tratamiento, más que nada las ganas de ser madre es lo que me llevo a arrancar de una vez!      
El 17 de febrero tuve mi primera sección online, la verdad que no tenia nada de fe, Vivi me explicó todo lo de los tutores lo veía imposible ,ese mismo día no puede con el primero estaba re frustrada, pero al otro día intente y pude tenia una felicidad . Y así fui pasando de tamaño , había semanas que me estancaba o me costaba más pero siempre trataba de seguir y seguir probando!! 
La semana pasada empecé a probar con mi pareja, la primera ves entro solo la punta y yo sentía que ya no entraba más y el también me decía que no entraba más de eso, seguí probando los demás días y también igual pero estaba feliz por el avance y porque no sentía dolor! 
Anoche finalmente lo logramos,  no les puedo explicar la felicidad 😁 y todavía no lo puedo creer !!

57 años

Mayo 2020

Testimonio Nº48

Hola, quisiera contar mi experiencia sobre mi problema de Vaginismo.-

Hoy 19 de mayo de 2020, y en plena cuarentena, por la Pandemia de Coronavirus, he terminado mi primera etapa de tratamiento sobre esta disfunciòn sexual, que causò en mi vida mucho sufrimiento, dolor emocional y muchìsimas làgrimas.-

Tengo 57 años, me separè de mi pareja, con la que no fuì feliz. Y una vez que me quedè sola me dije: " esto tengo que solucionarlo", ya no era por otra persona que querìa hacerlo. sino era por mi misma.-

Comencè una larga lista de tratamientos con Psicòlogos , Sexòlogos, Terapias Alternativas, sin poder lograr superar mi problema. Cuando lo pienso, digo "todo suma", asì que cada cosa que hice , tambien lo agradezco.-

Un domingo buscando informaciòn en Internet, encontrê un video de Youtube, en el que una chica que tuvo vaginismo, lo habìa superado. Y lo que contaba, era exactamente lo que me pasaba a mi. LLorè de emociòn, porque ella decîa que habìa tratamiento para solucionarlo. Lo habìa realizado con una Fisioterapeuta de Suelo Pèlvico en Espàña, aunque era un tratamiento muy largo. Para mi en ese momento, era imposible poder viajar a España por tantos meses. Aunque siempre me quedè con esa inquietud...

Hasta que un dìa un amigo me pasò la pàgina de la Licenciada VIVIANA TOBI, Psicòloga, Sexòloga y Terapeuta Corporal, que atendîa en Buenos Aires, y trataba el vaginismo. Mirè su pàgna, los testimonios de mujeres de distintas edades que lo habìan superado, y su tratamiento era similar al que habìa visto con la fisio de España. Ella tambièn trabajaba con dilatadores, y eso era lo que me faltaba a mi: abrir mi cuerpo.- 

Estaba tan entusiasmada, que le enviè inmediatamente un mail en dìa feriado, y pensè que no me iba a contestar, aunque... Oh Sorpresa!, Vivi me hablò al dìa siguiente, y arreglamos la primer sesiòn por Skype (una gran ventaja para mi, que vivo en Entre Rios)

Fueron 11 Sesiones, 1 por semana. La primera fuè de charla, para conocernos y plantear mi caso, y para contarle lo que habìa hecho hasta ahora. Fisiològicamente era normal, ya que eso estaba controlado, tambièn habìa pasado por todo lo psicològico, tal vez encontrado la causa, o las causas, retrocedido hasta mi infancia, investigado mi àrbol genealògicos, mis vidas pasadas, hice sanaciones energèticas, biodescodificaciòn, etc, etc.. Y quiero decir que todo eso no fuè vano, tambièn fuè bueno y me ayudò para darme cuenta de muchas cosas que tenìa dentro: miedos, viejos rencores, culpas, vergùenzas, emociones reprimidas, en fin... sirviò para descargar lo emocional, que es importante tambièn, pero mi problema seguìa allì, en mi vagina no entraba ni un dedo, y ni hablar de lo doloroso que me resultaban las revisiones ginecològicas, salìa llorando de la consulta.-

A partir de la segunda sesiòn comenzò la pràcica con los dilatadores, que los hice en forma casera, (ni ese gasto tuve). Fuè una gran alegrìa poder introducir lo que fuè previo al primer dilatador, con miedo, con nervios, con temblor en las piernas, pero entrò 9 cm en mi vagina!!!.

Y asì fuì logrando colocar los cuatro dilatadores, con mucha paciencia y acompañamiento de Vivi, una gran profesional, con la que fuì encontrando la direcciòn justa y la habilidad necesaria.- 

Lo importante de ella es que al ser Psicòloga, me acompañò con videos, gràficos, pero tambièn con sugerencias y reflexiones sobre mis pensamientos y emociones.-

Es decir que proporciona un Tratamiento Integral, muy efectivo y muy ràpido.-

Còmo dije al principio, hoy fuè mi ùltima sesiòn, ya que la primera etapa està concluìda, falta la segunda y tercera etapa, y  poder asì, tener relaciones sexuales con coito. Que estoy segura lo voy a lograr!!

Quiero agradecer a Viviana por la enorme paciencia, y tambièn por su amorosidad y conocimientos de años de trabajo en el tema!!.-

Gracias!!. Muchas Gracias !!. 

Còmo le dije : "EL MAESTRO APARECE CUANDO EL ALUMNO ESTÀ PREPARADO"

ESTOY MUY FELIZ!!!


TESTIMONIOS- ENCUENTRO ON LINE DEL 5 DE MAYO DE 2020






El pasado martes 5 de mayo tuvimos por primera vez un encuentro on line de 2 horas y media a través de zoom, en el que compartieron sus experiencias con el vaginismo, nada mas y nada menos que 35 mujeres! 

Fue muy emotivo escuchar a cada una de ellas.
No tengo más que palabras de agradecimiento por la confianza, valentía y por dejarme guiarlas en este camino. 

A continuación, comparto algunos testimonios y devoluciones surgidas del encuentro. 

El proceso para superar el vaginismo tiene altibajos y hay momentos dificíles.
Lo importante es no desanimarse ya que puede superarse.

Gracias
Lic. Viviana Tobi



TESTIMONIO 1

Hola Vivi!!

Me sentí super cómoda. Me encanta compartir mi experiencia con chicas que están pasando por lo mismo

Muchas gracias por la oportunidad!!


TESTIMONIO 2

Vivi, fue un placer. Movilizante en varios aspectos sobre todo. Es alivianador ver mi realidad en otras y empatizar entre todas con el corazón. Me di cuenta q es como tratar una "adicción", uno tiene q seguir metiéndole ganas. Grupo de WhatsApp ningún problemas. En mi caso, compartí lo q creí necesario así q en eso tranquila. Gracias por ser una luz brillante y hermosa en medio de plena oscuridad.


TESTIMONIO 3

✔️ Cómo te sentiste?

me senti en un grupo de pertenencia y apoyada, porque senti que no estoy sola en este tema✔️ Qué te aportó el encuentro?

que somos muchas como para pensar ideas para concientizar sobre esta causa y llegar a luchar para que en ginecologia se capacite sobre esto y quienes lo padezcan dejen de sufrir yendo de un lugar a otro✔️ Qué te quedaste con ganas de compartir?

mi testimonio, mi aprendizaje, porque se me corto antes de hablar


TESTIMONIO 4

Gracias a vos por promover estas propuestas!

Me encanto el encuentro! Entré pensando que íbamos a ser 5 o 6, y no podía creer que eramos tantas! Me hizo muy bien saber que hay otras mujeres que vivieron cosas muy similares, angustias, miedos, maltratos, encierro.. Me sentí hermanadas con todas, sororidad plena y con ganas de charlar mas con las que están en la misma etapa que yo.. Me alentó a seguir adelante conquistando esa libertad.

Me encantaría seguir en contacto con todas, para que podamos seguir transitandolo juntas y que nos podamos sostener cuando nos dejamos vencer por el desgano.

Gracias Vivi! Comparto, como todas, que te estamos infinitamente agradecidas por ayudarnos a cambiar nuestra vida.


TESTIMONIO 5

Hola Viví. Primero darte Gracias por hacerme parte. Fue muy emotivo, interesante y muy positivo para mi. Me dio fuerzas y más energía para avanzar en mi tratamiento y la confianza de que podré finalizarlo algún día!!!!  Hermoso grupo y la forma como se llevo adelante.



TESTIMONIO 6

Viviana buenas tardes.

Ante todo, muchas gracias por la invitación.

Pude unirme a la reunion después de las 19.30 y solo me limité a escuchar la experiencia de las demás.

No podía creer que hay otras mujeres que atraviesan la misma problemática que yo.

Por otro lado, me causo mucha emoción la noticia de embarazo.

Encuentro muy enriquecedor... Sumamente agradecida!

Confío en que más adelante, pueda iniciar el tratamiento!


TESTIMONIO 7

Hola Viví! Como te dije ayer, me re gusto el encuentro, me sentí súper cómoda,al principio con vergüenza pero enseguida se me fue, me hubiese encantado que sea presencial pero bueno sabemos que en este contexto que se está viviendo no era posible! Me quedé con cagas de contar mi vivencia y me quedo con que no soy un bicho raro, hay varias chicas con mi tema y me hizo sentir más calma en ese sentido!


TESTIMONIO 8

Antes de empezar me sentía nerviosa, no sabía con que me iba a encontrar. Pensé que todas iban a contar que ya lo habían superado por completo, hace mucho, que tenían hijos y una sexualidad plena. Como a mi no me pasaba tan así, me ponía nerviosa, inquieta. Luego, me sorprendí de la cantidad de mujeres que había y que tenían el mismo problema. Durante el encuentro, al ir escuchando los testimonios me emocioné, me angustie, me motive... pase por varios estados

El encuentro me aportó ganas de seguir adelante, confianza en todo lo que logré, me ayudó a valorar que lo conseguido es un montón. Me tranquilizo saber que otras sienten y viven lo mismo que uno.

Me hubiese gustado escuchar a todas, creo que sería lindo otro encuentro. Me quede con ganas de preguntar si el lubricante no ayuda a quedar embarazada realmente, como mencionó una chica, pero por vergüenza no pregunte. De hecho fui de las últimas en hablar y lo hice porque no quería quedarme con la sensación adentro que podía haber compartido y no lo hice.


TESTIMONIO 9

Hola viviana!! Estuvo muy bueno poder conocer y escuchar a otras chicas que están o pasaron por lo mismo., Me sentí muy identificada con la mayoría, yo siempre pensaba que era a la única que le pasaba esto y no...  Si me gustaría formar parte del grupo o de otro encuentro! Muchas graciass!! 


TESTIMONIO 10

Hola viví! Muchísimas gracias a vos, por primera vez deje de sentirme un bicho raro y me encontré entre pares.. fue todo muy cuidado y con mucho respeto, me encantó! Me emocioné mucho xq me sentí muy identificada con el testimonio de las chicas..

En este momento me siento como asqueada por todo el esfuerzo con respecto al sexo y no tengo muy claro como seguir..ya no se que intentar .



TESTIMONIO 11

Cómo me sentí ? Muy identificada ,me sentí q ya no soy anormal que también otras chicas viven lo mismo.

Que me aporto?

Sentí mucho apoyo sentí esperanza q si se puede salir de eso .

Que si puedo dar más .

Sentí más seguridad y mucha compañía como nunca la había tenido conforme a mi situación. Como una familia .



TESTIMONIO 12

Me encanto y hacia tiempo que quería participar. Me sentí bien cómodo súper interesada en los relatos. Me ayudó a no sentirme sola a no creer que soy la única a sentir una red de apoyo.  


TESTIMONIO 13

Gracias  a ti Vivi por invitarme de verdad espero te sientas feliz, pues le cambiaste la vida a muchas con tu conocimiento,  pero sobre todo con tu empatía, con tu normalización de la situación, con tus ganas, con tu animo, con tu apoyo, con tu impulso, con tu energía, eres grandiosa, y te agradezco muchismo abrirme esa puerta que ni sabia que existia. Muchas bendiciones para ti.


TESTIMONIO 14

Me senti cómoda , en comunidad, apoyada y entendida, en un lugar sin juicios.

Me aportó fuerza para seguir, para retomar, fue inspirador.

Me quedaron preguntas, saber mas de las experiencias de las chicas sobre la transición a la realidad, que vino despues de... etc.

Gracias de nuevo.


TESTIMONIO 15

Hola, Vivi!

Me sentí bien.

Me aportó esperanza (de ver cuántas pasaron por lo mismo y pudieron solucionarlo) y unión (al ver que éramos tantas en la misma). Además, me gustó escuchar relatos de chicas que contaban que no siempre es fácil pasar de los dilatadores a la penetración real, así que ya me hice la idea mental de que si me llegara a costar al principio, es normal y a todas les pasó.


TESTIMONIO 16

La verdad es que a priori uno se siente medio incomodo por el tener que compartir tu intimidad con personas que uno no conoce, pero la realidad es que después eso se discipa y por suerte me sentí cómoda y en una cierta manera liberada al notar que una no es la única que lo atraviesa, qué hay otras en la misma situación y con las mismas frustraciones


TESTIMONIO 17

Hola Vivi. Quiero agradecerte por este encuentro. Me sentí muy emocionada, escuchar a tantas mujeres relatar su experiencia fue muy conmovedor.

Personalmente no me quedé con nada para compartir.

Por un lado sentí que comuniqué que yo logré superarlo en 8 sesiones, pero por otro lado me quedé mal porque genere  angustia en chicas que tardan más tiempo.


TESTIMONIO 18

Me sentí cómoda porque si bien éramos muchas todas sufrimos cosas parecidas y eso hacía que se genere un ambiente de empatía, confianza, aceptación.

Me dio más ánimo a seguir adelante y no bajar los brazos, a creer que se puede (al ver que varias lo lograron).

Me quedé con ganas de preguntar a las que se sanaron: si alguna vez deja de ser doloroso/molesto y les resulta fácil y natural la penetración.

Gracias Vivi!!


TESTIMONIO 19

Me encanto y hacia tiempo que quería participar. Me sentí bien cómodo súper interesada en los relatos.  Me ayudó a no sentirme sola a no creer que soy la única a sentir una red de apoyo. Me gustaría quizás hablar con casos más parecidos al mio.


TESTIMONIO 20

Me sentí muy cómoda, como comenté en el zoom, en mi caso particular este tipo de encuentros me dan herramientas y empuje a seguir.

Por ahí algunos tips, cuando nos aparece la angustia.

Vivi sos muy crack.


TESTIMONIO 21

Me sentí sumamente cómoda y respetada

Una experiencia única

Quiero grupo!!



TESTIMONIO 22

Hola Vivi, te escribo por la reunión del otro día entre todas tus pacientes. Quería agradecerte lo gratificante que fue. Me ayudó mucho a encajar las cosas y centrarme en el proceso, pues lo cierto es que lo tengo un poco abandonado, pero lo quiero retomar y estoy viendo cómo.

Lo cierto es que la reunión a parte de ayudarme me hizo chocar con un problema que había casi olvidado, por eso decidí participar solo escuchando muy atentamente a todo, además porque al ser tan tarde en España mi hermano estaba dormido y no me apetecía ponerme a escribir tan tarde. Pero como en ningún momento me comuniqué quería expresar por aquí como me sentí.

Y decirte cómo podemos avanzar en el proceso. Te voy a poner al día... Ya me manejo a la perfección con los dilatadores, incluso disfruto con ellos y solo me falta tener sexo con penetración con mi pareja. Lo intentamos hace más de 6 meses y fue tan frustrante que el resto de tiempo sólo hemos tenido sexo sin penetración. Sé que estoy a punto de lograrlo pero no sé cómo hacerlo. Si me puedes ayudar con eso te lo agradezco.

Mil gracias un saludo.




Mayo 2020

27 años


Testimonio Nº47


Me gustaría contar acerca de mi experiencia con el vaginismo. Lo primero que se me viene a la cabeza, es que este término lo conocí 9 años después de haber experimentado la imposibilidad de mantener relaciones con penetración. A pesar de haber consultado con dos ginecólogas diferentes, la descripción de lo que me pasaba apareció en una revista de esas que uno encuentra en la peluquería.  Dicen que las cosas llegan cuando uno está listo, y realmente sentí que en un año logre alcanzar la madurez en lo que respecta a mi sexualidad.


La mejor decisión que tome fue acercarme con una profesional como Viví para que me acompañara en el camino. Al principio el tratamiento me sonaba algo “extraño” por decirlo de alguna manera y hasta algo invasivo, pero a medida que fueron pasando las sesiones empecé a ver los cambios, no solo físicos sino también emocionales. Sentía que podía hablar con mis amigas sin sentirme un “bicho raro” al menos no estaba sola, lo que me pasaba tenía un nombre y lo más importante un tratamiento.


Logre tener relaciones unos meses después de haber terminado con Viví. Me sentí muy distinta en esa situación, empoderada como nunca me había sentido. Por mi manera de ser me resulto más fácil relajarme después de contar lo que me había pasado, y el gel fue de mucha ayuda.  Las prácticas en casa y en el consultorio me ayudaron a darme cuenta que no era imposible que yo pudiera lograr la penetración y lo más importante disfrutarla.  Para las mujeres que lean esto, espero que logren abrirse y sentirse acompañadas eso es lo más importante del proceso.


Abril 2020

36 Años

Testimonio Nº46

En primer lugar quiero aclarar que ha sido muy difícil sentarme a escribir mi experiencia. Quizá sea porque ha pasado algún tiempo desde que terminé el tratamiento de vaginismo. Que por cierto ha resultado maravilloso y exitoso..

Les cuento que tengo 36 años, soy soltera, no tengo hijos.

Remontándome a mi adolescencia, recuerdo que siempre fui muy tímida, retraída en comparación a mi grupo de amigas. La realidad es que no me sentía linda, ni atractiva. Tenía acné en mi rostro y eso me hacía más difícil todo, las relaciones con el sexo opuesto  precisamente.

El sexo se convertía en un tema tabú para mí, siempre lo fue. Sobre todo en mi casa…. No recuerdo nunca a mis padres explicarme nada, ni sobre las relaciones sexuales, cuidados, etc. No puedo culparlos, eran otras épocas y otras mentes, pero es verdad que  esto  también me  hacia difícil aceptar mi femeneidad, sensualidad y era tedioso hablar el tema con amigas. Sobre todo porque yo era virgen todavía, ellas ya no.

Fueron pasando los años y la virginidad se fue convirtiendo un tema central en mi vida y preocupante. Representaba una vergüenza para mí.

A los 20 años tuve mi primer novio, mi primera relación seria. Fue una relación corta pero hermosa. Me sentía enamorada y el también. Llegó un día en que el tema de tener relaciones sexuales salió a la luz. A mí se me vino el mundo abajo, tenía miedo de todo y a todo… a sentir dolor en la penetración, a que me sangrara. Y sobre todo tenía miedo a lo que él fuera a pensar de mí. Me generaba pudor ser virgen todavía.

No pude enfrentar mis miedos, así fue que yo lo deje a él, quedándose asombrado por mi decisión.

Siguieron pasando los años, yo iba conociendo a diferentes personas, pero nunca pude concretar una relación sexual completa. Los miedos seguían latentes. Sentía que había algo malo en mí, algo que no andaba bien, pero no sabía bien que era.

Cuando volví a estar en pareja ya tenía 26 . Me volví a enamorar de un hombre maravilloso que ha tenido una paciencia increíble. Entre los dos había una química especial y nos amábamos cada vez más. Estuvimos juntos 8 años y medio en los cuales NUNCA pudimos concretar una relación sexual completa, con penetración.

Claramente esta situación se volvió insostenible con el tiempo. Había comprensión de su parte pero yo negaba tener un problema y al negarlo se hacía todo más complicado.

En este tiempo empecé a consultar a diferentes profesionales, a buscar ayuda. No entendía que pasaba conmigo y con mi cuerpo. Fui a diferentes ginecólogas, psicólogas pero NINGUNA pudo detectar cual era mi problema. Yo me sentía cada vez más avergonzada  al no saber qué era lo que padecía , sentía que era la única mujer que le pasaba esto.  Y por consiguiente no lo comentaba con NADIE.

Mi pareja de entonces no soporto más la situación y me pidió que por favor buscáramos ayuda profesional, porque claramente se iba desgastando la relación.

La vida me llevo a conocer a mi actual ginecóloga, fue así que ella fue la primera profesional que me nombro la palabra VAGINISMO. Por mis síntomas, seguramente padecía este trastorno.

De todas maneras me solicitó unos estudios para descartar que hubiese alguna  patología física. Una vez descartado esto me derivo a una interconsulta con una sexóloga.

Empecé a investigar en internet sobre Vaginismo y gracias a un artículo escrito en un diario por una paciente, fue que  conocí a Viviana. Ella la había ayudado con su problema

Que puedo decir??  Descubrí un mundo nuevo y a una persona y profesional magnífica. Viviana no solo me ayudó y me escuchó, sino que fue mi contención un largo tiempo.

Me enseñó a redescubrir mi cuerpo, mi sexualidad escondida detrás de mí enorme timidez y sobre todo de mi BAJA  AUTOESTIMA.

Hicimos una visita con mi pareja a su consultorio, la idea era que el me acompañara y fue participe fundamental del tratamiento. Comencé el tratamiento a distancia, ya que vivo lejos de Bs. As. El comienzo, debo confesar, fue duro, todo me generaba pudor y ni me imaginaba que podía en algún momento introducir los tutores en mi vagina. Fue fundamental trabajar con el conocimiento de mi cuerpo en primer lugar, así mismo  fue importantísima la respiración y relajación en este proceso.

Fue todo muy despacio, paso a paso. Eran logros chiquitos pero fundamentales para darme confianza para seguir y no aflojar. Cada medida de tutor que podía introducirme era una fiesta , un enorme logro, MI LOGRO.

Luego de unos meses, llegó el momento de trabajar con el tutor más grande. Pude lograrlo y se rompió el himen ( eso que me parecía tan temible). Sangre un poquito y la llame a Vivi para contarle, me felicitoó porque había perdido mi virginidad. Lloré pero esta vez de FELICIDAD!!!!

Como último paso en el tratamiento, debíamos tratar con mi pareja tener nuestra relación sexual. Lo intentamos varias veces pero no pudimos. El ya no me amaba y yo lo sentía en mi cuerpo y mi corazón.

Nos separamos, fue un proceso muy triste para los dos, sobre todo para mí. Quede con el corazón roto y sentía una profunda frustración.

Viviana me acompaño muchísimo en todo ese tiempo de cambios profundos y pude salir adelante!!!

A los pocos meses conocí a una persona, un hombre encantador por donde se  lo mire, con el cual teníamos una hermosa conexión… en todo sentido. Todo fluyó con tanta facilidad que por fin pude tener mi primera relación sexual completa. Fue maravilloso, sentí una liberación enorme y sentí placer y goce como nunca antes en mi vida.

Desde allí mi vida sexual cambió por completo. Me siento PLENA, segura de mi misma. He descubierto una sensualidad totalmente desconocida en mí. Las relaciones que mantenemos son increíbles y me siento AMADA.

Este relato es una parte, un resumen de mi historia y la quiero compartir con todas las mujeres que están pasando por este difícil y angustiante proceso. Les quiero decir que SE PUEDE!!!!!!! Que con la ayuda profesional, con voluntad y perseverancia, SIEMPRE SE LOGRAN RESULTADOS EXITOSOS!!! Sobre todo FE EN UNA MISMA-

Aprovecho para AGRADECER  a Viviana por todo lo que hizo por mí. Ha sido y es para mí una persona muy importante en mi vida. Gracias a ella volví a CONFIAR EN MI.INFINITAS GRACIAS!!!!!!!!!!!!!!!


DICIEMBRE 2019 (ACTUALIZACIÓN TESTIMONIO ANTERIOR)


El dia 24 de noviembre mi vida cambio para siempre.Siento que ese mismo día murió una parte de mi y que nací de vuelta.Logre tener relaciones sexuales por primera vez, despues de 27 años.Pude escindir mis sentimientos y que sentir amor o tener una historia con la otra persona no es requisito esencial para tener relaciones sexuales.Fue con un chico que conocí en un bar y mágicamente tuvimos una conexión muy linda y especial, todo fluyo muy bien y fácil. Tuvimos un encuentro mágico y pude estar disfrutar del sexo desde distintas posiciones. Paso un mes, desde la ultima sesión que tuve con Vivi que pude consumar. Sin embargo, yo seguí practicando con mi consolador todos los días. El chico no sabia nada de mi vaginismo y tampoco se dio cuenta.Mis amigas y mis conocidos me han dicho que me ven mejor, con mas alegría,brillo y mejor parada en la vida.Gracias Vivi!!


NOVIEMBRE 2019

27 años

Testimonio Nº45

Nunca imagine que despues de tanta incertidumbre,de tantas lagrimas y perseverancia pude solucionar mi vaginismo. Una problematica que llevaba en mi cuerpo silenciosamente como un escudo. Un escudo que al principio parecía inofensivo pero que lentamente se fue apoderando de mi vida,de mis emociones y de mis relaciones afectivas.Me sentía en un callejón sin salida, una niña eterna y perdida que quería crecer y no podía.El dolor, el ardor y los espasmos durante el coito eran recurrentes y siempre estaban presentes.

Hice un par de consultas en su momento pero ningun profesional fue tan eficiente, profesional y paciente como Vivi. Agradezco a Dios haberla conocido y haber hecho el tratamiento con ella, ya que no solo es una excelente profesional sino una excelente persona.Muy pocos profesionales entienden  y saben lo que es sufrir de vaginismo y Viviana nunca subestimo mi sufrimiento y comprendio mis altibajos emocionales.

Creo que no fue casualidad que haya desarrollado vaginismo, siempre fui una chica callada, timida, inhibida la cual me costaba mucho el contacto con el exterior ,especialmente con los hombres. Mi timidez y mis miedos hacia los hombres y la sexualidad se hicieron carne en mi. Mi vulva me estaba comunicando que algo se tenia que sanar a nivel emocional mas alla de lo fisico.

Me costo mucho asumir que tenia vaginismo y la seriedad que se merecía ,por mucho tiempo me encegueci pensando que era algo pasajero e efímero. No solo tuve que detenerme en el síntoma sino todo lo que estaba subyacente a el, mis miedos, mis culpas, mis fantasmas y mis prejuicios.

Supongo que la principal enseñanza de todo el tratamiento que hice con Vivi fue no solo poder confiar en los hombres sino en mi misma y en mi fuerza de voluntad.



Octubre 2019

27 años

Testimonio Nº44

Nunca imagine que despues de tanta incertidumbre,de tantas lagrimas y perseverancia pude solucionar mi vaginismo. Una problematica que llevaba en mi cuerpo silenciosamente como un escudo. Un escudo que al principio parecía inofensivo pero que lentamente se fue apoderando de mi vida,de mis emociones y de mis relaciones afectivas.Me sentía en un callejón sin salida, una niña eterna y perdida que quería crecer y no podía.El dolor, el ardor y los espasmos durante el coito eran recurrentes y siempre estaban presentes.

Hice un par de consultas en su momento pero ningun profesional fue tan eficiente, profesional y paciente como Vivi. Agradezco a Dios haberla conocido y haber hecho el tratamiento con ella, ya que no solo es una excelente profesional sino una excelente persona.Muy pocos profesionales entienden  y saben lo que es sufrir de vaginismo y Viviana nunca subestimo mi sufrimiento y comprendio mis altibajos emocionales.

Creo que no fue casualidad que haya desarrollado vaginismo, siempre fui una chica callada, timida, inhibida la cual me costaba mucho el contacto con el exterior ,especialmente con los hombres. Mi timidez y mis miedos hacia los hombres y la sexualidad se hicieron carne en mi. Mi vulva me estaba comunicando que algo se tenia que sanar a nivel emocional mas alla de lo fisico.

Me costo mucho asumir que tenia vaginismo y la seriedad que se merecía ,por mucho tiempo me encegueci pensando que era algo pasajero e efímero. No solo tuve que detenerme en el síntoma sino todo lo que estaba subyacente a el, mis miedos, mis culpas, mis fantasmas y mis prejuicios.

Supongo que la principal enseñanza de todo el tratamiento que hice con Vivi fue no solo poder confiar en los hombres sino en mi misma y en mi fuerza de voluntad.

Muchas gracias Vivi!!



Septiembre 2019

42 Años

Testimonio Nº43

A pesar de estar en pareja desde hace muchos años, nunca pude ser penetrada. No suelo tener vergüenzas en el plano sexual ni en cuanto a mi cuerpo, y nuestros encuentros sexuales han sido muy placenteros, con juegos y mucha seducción. 

Después de algunos años de buscar ayuda, tuve por fin mi primera sesión el jueves 18 de julio y fue de dos horas. 

Más allá de la confianza que me generó todo lo que leí en internet y que me llegó a querer realizar el tratamiento, el ambiente, la buena predisposición y el trato amable, facilitaron  la práctica posterior. En esa primera sesión, tal fue la relajación y la confianza, que pude localizar el orificio de mi vagina e introducir el dedo, en primer lugar, y luego una vela muy fina (de muy poco diámetro).

Al terminar la sesión, me llevé conmigo la velita. Pero ante el primer intento de practicar, se me quebró. Esto ayudó a que probara con una un poco más gruesa que yo misma moldeé para llegar al tamaño que quería. La segunda sesión, la siguiente semana, fue vía videocámara. No me sentí especialmente incómoda por la situación en sí. El trato amable y la confianza seguían estando allí, aunque fuera a través de la pantalla. 

Por otro lado, los encuentros siempre comenzaban con una charla amena acerca de cómo me había ido en mi práctica, lo cual me hacía sentir muy cómoda. En esa segunda sesión, pude introducir la vela común, sin necesidad de moldearla ni rebajarla, y sin dolor, ardor ni incomodidad. 

Lo importante de esa sesión, fue descubrir que debía encontrar el ángulo que se definía luego de la entrada en la vagina.

El consejo de realizar los ejercicios Kegel todos los días durante cinco minutos (y en cualquier momento, lugar y situación) y de practicar a diario con los dilatadores fue determinante. Los ejercicios Kegel ayudaron a que la práctica fuera más segura y confiada, y la práctica diaria me hizo sentir más abierta físicamente, menos tensa en la vagina y más segura emocionalmente. Creo que no habría sido lo mismo si hubiera practicado menos veces por semana, ya que el cuerpo se iba acomodando cada vez mejor a los nuevos tamaños y yo me iba conociendo un poco más en cuanto a posiciones mejores, sensaciones, etc. A partir de poder introducir la vela de tamaño normal pude tener sensaciones placenteras, y eso hizo que el momento de la práctica no fuera un tratamiento sino un espacio para mí misma, no sólo por el goce sexual sino para el autoconocimiento y la intimidad con uno mismo.

Durante la tercera sesión, y mediante la maniobra puente, pude introducir un dilatador de ocho centímetros (considerado el No 1), y resultó fácil y sin molestias. A los dos o tres días, como me sentía muy cómoda, pude introducir el de 9 centímetros, con lo que me sentí más contenta, aliviada y esperanzada. Me sentí también más cercana al objetivo final, que hacía dos semanas parecía tan lejano y hasta imposible. En muchos momentos anteriores a la práctica, pensé que era imposible de lograr sin un gran y profundo tratamiento psicológico, mucho tiempo de esfuerzo y dedicación y bastante sufrimiento e incomodidad. Nada de esto fue cierto. Durante la sesión del 5 de agosto, pude introducir un dilatador de 10 centímetros, fabricado con una vela recubierta de plastilina. 

Particularmente a mí, la plastilina no me gustó si hablamos de sensaciones, por lo que probé con una zanahoria adaptada también a esa medida. Si bien era más cómoda en la consistencia, solía estar muy fría. Así que, unos días después, probé con un dilatador de silicona que había comprado, que medía 11,5!!! Sentí más ardor que con los anteriores, pero entró con mucha facilidad. A pesar de sentir una gran incertidumbre antes de cada práctica, acerca de poder o no poder lograrlo (fue mucho tiempo de intentar y no poder, y tener miedo), la práctica diaria ayuda a superar esas sensaciones.

Durante la siguiente sesión (12 de agosto), como mi práctica iba bien encaminada, la terapeuta me propuso intentar con mi pareja, utilizando la maniobra puente entre el último dilatador que había usado y su pene. Estaba muy segura de que lo lograríamos, ya que el problema era mío, y ya lo había solucionado. Sin embargo, los dos primeros intentos no se concretaron: su ansiedad,  sus nervios y su sensación de que todo consistía en un “tratamiento médico” dificultaban su erección. Por otro lado, ahora él tenía miedo de lastimarme. Yo, en cambio, me sentía segurísima de poder. Practiqué introducir el dilatador en otras posiciones (ya no acostada), por si eso ayudaba más, pero no. 

Fue por eso que, apoyándome en mi seguridad y con el apuro por concretarlo, decidí que lo intentaríamos sin preparativos, dilatadores, vaselina ni toalla, sino como lo haría cualquier pareja. 

Así que, el 18 de agosto, un mes después de la primera sesión, lo logramos!!! No sentimos placer ese día, y no era nuestro objetivo, pero al día siguiente sí! Lloré muchísimo de felicidad y él estaba muy feliz también.




Junio 2019

38 años

Testimonio Nº42

Confieso que me llevo tiempo poder redactar mi experiencia personal. Supongo que este miedo forma parte del tratamiento al que decidí enfrentar y hoy puedo decir que pude sortearlo con éxito. Sufrí  un abuso sexual de muy chica, a los 5 años, experiencia que de alguna u otra manera afecta por completo las experiencias sexuales a futuro. Si bien aun me queda camino por recorrer, siento que con Viviana pude dar ese gran paso. 

Tengo 38 años estoy en pareja y tengo una hija de 6 años. Mi acercamiento a Vivíana comenzó en el año 2015, luego de buscar como la mayoría hacemos, por Internet alguien que pudiera resolver mi gran problema no sólo a nivel físico sino con un acompañamiento psicológico. 

La contacte y deje pasar dos años hasta dar con ella, supongo que por miedos (evadiendo). Ya en la primera entrevista me sentí muy cómoda pudimos conversar de los motivos que me llevaron a padecer. Me explicó de que manera iba a llevar el tratamiento y Confieso que ahí fue el primer momento en el que pensé que no iba a poder, pero de todas maneras estaba decidida a dar ese paso. Llegó la primera cita en consultorio, y mis nervios eran terribles, durante el  viaje pensaba una y otra vez porque me tocaba a mi, porque, porque no era igual al resto de las chicas. Al traspasar esa puerta, todo cambio y de repente me encontré que podia hablar y llevar a cabo la práctica con el tutor número 1. Y que con relajación y palabras de acompañamiento todo fue más fácil. Volví a mi casa orgullosa de ese gran logro. No podía ni siquiera colocarme un tampón! Ahí es cuando pensé cuanto tiempo por miedos había dejado pasar el tiempo pensando que no tendría solución. 

A la semana siguiente surgió la idea de una charla grupal propuesta por Viví, y nuevamente otro gran desafío, como hacía para enfrentar a esas caras desconocidas pero con una misma problemática. Todo el viaje de ida, fue llorando y nuevamente ese fantasma aparecía en mi, y porque no era como el resto de las chicas? , porque tenía que pasar por todas estas etapas? al llegar a la reunión, estaban ahí, todas, eran ellas, esas chicas que pasaban por lo mismo que yo. Al principio tratando de esquivar miradas, sintiendo que íbamos a exponer nuestra intimidad a perfectos desconocidos. De a poco todo se fue distendiendo y el clima fue muy agradable, pudimos exponer y contar en que etapa del tratamiento estábamos, cuales eran nuestras expectativas, también historias que nos tocaron pasar y culminamos riéndonos de nosotras mismas y entendiendo que la única manera de resolver nuestro gran problema era eso, era enfrentándolos. 

Al salir de la reunión, entendí y pude decir, y bueno me toco a mi,les tocó a ellas, ahora sabia que no estaba sola, que todos esos testimonios que leía en Internet o que alguna amiga de una amiga lo padecía, eran mujeres reales, eran igual a mi. Confieso que fue de gran ayuda al tratamiento de consultorio. Si pueden acudir a alguna de esas jornadas,  háganlo, sentirán que no son las únicas y en mi caso que tengo muy baja mi autoestima, las alienta a ver que existe una puerta a la solución. 

El resto del tratamiento se fue dando de manera paulatina y exitosa, no sólo practicando en consultorio sino también en casa, haciéndome esos momentos para poder avanzar, hasta llegar al tutor número 4. 

Una vez que termine pude practicar con mi marido y fue maravilloso, como siempre le digo a Viví, si bien no soy una chica súper experimentada, voy de a poco, hoy puedo decir que estoy preparada para tener una relación sexual. Gracias Viviana.




Tratamiento ON LINE

Mayo 2019

29 Años

Testimonio Nº41

¿Cómo comenzar a relatar el suceso que me cambio la vida?

Hace años que estoy en pareja y nunca habíamos tenido relaciones con penetración. Al principio pensaba que eran nervios, pero al pasar los meses y los años esta situación me comenzó a preocupar. Tenía un pajarito taladrándome en la cabeza todas mis noches que me decía: SOS VIRGEN… SOS VIRGEN.

Fui a psicólogas y me buscaban un problema más profundo. Las sesiones pasaban y yo sentía que no podía revertir mi situación.

Es importante aclarar que no tuve mucha educación sexual en mi adolescencia. Cosa que debería tomarse muy enserio.

La angustia invadía mi cuerpo. Quería ser madre, disfrutar como los demás del sexo y quería inclusive ponerme un tampón o hacerme simplemente un pap.

Hace solo dos meses mi vida dio un vuelco. Una noche comencé a buscar información sobre el vaginismo (yo sabía que lo tenía) pero no hacía nada por revertirlo.

Hace unos años hice una consulta con una sexóloga en Buenos Aires, pero no volví a ir, ya que era muy costoso viajar y pagar la visita.

Cuando leí el artículo de clarín, enseguida memoricé el nombre de Viviana. La busqué por internet y encontré su blog. Al día siguiente tomé coraje y le escribí un mail. ¡¡¡Que felicidad sentí cuando me contestó!!!, sólo pasaron unas pocas horas.

Mi inquietud era si podíamos hacer consultas online ya que soy del interior y en mi pueblo no hay especialistas como ella.  

El primer encuentro fue informativo y nos conocimos. Me sentí muy cómoda y esperanzada. Me enseño a realizar movimientos de relajación de mi vulva y a conocerme a mí misma.

El segundo encuentro comenzamos con los tutores (caseros), creí que no iba a poder, que no lo iba a lograr, sin embargo después de algunos intentos, pude.

Viviana me dijo que lo practique todos los días un poquito y me mandó un documento informativo dónde respondía a todas las preguntas que tenía.

Los otros encuentros fueron similares, siempre con música relajante y videos explicativos.

A medida que pasaban los días haciendo los ejercicios con el mismo tutor, ya sentía intriga por el siguiente, por lo que intentaba ponérmelo para avanzar. (Es importante tenerlo preparado previamente)

Me parece importante contar que mi pareja tiene un miembro bastante grande por lo que tuve que realizar ejercicios con tutores más grandes. Pero tranquilas que se puede. Yo pude a pesar de que antes me daban ataques de pánico con sólo intentar ponerme el dedo.


Y así logré perder el miedo y finalmente pude tener mi primera vez con mi marido. Al comienzo fue parcial la penetración, pero después de algunos intentos pudimos finalmente disfrutar. 



Mayo 2019

30 Años

Testimonio Nº40

Toda la vida desde pequeña soñé con casarme y tener muchos hijos, para esto tomé la decisión de llegar virgen al matriminio. 

Si bien tuve un novio en la adolescencia, a los 19 años me enamoré y formalicé con quién pensé era el amor para toda la vida. Nos casamos 2 años después y  allí me di cuenta en la noche de bodas que nada era como lo planeado. Tenía mucho dolor al intentar penetración y casi no dejé que mi esposo continuara. Creí que eran los nervios de la primer noche pero esto continuó por largos 7 años. Si bien teníamos relaciones la penetración nunca era una opción y aunque él lo intentara no pasaba nada. Yo terminaba llorando algunas veces y traía aparejada varias discusiones y destratos.

Durante esos años había conversado con especialistas en fertilidad, pasé por varios estudios para poder llegar al embarazo y la doctora  conociendo mi problema me dijo q consultara con una psicóloga o una sexóloga. Respecto a esta última profesional, no era una posibilidad ya que en la provincia donde vivo no hay ninguna con dicha especialidad.

Finalmente me separé y divorcié un año después de las sugerencias. Nuevamente decidí apostar al amor y adelantándome a lo que sabía que venía decidí entrar a Google a ver qué problema podía tener yo... no sabía por dónde empezar asi que confié en el buscador. Allí hablaba de vaginismo. Decidí investigar, entré a varias páginas donde hablaban de que existía tratamiento pero todos eran en el exterior! Mayormente en Europa. Así que seguí buscando y encontré una nota periodística de Clarín donde una chica contaba su experiencias y que se había tratado con la doctora Viviana. Y bueno no dudé nada, le escribí un correo y me contestó en cuestión de horas... ella me solicitó mi número y amablemente me llamó. Este trato personal significó mucho para mi, ya que es un tema que no quería hablar con nadie!!! Pero ella me habló me explicó del tratamiento, que incluso podía viajar hasta donde estaba ella o trabajar por videollamada. Yo quedé en llamar...

Hablé con mi novio y me dijo que él me apoyaba y que hiciera el tratamiento pero no me animé y pasaron unos 4 meses hasta que salió un viaje a Buenos Aires por otros motivos. Agarré el teléfono, llamé a Vivi y pautamos el encuentro. El primer encuentro fue para conocernos, yo le conté de mi experiencia y ella me habló de algunas técnicas para relajar el cuerpo, me enseñó también el nombre y las partes de la vulva, incluso me mostró  una hecha de silicona para poder conocer por dentro.

Para el segundo encuentro ya tenía practicada la técnica de relajar y contraer la vulva. Me acompañó mi novio, charlamos un rato con la doctora, vimos juntos un video informativo. Después en un segundo momento, yo a solas con la doctora trabajamos con la vela más pequeña. Era probar una y otra vez hasta que dejó de doler. Sinceramente dos cosas me ayudaron mucho, ver que por dentro la vulva tenia como una bolsita que se estiraba y además saber que aunque no estuviera excitada en la posición correcta, relajación y buena lubricación el miembro o en este caso la vela podía entrar perfectamente. 

Así perdí totalmente el miedo. Y bueno como les dije, siempre soñé casarme con casarme asi que volví a darme la oportunidad y después de 7 meses de novia volví a dar ese paso. Asi que tuvimos la noche de bodas ahora sí  como lo había planeado. Después de un mes que había tenido la última sesión con Vivi llegó ese momento.

Mi esposo me ayudó mucho porque conocía mi problema y me había acompañado a la entrevista, Vivi también le explicó a él lo que me estaba pasando y que no era la única.

Asi que él esa noche me hablaba al oído, yo respiraba y además hice tres veces la contracción y relajación hasta que la penetración llegó. Los primeros dias de revelaciones entraba parcialmente pero después que yo me fui relajando y conociendo podemos disfrutar plenamente de este hermoso amor!



18 años

Mayo 2019

Testimonio Nº39

A los 15 empece mis actos sexuales con mi ex novio con quién tuve dos años y medio de relacion. Tengo un mellizo y una hermana 8 años más grande. Yo era la nena de la familia, y eso sorprendía a que tuviera novio. Estaba mal, yo no podía etsar sola con el. El sexo como tema tabú. Todo eso se me fue acumulando y disfrutaba cada vez menos mi sexualidad. Al punto que al final, todo lo que hacía era para devolverme el cuidado que mi pareja me daba. al año intentamos la penetración, pero no hubo caso (reiteradas veces). Una vez el se resbaló y esa fuerza me rompió el himen, por lo que sangre y me dió esperanza a que la próxima podría, pero seguía sin poder. Mi ginecóloga me chequeo y me dijo que tenía un tabique vaginal, por lo que debería ser operada (quitar ese pedacito de cartílago que obstruia el ingreso).  La operación salió muy bien, físicamente ya podía tener relaciones. Pero seguía sin poder, era una incomodidad, no ingresaba, era mucho el dolor , y que mi cabeza estaba dividida entre hacer lo que mis padres me decían, o lo que yo quería.

Terminaba llorando. Mis amigas podían a la primera vez, con un chico x, y yo estuve dos años con un chico que me amaba, que teníamos el espacio, que hasta me operé y no había caso. El nunca me lo hizo sentir un peso.

Hoy día tengo otro novio, el cual me respeta y acompaña. También lo intentamos, fue mejor que otras veces, pero igual no se logro. Mi ginecóloga me derivó a viví, explicándome que había casos de chicas que no podían tener relaciones a pesar de sus intentos, que era normal y que iba a estar acompañada. Así fue , organice una cita con viví, que amablemente acepto mi caso. En las primeras sesiones me hablo del vaginismo, la causa por la cual el músculo tiende a cerrarse , mi causa era psicológica, todos esos intentos, ese no disfrute, mi familia impulsándome a que no era bueno ni acordé a mi edad el sexo. Me mostró videos y luego iniciamos con los ejercicios de dilatación. Comprobamos si tenía manejo del músculo, contrayendo y relajando. Practique mucho, me hice dilatadores. Desde los 12 que llevo una vida de médicos, que a su vez me derivan a otros. Estaba cansada. Y sabía que yo podía. Así fue, viví me fue indicando los pasos, y respetando mis tiempos, me ayudó a la evolución de estos. Un día mi novio me acompaño, viví me explico cómo hacer que el siga mis velocidades y entienda que estaba pasando. Luego lo llevamos a la práctica en privado, y pudimos feliz mente concretar la penetración.

Si bien no fue del todo placentera por mi parte, fue un súper logro, el cual ya vamos a ir puliendo.

Nos mostró un vídeo para conocer más poses lo situaciones para pasarla mejor en el momento íntimo.



37 años

Febrero 2019

Testimonio Nº38

Tengo 37 años y estoy en pareja hace 11 años. Fue cuando descubrí que tenía este dolor

al intentar ser penetrada y que la vagina se cerraba completamente, pero al principio no nos preocupamos mucho, pensamos que se iba a pasar con la práctica, porque yo no había tenido experiencias sexuales anteriores. Pero pasaban los años, el problema seguía y la angustia crecía. Por suerte mi marido siempre fue muy amoroso y comprensivo y nos rebuscamos para tener relaciones sexuales pero sin penetración. Estuve averiguando por 

internet hasta que encontré un blog que habla sobre vaginismo y entendí que era eso lo que a mí me pasaba. Decidí hacer un tratamiento en un centro médico con el que logré entender que no tenía ningún problema físico, ya que pude introducirme varios tamaños de tutores a lo largo de las sesiones pero cuando intentábamos lo mismo con el pene de mi esposo, no había forma de que entrara. Seguí haciendo los ejercicios por mi cuenta con dos dilatadores que compré en un sex shop, pero solo lograba insertar el de menor tamaño y no lograba avanzar más. En agosto de 2018 decidí volver a hacer un tratamiento y, a través de una nota en Clarín, descubrí la página de Vivi y leí todas las experiencias de otras chicas y me pareció que era lo que estaba necesitando, ya que la experiencia anterior me había ayudado pero no había sido suficiente. En septiembre decidí escribirle y al día siguiente me llamó Viviana para acordar una cita, destaco la excelente predisposición que tuvo para coordinar con mis horarios y la inmediatez de la respuesta, ya que me costaba mucho decidirme a iniciar el tratamiento y siempre por una cosa u otra lo postergaba.

A la semana siguiente tuvimos el primer encuentro, fue una charla relajada en la que Vivi se interiorizó de mi situación, le conté del tratamiento anterior, de mi relación de pareja, de mi familia, trabajo, siempre escuchando con mucha atención y comprensión. Luego ese mismo día fuimos al gabinete donde me enseñó a darme un masaje y a respirar para lograr relajarme, luego hicimos unos ejercicios de contracción y relajación e inserté el tutor de menor tamaño. Me fui a casa con ejercicios para hacer: dibujar la vulva, y seguir practicando con el tutor. También me envió por mail un texto que me ayudó mucho con los ejercicios. En los encuentros siguientes fuimos avanzando con el tamaño de los tutores hasta llegar al que tenía 14 cm de diámetro, y yo los armaba en mi casa y seguía practicando. En el cuarto encuentro me enseñó cómo hacer para incorporar a mi marido a la práctica (ayudándome con los tutores pero sin intentar la penetración con su pene) y en el quinto encuentro me mostró las distintas posiciones en las que podía practicar con mi esposo. En esa sesión también me pude colocar un tampón, algo que nunca había logrado, y me lo llevé puesto a mi casa, porque no lo podía creer! El desafío era poder sacarlo y lo pude hacer con paciencia y tratando de relajarme.

El tratamiento fue rápido y lo terminé a fines de octubre. Ahora me quedaba hacer las prácticas con mi esposo para lo cual me tomé unos meses. Quería estar bien preparada, y prepararlo a él para que no se sintiera presionado. Por lo que seguí practicando con los tutores y mi marido ayudando. Cuando estuvimos listos, probamos con la posición en la que yo estoy encima de él y no pudimos lograrlo, pero no intentamos otra posición para no frustrarnos. Al día siguiente probamos otra posición, en la que yo estoy con las piernas levantadas y ahí pudimos insertarlo. No lo podía creer mientras sucedía, estaba tan feliz, sentía una pequeña molestia pero me acordaba de los ejercicios que hacía con Viviana para relajarme y pudimos seguir. Después de tantos años de angustia y frustración estoy tan agradecida a Vivi y su tratamiento porque fue fundamental  para resolver este problema que a veces sentía que nunca iba a superar. A partir de ahora vamos a seguir probando posiciones pero lo más difícil ya pasó! Espero que esta experiencia anime a otras chicas que estén en esta situación a vencer la ansiedad y la vergüenza y hacer el tratamiento, porque realmente vale la pena.



29 años

Febrero 2019

Testimonio Nº37

Al comenzar mi pre adolescencia, yo experimentaba deseos sexuales normales para mi edad, pero el contacto físico con chicos me horrorizaba: sentía que era fea (siempre tuve autoestima baja), que lo iba a hacer mal… luego en mi adolescencia, fui a un colegio religioso, donde nos decían que si teníamos relaciones antes del matrimonio nos íbamos a ir al infierno. Por mi personalidad y por la manera en que me criaron, yo le daba mucha importancia a lo que me decían los adultos, y me tomaba muy en serio ese discurso.

A los 17 años todo lo relacionado con la sexualidad me seguía atemorizando, pero la ebullición hormonal fue más fuerte; ahí fue cuando  di mi primer beso y comencé a tener encuentros un poco más íntimos con chicos, pero la estimulación vaginal que me intentaban hacer, a mí me daba pánico. Además el hecho de escuchar que la primera vez era dolorosa, y que podía haber sangrado, también me generaba miedo. Era un miedo terrible a esa situación desconocida de la que yo pocas cosas buenas había escuchado. Incluso llegué a fantasear apenas empezada mi adolescencia con que ojalá tenga una enfermedad que me permita justificar que yo no podía tener relaciones. Creo que en parte, mi cuadro de vaginismo lo creé yo misma, para protegerme de experimentar algo que me atemorizaba pero que a la vez anhelaba. Cuando empecé a estar con chicos, era un contradicción total: la ebullición hormonal me empujaba a experimentar, pero siempre con culpa por mi educación religiosa. A esto se sumaba la presión social: en el último año del secundario yo era la única chica virgen de mi curso, y había llegado a sufrir bullyng por eso. Eso me llevaba a presionarme a mí misma para que suceda cuanto antes, pero a la vez todavía me daba miedo  “irme al infierno” si eso pasaba… muchas contradicciones en mi cabeza que lo único que hacían era angustiarme cada vez más.

La primera vez que un chico intentó masturbarme, si bien estaba excitada, no quería que pase eso. Pero no pude decir que no. Era muy sumisa por experiencias de abuso en mi niñez. Mi instinto al ver lo que me iba a hacer, fue contraer mis músculos vaginales; lo hice concientemente. No pude verbalizar un “no”, pero de cierta manera hablé con mi cuerpo. Así que la situación culminó en ese momento. Después seguí viendo al chico, y cuando intentamos que pase eso, o tener relaciones, no podía relajarme, era imposible la penetración. Ahora me contraía, pero involuntariamente. Yo en esos momentos no era conciente del todo de lo que pasaba, más bien atribuía mi dolor a la virginidad, y pensaba que era normal que las primeras veces no se pueda lograr la penetración.

Luego, a los 20, conocí a un chico que sería mi novio durante nueve años. Esos años durante los cuales estuve de novia fueron muy tranquilizadores para mí en el sentido de que ya no tenía la presión social sobre la virginidad; todos pensaban que teníamos una vida sexual “normal”. El vaginismo era nuestro secreto. Le pude poner ese nombre a mi cuadro investigando en internet. Después de meses de infructuosos intentos de penetración vaginal, busqué en internet si era normal que doliera tanto la primera relación sexual. Ahí encontré el cuadro de vaginismo, y toda la información y testimonios coincidían con lo que me pasaba a mí. Supuse que el dolor se debía a que yo contraía la musculatura vaginal. También supuse que el origen de este cuadro era psicológico, y quise hacer una consulta con un psicólogo. Recién consulté a los 23. Supongo que ninguno de los dos tenía la urgencia de consultar ya que teníamos relaciones por otras vías que nos deparaban placer a los dos. 

De los 23 a los 29 años fui a tres psicólogas diferentes. Ellas no sabían lo que era el vaginismo, se los tenía que explicar yo. En cierto punto, creo fue contraproducente haber intentado tratar mi vaginismo solo mediante terapia psicológica. Una de las psicólogas me llegó a decir que si no pasaba, era porque yo no quería, a pesar de que yo le decía que quería tener relaciones, pero algo me lo impedía. Otra me decía que intente practicar masturbándome o poniéndome un tampón. Pero hacerlo sola, sin guía, no da buenos resultados. Y eso hacía que me frustre más. Durante esos años, cada tanto yo volvía a investigar sobre vaginismo, y ver qué cosas me podían ayudar aparte de la terapia psicológica. Me fui enterando de tratamientos rápidos y efectivos con dilatadores, y que era recomendable que estén acompañados por terapia física. Pero eran todos tratamientos disponibles en España, en Argentina no encontraba nada.

Hasta que un día, a los 29 años, di con el blog de Viviana, y me di cuenta que atendía en Capital Federal. Se lo comenté a mi psicóloga, y no me apoyó. Me dijo algo así como que si yo no cambiaba algo en mi cabeza, por más que intente que entre algo en mi vagina, no iba a poder, sino que iba a seguir forzando la situación. Al mismo tiempo, con mi novio tomamos la decisión de separarnos. La pareja estaba muy desgastada por diferentes motivos.

Unos meses después de la separación, conocí a un chico en un boliche que me encantó. Ahí me determiné y busqué en internet tratamientos específicos para vaginismo en Argentina. Para mí volvía a ser una carga tener 30 y ser virgen. Volví a toparme con el blog de Vivi. Su terapia fue lo que más me convenció de la oferta de tratamientos en el país. Creo que demoré tanto la consulta específica, por lo que mencioné antes, pero también por vergüenza, en todo sentido. De hecho había realizado una sola consulta ginecológica en toda mi vida. Pero yo me sentía muy bien con este chico, y ya no tenía la represión que solían ejercer sobre  mí mi familia y la religión. En eso debo reconocer que la terapia psicológica me  ayudó bastante.

Con Vivi concertamos una primera entrevista en la que hablamos de mi problema y en qué consistía el tratamiento. Yo estaba muy  desesperanzada, pero pensaba que este era el último intento de solucionar mi problema. Me entregué al tratamiento y a los pasos que me indicaba Vivi. Fue fundamental su acompañamiento sin presiones. Procuré seguir sus indicaciones al pie de la letra, pero a mi ritmo. Estoy muy agradecida con ella por su calidad profesional y humana. En pocas sesiones me dio mucho ánimo para salir adelante, desde lo práctico, y también desde su formación como psicóloga; fue un apoyo profesional integral, y muy humano. Lo más importante para mí fue que los ejercicios los realizaba yo, pero no estaba sola, Vivi estaba a mi lado alentándome y guiándome.

Cuando estuve muy avanzada en las sesiones, me encontré con el chico, al cual seguí viendo durante el tratamiento. Nunca le dije que tenía vaginismo ni que estaba haciendo una terapia. Cuando no podíamos lograr la penetración, yo le decía que estaba nerviosa, que él me encantaba pero que era vergonzosa, por lo que me tensaba y no podía relajarme, y eso hacía que me duela (lo cual era  verdad, pero solo una parte de la verdad). Él por suerte nunca me presionó, eso también fue fundamental. Pero como decía, luego de todos los avances que hice con Vivi, cuando me sentí lista, volví a intentar la penetración, y funcionó. Así que hoy en día puedo decir con alivio que estoy superando este problema.

Como conclusión de esta experiencia, creo que efectivamente es necesario un tratamiento específico para vaginismo. Que aunque las causas son mayoritariamente psicológicas, hay también causas orgánicas, como una predisposición a acumular tensión en la zona pélvica. Y creo importante la difusión de este cuadro que es el vaginismo, y que los profesionales de la salud deben estar mejor informados, ya que aunque mis psicólogas en algunos aspectos me ayudaron, en otros actuaron de forma contraproducente. De hecho desalentaban mi consulta a profesionales especializados como Vivi. La única ginecóloga que consulté, cuando le dije que tenía vaginismo, sabía lo que era, pero solo me recomendó masturbación, ni siquiera me derivó a otro profesional. Es necesario que los profesionales de nuestro país estén mejor capacitados y que trabajen de forma más interdisciplinaria, para poder orientar de forma correcta a las mujeres que padecemos vaginismo, ya que es un cuadro de por sí bastante angustiante, como para sumarle el destrato de los profesionales que supuestamente están para ayudarte. Y digo destrato de los profesionales basándome no solo en mi experiencia, sino en testimonios que leí a través de los años, cuando buscaba informarme sobre el vaginismo. Además, es un problema más común de lo que se piensa. Aunque también es cierto que por las características de este cuadro suele tender a ser un “secreto”, y eso seguramente colabore para que no tenga la difusión que merece.



19 años

Febrero 2019

Testimonio Nº36

Tengo 19 años y llegue a conocer a Vivi por la Dra. Granja, ginecóloga, fue quien me la recomendó. A los 16 años estuve de novia con un chico de mi colegio, siempre fui muy insegura con mi cuerpo por lo tanto el solo hecho de tener contacto físico ya me ponía tensa. Ninguno de los dos había tenido relaciones con alguien anteriormente por lo que todo era nuevo y preferimos ir despacio. Después de 9 meses intentamos la penetración. Pudimos lograrlo, pero me dolía mucho y me sentía incómoda. Creíamos que fue así porque era mi primera vez. Intentamos mas veces a lo largo de un año y medio, pero en el proceso de la penetración sentía mucho dolor y ardor, después de un rato dejaba de doler, pero había estado tan tensa durante ese momento que ya no quería saber nada más. Siempre terminaba angustiada y enojada, él s a veces también terminaba enojando conmigo por no poder o no querer. Le contaba a sus amigos que no quería que me penetre o que a veces le pedía que se tapara los ojos para practicarme sexo oral, ellos me hacían burla de eso y me hacía peor porque sentía que nunca iba a poder. Fui a la psicóloga durante un largo tiempo, el tema de la penetración se lo conté en su momento, pero lo único que me aconsejaba era que me masturbara, que eso iba a hacer que yo misma sepa que me gustaba. No me sirvió mucho su consejo, no me gustaba verme en el espejo y menos tocarme. 

Después de 2 años de noviazgo cortamos. Empecé a salir con un chico del colegio también, tanta inseguridad me había dejado mi exnovio que hasta un beso me costaba darle a el nuevo chico. Seguimos saliendo, pero nunca le conté este problema. Él nunca había anteriormente relaciones sexuales y eso me tranquilizaba porque no me iba a poder comparar con alguien más. Después de 4 meses, nos fuimos de viaje de egresados juntos. Las ultimas 3 noches dormimos juntos, pero no paso nada porque me dormía a propósito, seguía dándome mucha vergüenza. En la ultima noche me dije a mi misma que tenía que animarme, que si no pasaba ahí no iba a pasar nunca. Entonces paso, me penetro, pero me volví a sentir igual. Al otro día le conté como me sentía cuando pasaba eso y que con mi exnovio  también me había pasado. Nos pusimos de novios, intentamos un par de veces más pero no hubo caso, seguía frustrándome y tirándome abajo pensando que era un problema que nunca iba a poder solucionar. Esto me tenía preocupada la mayoría del tiempo. Le pedí consejos a mi ginecóloga, los aplicamos, pero tampoco sirvieron.  

Hasta que finalmente me derivo con Vivi, me dijo que era terapeuta sexual. Me dio un poco mas de esperanza de que pueda solucionarlo y sabía que era el último intento, así que fui entregada sin tener idea de lo que podía llegar a tener que hacer. Y así fue, seguí paso a paso todo lo que me dijo, me saqué todas las dudas y me dio mucha más seguridad que era lo que mas necesitaba. Cuando me sentí más seguro volví a intentar la penetración con todas las herramientas que fui aprendiendo con Vivi y me sirvió muchísimo. Estoy muy contenta de haberlo logrado y sacarme una preocupación de encima. Estaría bueno que otras chicas sepan que esto es normal y que tiene una solución, que no se sientan avergonzadas como muchas de nosotras lo estuvimos.



Febrero 2019

29 años

Testimonio Nº35

Al comenzar mi pre adolescencia, yo experimentaba deseos sexuales normales para mi edad, pero el contacto físico con chicos me horrorizaba: sentía que era fea (siempre tuve autoestima baja), que lo iba a hacer mal… luego en mi adolescencia, fui a un colegio religioso, donde nos decían que si teníamos relaciones antes del matrimonio nos íbamos a ir al infierno. Por mi personalidad y por la manera en que me criaron, yo le daba mucha importancia a lo que me decían los adultos, y me tomaba muy en serio ese discurso.

A los 17 años todo lo relacionado con la sexualidad me seguía atemorizando, pero la ebullición hormonal fue más fuerte; ahí fue cuando  di mi primer beso y comencé a tener encuentros un poco más íntimos con chicos, pero la estimulación vaginal que me intentaban hacer, a mí me daba pánico. Además el hecho de escuchar que la primera vez era dolorosa, y que podía haber sangrado, también me generaba miedo. Era un miedo terrible a esa situación desconocida de la que yo pocas cosas buenas había escuchado. Incluso llegué a fantasear apenas empezada mi adolescencia con que ojalá tenga una enfermedad que me permita justificar que yo no podía tener relaciones. Creo que en parte, mi cuadro de vaginismo lo creé yo misma, para protegerme de experimentar algo que me atemorizaba pero que a la vez anhelaba. Cuando empecé a estar con chicos, era un contradicción total: la ebullición hormonal me empujaba a experimentar, pero siempre con culpa por mi educación religiosa. A esto se sumaba la presión social: en el último año del secundario yo era la única chica virgen de mi curso, y había llegado a sufrir bullyng por eso. Eso me llevaba a presionarme a mí misma para que suceda cuanto antes, pero a la vez todavía me daba miedo  “irme al infierno” si eso pasaba… muchas contradicciones en mi cabeza que lo único que hacían era angustiarme cada vez más.

La primera vez que un chico intentó masturbarme, si bien estaba excitada, no quería que pase eso. Pero no pude decir que no. Era muy sumisa por experiencias de abuso en mi niñez. Mi instinto al ver lo que me iba a hacer, fue contraer mis músculos vaginales; lo hice concientemente. No pude verbalizar un “no”, pero de cierta manera hablé con mi cuerpo. Así que la situación culminó en ese momento. Después seguí viendo al chico, y cuando intentamos que pase eso, o tener relaciones, no podía relajarme, era imposible la penetración. Ahora me contraía, pero involuntariamente. Yo en esos momentos no era conciente del todo de lo que pasaba, más bien atribuía mi dolor a la virginidad, y pensaba que era normal que las primeras veces no se pueda lograr la penetración.

Luego, a los 20, conocí a un chico que sería mi novio durante nueve años. Esos años durante los cuales estuve de novia fueron muy tranquilizadores para mí en el sentido de que ya no tenía la presión social sobre la virginidad; todos pensaban que teníamos una vida sexual “normal”. El vaginismo era nuestro secreto. Le pude poner ese nombre a mi cuadro investigando en internet. Después de meses de infructuosos intentos de penetración vaginal, busqué en internet si era normal que doliera tanto la primera relación sexual. Ahí encontré el cuadro de vaginismo, y toda la información y testimonios coincidían con lo que me pasaba a mí. Supuse que el dolor se debía a que yo contraía la musculatura vaginal. También supuse que el origen de este cuadro era psicológico, y quise hacer una consulta con un psicólogo. Recién consulté a los 23. Supongo que ninguno de los dos tenía la urgencia de consultar ya que teníamos relaciones por otras vías que nos deparaban placer a los dos. 

De los 23 a los 29 años fui a tres psicólogas diferentes. Ellas no sabían lo que era el vaginismo, se los tenía que explicar yo. En cierto punto, creo fue contraproducente haber intentado tratar mi vaginismo solo mediante terapia psicológica. Una de las psicólogas me llegó a decir que si no pasaba, era porque yo no quería, a pesar de que yo le decía que quería tener relaciones, pero algo me lo impedía. Otra me decía que intente practicar masturbándome o poniéndome un tampón. Pero hacerlo sola, sin guía, no da buenos resultados. Y eso hacía que me frustre más. Durante esos años, cada tanto yo volvía a investigar sobre vaginismo, y ver qué cosas me podían ayudar aparte de la terapia psicológica. Me fui enterando de tratamientos rápidos y efectivos con dilatadores, y que era recomendable que estén acompañados por terapia física. Pero eran todos tratamientos disponibles en España, en Argentina no encontraba nada.

Hasta que un día, a los 29 años, di con el blog de Viviana, y me di cuenta que atendía en Capital Federal. Se lo comenté a mi psicóloga, y no me apoyó. Me dijo algo así como que si yo no cambiaba algo en mi cabeza, por más que intente que entre algo en mi vagina, no iba a poder, sino que iba a seguir forzando la situación. Al mismo tiempo, con mi novio tomamos la decisión de separarnos. La pareja estaba muy desgastada por diferentes motivos.

Unos meses después de la separación, conocí a un chico en un boliche que me encantó. Ahí me determiné y busqué en internet tratamientos específicos para vaginismo en Argentina. Para mí volvía a ser una carga tener 30 y ser virgen. Volví a toparme con el blog de Vivi. Su terapia fue lo que más me convenció de la oferta de tratamientos en el país. Creo que demoré tanto la consulta específica, por lo que mencioné antes, pero también por vergüenza, en todo sentido. De hecho había realizado una sola consulta ginecológica en toda mi vida. Pero yo me sentía muy bien con este chico, y ya no tenía la represión que solían ejercer sobre  mí mi familia y la religión. En eso debo reconocer que la terapia psicológica me  ayudó bastante.

Con Vivi concertamos una primera entrevista en la que hablamos de mi problema y en qué consistía el tratamiento. Yo estaba muy  desesperanzada, pero pensaba que este era el último intento de solucionar mi problema. Me entregué al tratamiento y a los pasos que me indicaba Vivi. Fue fundamental su acompañamiento sin presiones. Procuré seguir sus indicaciones al pie de la letra, pero a mi ritmo. Estoy muy agradecida con ella por su calidad profesional y humana. En pocas sesiones me dio mucho ánimo para salir adelante, desde lo práctico, y también desde su formación como psicóloga; fue un apoyo profesional integral, y muy humano. Lo más importante para mí fue que los ejercicios los realizaba yo, pero no estaba sola, Vivi estaba a mi lado alentándome y guiándome.

Cuando estuve muy avanzada en las sesiones, me encontré con el chico, al cual seguí viendo durante el tratamiento. Nunca le dije que tenía vaginismo ni que estaba haciendo una terapia. Cuando no podíamos lograr la penetración, yo le decía que estaba nerviosa, que él me encantaba pero que era vergonzosa, por lo que me tensaba y no podía relajarme, y eso hacía que me duela (lo cual era  verdad, pero solo una parte de la verdad). Él por suerte nunca me presionó, eso también fue fundamental. Pero como decía, luego de todos los avances que hice con Vivi, cuando me sentí lista, volví a intentar la penetración, y funcionó. Así que hoy en día puedo decir con alivio que estoy superando este problema.

Como conclusión de esta experiencia, creo que efectivamente es necesario un tratamiento específico para vaginismo. Que aunque las causas son mayoritariamente psicológicas, hay también causas orgánicas, como una predisposición a acumular tensión en la zona pélvica. Y creo importante la difusión de este cuadro que es el vaginismo, y que los profesionales de la salud deben estar mejor informados, ya que aunque mis psicólogas en algunos aspectos me ayudaron, en otros actuaron de forma contraproducente. De hecho desalentaban mi consulta a profesionales especializados como Vivi. La única ginecóloga que consulté, cuando le dije que tenía vaginismo, sabía lo que era, pero solo me recomendó masturbación, ni siquiera me derivó a otro profesional. Es necesario que  los profesionales de nuestro país estén mejor capacitados y que trabajen de forma más interdisciplinaria, para poder orientar de forma correcta a las mujeres que padecemos vaginismo, ya que es un cuadro de por sí bastante angustiante, como para sumarle el destrato de los profesionales que supuestamente están para ayudarte. Y digo destrato de los profesionales basándome no solo en mi experiencia, sino en testimonios que leí a través de los años, cuando buscaba informarme sobre el vaginismo. Además, es un problema más común de lo que se piensa. Aunque también es cierto que por las características de este cuadro suele tender a ser un “secreto”, y eso seguramente colabore para que no tenga la difusión que merece.



Enero 2019

24 años

Testimonio Nº34

Tengo 24 años, estoy en pareja hace cuatro años con una persona menor que yo. La realidad es que este problema siempre me bajó la autoestima, de alguna forma me hacía sentir “menos mujer”. Por suerte mi novio siempre me espero, me banco y nunca me metió presión con este tema pero como toda persona normal tiene su necesidad la cual intentábamos otros métodos pero nunca con penetración ya que en cada intento en el cual queríamos estar juntos, al llegar al momento de la penetración, mi cuerpo se endurecía y automáticamente cerraba las piernas y no quería que se asome absolutamente nada sobre mí. Nunca entendí la razón pero siempre tuve miedo al dolor de la primera vez. Hasta que hace unos pocos meses me cansé y decidí poner fin a este problema que vengo arrastrando hace tiempo y ya no lo soportaba más. Entonces empecé a investigar y en unos de los primeros anuncios de internet me apareció una entrevista en la cual una chica contaba exactamente lo que me pasaba a mí. Esa entrevista llevaba al blog y al contacto de Viví. En el primer intento que quise contactarla me dio miedo y mucha vergüenza,  porque este tema nunca pude hablarlo con nadie salvo con mi novio. En el segundo intento mande un correo a la doctora la cual muy amablemente respondió y me dio muchísima seguridad pero de todas formas me dio miedo y deje pasar unas semanas hasta que recibí ese mail de Vivi que cambio todo y nunca lo voy a olvidar “Hola, no he recibido aún tu llamado. Ya diste le primer paso, lo tuyo tiene solución” y gracias a ese mensaje sentí la esperanza de poder, de que hay una persona con esperanza de ayudarme y que me entiende .Yo lo que más quería era terminar con esto. Asique contacte una cita con ella, debo admitir que estaba muy nerviosa ese día pero al hablar con ella tan solo unos minutos ya me relaje. La primer cita fue una charla muy íntima la cual conté todo lo que me pasaba, conocí mas mi cuerpo y hasta hicimos ejercicios. Logre meterme una vela muy pequeña pero pude hacerlo y no podía creer que logre meterme algo ahí!!! Eso fue la motivación de todo, salí muy feliz de la primera sesión y me lleve a casa ejercicios que indicó Viví. Para todas ustedes que están leyendo esto, desde mi experiencia les digo que la practica solas en casa es MUY IMPORTANTE, cuesta sí, pero se puede chicas. De a poco, con relajación y siguiendo todas las indicaciones de Viví. Seguí todo tan a pie de la letra, practique lo más que pude y así fue que en 4 sesiones culminé mi tratamiento. Pasando de una medida a otra sesión tras sesión.Creí que nunca iba llegar al dilatador número 4 pero en el momento menos esperado, en la misma sesión logre hacer las dos medidas: el dilatador número 3 y 4. Ahora solo queda seguir mejorando día a día con mi pareja, quien agradezco mucho como me ayudo en todo el tratamiento, literalmente. Me ayudaba hasta en los ejercicios de casa y eso me daba mayor seguridad.

Solo escribo mi experiencia para decirles que se puede y sé que al principio parece imposible, a veces va costar más un dia que otro, pero con constancia ganas y voluntad todo se puede. Gracias a los testimonio que leí en esta página pude ir segura y pude seguir con todo el tratamiento ya me motivaban todos los testimonios de chicas que pudieron salir adelante. Por esta razón, quiero que mi experiencia les sea de ayuda y como dije anteriormente se puede chicas!! Solo depende de nosotras. No estamos solas, somos mas de lo que pensábamos. Empezando el tratamiento me di cuenta que somos muchas pasando por lo mismo y por suerte existe una profesional como Viviana la cual sabe cada detalle para saberte llevar y hacer que logres todos los objetivos. Muchos éxitos para aquellas que pudieron, para las que están en camino y a ustedes que todavía no se animan de dar este gran paso: Háganlo y no se van arrepentir!


Diciembre 2018

27 años

Testimonio Nº33

Tengo 27 años, y sinceramente este tratamiento con Vivi marco un antes y un después en mi vida tanto sexual como en otros aspectos.  Estuve de novia 10 años, con un chico 2 años mayor, nos conocimos a los 16 años y recién a los 18 años empezamos a tener relaciones. Después de varias veces intentar la penetración nos dimos cuenta que había algo que no me permitía hacerlo, no sabia si eran miedos, si había algún problema físico, o psicológico, o que era, pero no podía relajarme y mi vagina se cerraba por completo al querer penetrarme, me tensionaba, sentía dolor o molestias, pero sobretodo que estaba totalmente bloqueada. Seguimos así por años, teniendo relaciones de otras formas, pero nunca logramos la penetración, y después directamente dejamos de intentarlo, ya que era algo traumático para mi ese momento y al darme cuenta de que no podía, me ponía mal, me enojaba, y no quería seguir; ya en mi mente estaba fijo el “no voy a poder”  y así estuvimos por años.  Muchas veces fue motivo de peleas, ya que si bien el no me presionaba yo nunca me decidía a hacer algo por resolver ese problema. Pensaba que nunca iba a poder desbloquear eso y que iba a tener que vivir para siempre con eso.

Hasta que un día, decidí hacer terapia para ver si podía ayudarme, ya que por sobre todas las cosas mi gran deseo siempre fue ser madre y sabía que si no hacía algo para tratarlo mas adelante se iba a complicar. Con la terapia fueron surgiendo otras cuestiones que fueron llevando a entender un poco más de donde podía venir este problema,  situaciones particulares de mi infancia, entre otras cosas.  Así de a poco fui descubriendo y llegando a la conclusión de que mi problema se llamaba  vaginismo.  Al tiempo, la relación con mi novio se terminó,  y yo dejé de hacer terapia y volví a abandonar el tema. Tuve otra relación, de un año, en este caso con una mujer, en donde el sexo era bastante bueno, pero tampoco nunca intente tener una penetración con algún juguete o consolador, sentía que no me era necesario y que la pasaba bien igual.

Al terminar la relación con esta chica, me dí cuenta que no era lo mío la homosexualidad y que quizás había buscado eso en algún momento dado que con un hombre no iba a poder estar  por ese problema de vaginismo. Fue ahí hace unos meses donde me di cuenta que tenía que hacer algo por mí, que seguramente había una solución y que solo era cuestión de voluntad y ganas de querer resolverlo. Así que empecé a buscar en internet y leer artículos sobre vaginismo, y me di cuenta de que era un problema muy normal en muchas mujeres. Buscando encontré el blog de Viviana Tobi, y ahí me quede leyendo sobre el tratamiento, los testimonios y todo lo que había sobre vaginismo. Me contacté con Vivi, y al tiempo decidí empezar con el tratamiento vía skype ya que  soy de Córdoba y no podía viajar tantas veces. Fue increíble como ese tratamiento  y el sentir también que yo estaba en el momento justo para hacerlo cambiaron mi vida por completo. Mediante charlas, videos, representaciones gráficas de la vagina, dibujos, y los ejercicios de keggel que son super importantes para poder relajar los músculos, la respiración, etc fui conociéndome un poco más, entendiendo como funcionaba todo, y así empezando a desbloquear tanto mi mente como la vagina. Después de un par de sesiones empecé a intentar la penetración con tutores, siempre haciendo ejercicios de relajación antes y unos masajes para aflojar los músculos de la vagina, empecé  con el mas pequeño, y  de a poco aumentando el  tamaño a medida que avanzaba. La primera vez que logré que pasara, fue increíble, sentí  que había roto la primer barrera y me sentí muchísimo mas motivada para seguir adelante. No sentí dolor, solo un poco de molestia pero nada del otro mundo y muchas sensaciones nuevas!! Y  de a poco fui pasando de tamaño hasta llegar al que tenía el tamaño de un pene! , siempre con la motivación y la ayuda de Vivi, que me fue  guiando, enseñando, ayudando a relajarme para poder hacerlo!  Realmente gracias a ella, logre todo eso, siempre me hizo sentir muy cómoda, comprendida y súper contenida. Ella trata  y maneja el tema de una manera tan natural y para ella es todo TAN normal que realmente lo transmite, y  hace que sea mucho más fácil!  siempre celebrando y alentando mis logros! Una genia!!!

Me dí cuenta de que cuando se quiere se puede. En 10-12 sesiones ya había terminado el tratamiento, y hoy puedo disfrutar de la sexualidad perfectamente, y gracias a una persona (hombre) que es muy especial  hoy en mi vida y que fue quien también me ayudo, cuido  y apoyo  mucho en este proceso.  Fue un cambio enorme en mi vida y estoy feliz de haberlo logrado!! Fue una batalla personal e interna que logre vencer.

Tengo 32 años y me casé hace 6. Aprendí que tenía que mantenerme virgen hasta el matrimonio y así me mantuve, también mi esposo aprendió lo mismo, y luego de dos años de novios nos casamos. Aunque creía firmemente en lo que decidía, de alguna forma  siempre me hacía sentir muy insegura pensar y saber que mi primera vez iba a ser UN día  específico a UNA hora específica, que todo el mundo lo iba a saber, que iba a ser un  desastre (porque es lo que todos dicen al contar algo sobre su primera vez), y que aunque  éramos dos personas que nos amábamos, no teníamos experiencia ni idea ni nada.. Ah y  que además me iba a doler! Por todo esto, llegué a ese momento completamente insegura,  nerviosa y miedosa, sin ningún tipo de excitación ni sensación de placer ni siquiera  expectativa. Él también estaba nervioso pero contrario a mí, completamente excitado.  

Llegamos a la habitación del hotel, y mientras yo me recostaba en la cama, él ya se había  

sacado toda la ropa y me había empezado a besar! La verdad es que hoy lo recordamos  

con gracia, pero yo seguía asustada y no dejaba de pensar en que me iba a doler. De hecho, mientras sólo me besaba e intentaba sacarme la ropa me puse a llorar asustadísima.  

En la cama y los dos desnudos, abrí las piernas y él intentó penetrarme, fue automático porque ni siquiera sabía qué tenía que pasar o sentir realmente. Y pasó lo que ya sabía que iba a pasar: me dolía. Sea lo que sea que él intentara hacer, sólo al acercarse mis piernas se ponían durísimas y a mí me dolía. Y todavía me acuerdo ese pensamiento que tuve ahí mismo: “no va a pasar, no va a entrar, me duele, no voy poder”. Parece como si me hubiera  programado con esas palabras. Como los dos estábamos sin saber qué hacer, seguíamos intentando algo que no entendíamos tampoco. En la luna de miel, él compro un lubricante en la farmacia, y seguíamos intentado algo que para mí seguía siendo tan desconocido. Estaba bloqueada,no sabía qué tenía que hacer, nada. Volvimos del viaje y él obsesivo y ansioso como es, no dejaba de googlear información. Yo no quería hablar con nadie ni preguntar ni nada. Esos mismos días a la vuelta del viaje él ya  le encontró nombre a lo que me pasaba: vaginismo. A mí me causaba gracia y aversión. Me pidió que leyera un blog español que había encontrado, que tenía información y testimonios, y también la cura, que consistía en relajación y el uso de dilatadores. Lo leí muy de a poco, porque me causaba mucha aversión y angustia, y apenas empezaba a leer empezaba  también a llorar. Pasaron las semanas y los meses, y él me seguía insistiendo con la información y yo seguía intentando leer. Me propuso comprar los dilatadores y seguir el mismo tratamiento que la  bloguera proponía. Nunca accedí. En ese mismo tiempo, además ya había localizado el Centro de Vivi.era la solución acá  nomás, sólo teníamos que contactarla,  íbamos a pagar lo que sea necesario..! Tampoco  accedí. Siguió pasando el tiempo, más meses y más años y yo seguía intentando leer la información en línea pero siempre terminaba en angustia y llanto. Mientras tanto, los dos primeros años de casados fueron angustiantes para los dos, disfrutamos muchas cosas j untos pero cada día terminar en la cama para  mí era  angustiante. Nunca sentía excitación y lamentablemente más de una vez le cortaba el momento angustiada, con mis piernas durísimas y sintiendo dolor, en el cuerpo y en la mente, sintiendo que me estaba forzando, aunque no se lo decía. Y nos dormíamos, yo llorando y el enojado, o decepcionado, o asustado, sea como sea, era horrible.Por alguna razón, los siguientes dos años empecé a sentir que tenía que disfrutar igual,  intenté explorar un poco más sobre qué era la sexualidad y empecé a leer nformación, en general. Empecé a sentir excitación en los encuentros que teníamos, me sentía más relajada y hasta sabía cómo llegar al orgasmo. Disfrutábamos j untos, aún sin intentar  siquiera la penetración y empecé a sentirme más segura, pero seguía sin querer contactar a Vivi.   

Durante todos estos años también, una de las preocupaciones más grandes para él no era  el sexo en sí sino que yo pudiera hacerme los chequeos ginecológicos. Lo intenté, visité a  una ginecóloga en el primer año de casados, con toda la angustia del mundo le expuse la  historia de que nunca habíamos podido lograr la penetración, acompañada de mi esposo, él  siempre terminaba la conversación mientras yo lloraba sin parar. Pero no sólo sentí que  esta médica me había tratado con desinterés sino que intentó introducime un hisopo y yo  salté del dolor y los nervios, llanto otra vez. Me fui pasada de nervios y con la seguridad de  que NUNCA iba a volver a ver a ningún ginecólogo nunca más.  

Pasó el tiempo mientras esquivaba las conversaciones con amigas sobre los chequeos  anuales y los chistes sexuales, hasta que a una amiga le pude contar que nunca me habían  podido revisar porque me ponía nerviosa, sólo eso le conté de toda la historia. Ella me  recomendó que visitara a su ginecólogo porque era súper amable. Fui otra vez con toda la  carga emocional de exponer mi historia, siempre acompañada de mi esposo y de vuelta él  terminando las conversaciones mientras yo lloraba. Me aseguró que yo iba a poder pasar  por eso, que en ese momento él no me iba a tocar, que sólo me iba a mirar si yo estaba  dispuesta. No sentía vergüenza de que me miren desvestida,así que me cambié y me  recosté. Me miró y me avisó que sólo iba a apoyar su mano en mi pubis, yo me sentía  segura pero en cuanto lo hizo estallé en llanto, las piernas se cerraron y bajé asustadísima.  Mientras me cambiaba le recomendó a mi esposo que me visitáramos una psicóloga, y me  aseguró que con el tiempo iba a poder revisarme, que no me preocupara y que me iba a  esperar. Yo no sabía si lo iba a poder resolver pero me fui con la calma de sentirme  entendida.  Visité a una psicóloga y expuse nuevamente mi historia entre llanto, pero las cuatro  consultas siguientes que tuvimos sólo ahondaron en cosas cotidianas y el tema no se tocó  nunca más así que solita decidí no ir más.  

“Tobi” se convirtió en una palabra que surgía muy seguido en casa. Cada vez que  hablábamos del tema, o cada cierto tiempo mi esposo me lo mencionaba: “cuándo vas a  contactar a Tobi”, “contactemos a Tobi”.. y yo seguía sin acceder.  

A mitad de este año, él me dijo que le iba a escribir a “Tobi” para consultar sobre el asunto.  

Le dije que lo haga, y Vivi nos respondió, pero yo nunca le devolví ese último correo. Tres  meses después sufrí una parálisis facial que me alertó sobre muchos aspectos de mi salud,  malos hábitos alimenticios que me había hecho perder  10 kilos en poco tiempo, insomnio y  estrés acumulado. Adentro mío todo había estallado y era momento de ponerlo en orden.  

Visité muchos médicos durante la recuperación de la parálisis y también me habían  recomendado asistencia psicológica, así que sentí que era el momento ideal para contactar  a Vivi y lo finalmente lo hice. Le escribí otro correo y le dejé mi número de teléfono para que  

ELLA me llame consciente de que probablemente yo no lo haría.. Me llamó y arreglamos  una cita.  

Fuimos j untos, con mi esposo siempre sentimos que lo que pasa en el matrimonio nos pasa  a los dos, por eso nunca fue una opción asistir sola. Llegamos súper nerviosos, y Vivi nos  recibió súper amable. Nos sentamos, tomamos un té y conversamos. Desde el primer  momento exponer nuestra historia fue fácil, los nervios duraron los primeros minutos  solamente.   

Nunca creí que en la primera consulta iba a pasar al gabinete pero así fue y en sólo un ratito  ya había aprendido más de mi cuerpo que en toda mi vida. No sentía vergüenza de lo que  Vivi me iba enseñando sino de no haberlo aprendido antes, en algún momento, quién me  tenía que enseñar esas cosas o dónde las tendría que haber aprendido? Para el final de la  segunda hora con Vivi ya podía conocía mi vulva y todas sus partes, podía mirarme en el  espejo sin sentir aversión o miedo, ya había ubicado la entrada de mi vagina y lo más  increíble de todo: había comenzado a introducir una velita y sin sentir dolor!!! La alegría que  sentía era indescriptible! Le pedí a Vivi que dejara entrar a mi esposo, tenía que ver lo que  había logrado, no lo iba a poder creer!!!  

Nos fuimos de esa primera consulta fascinados con todo lo que habíamos logrado, el  problema estaba solucionándose al fin.   

No fue fácil transitar esas semanas, cada sesión de dilatación en casa era angustiante y me  tomaba mucho tiempo relajarme hasta lograrlo. Pero pasaban las semanas y también  pasaba la angustia, y cada vez era más fácil, además cada logro era un festejo! Ya no había  ni vergüenza ni angustia, con mi esposo decíamos que era un j uego, y que cada visita en el  gabinete de Vivi era desbloquear un nivel, porque era así, cada visita lograba algo nuevo,  introducir un dilatador más grande o hacer movimientos nuevos, realmente algo se  desbloqueaba, y siempre al final de la visita le pedía a mi esposo pasar para que lo viera,  volvíamos entusiasmadísimos! Él me compraba las velas y la plastilina para hacer los  dilatadores en casa, una tarde llegó a casa y sacó de la mochila diez plastilinas blancas,  eran plastilinas infantiles pero eran para mis dilatadores, con esas cosas la angustia se fue  transformando en risas..  

Hubo días buenos y días malos pero el apoyo y optimismo de Vivi y de mi esposo fueron  

TODO!!! Hoy escribo este testimonio con la alegría de haber superado un problema que me  llenó de tristeza, enojo y estrés durante 6 años. Esta semana estábamos transitando la  semana en la que teníamos que practicar con las guías que Vivi nos había enseñado, pero  hace poquitos días en un encuentro  íntimo me sentí tan segura y confiada que le pedí que  intentemos la penetración, y aunque el momento dejó de ser excitante para ser un momento  puramente “técnico”, buscamos la postura más “cómoda” para abrir mis piernas, aunque era  sumamente incómodo para él.. Respiré profundo, hice kegels, volví a respirar profundo  mientras hacía más kegels, y muy lentamente lo logramos! Había pequeñas molestias, pero  había grandes sensaciones nuevas, no lo podíamos creer!!! Ya estaba completamente  segura, lo quería volver a intentar ese día mismo más tarde, y al otro día y así estamos completamente sorprendidos y entusiasmados y excitados y felices. Hoy mismo, de hecho,  vamos a visitar a Vivi para contarle todo esto, hacerle mil preguntas y, sobre todo  agradecerle! Tenía toda la razón, el problema tenía solución y valía la pena intentarlo.  

Las razones de mi vaginismo pueden haber sido varias, síntoma de estrés postraumático  por un episodio de abuso cuando era chiquita, del cual no fui consciente hasta hace poco,  un episodio de abuso peor que se repitió a mi hermano tiempo después, mucha culpa que  cargo por eso y de la que soy consciente ahora de adulta que tengo que liberarme, y  completa falta de información y conocimiento de mi propio cuerpo y sexualidad. De todos  modos, sean las razones que sean, el problema del vaginismo tiene solución y aunque  pareciera tan difícil, realmente no lo es: en sólo dos meses y en exactamente 7 sesiones  logré superarlo. Me llevó 6 años sentirme lista para enfrentarlo pero no me siento mal por  eso, el momento indicado llega y cada una lo conoce. Por eso más que nada valoro  inmensamente a mi esposo, porque me esperó y no se desanimó; y a profesionales como  

Viviana que tienen toda esta capacidad, todo mi reconocimiento y agradecimiento, ojalá  todas las chicas que pasen por esto puedan llegar a ella, y ojalá también que otros  profesionales como ginecólogos, kinesiólogos y psicólogos conozcan más a fondo de qué  se trata el vaginismo y puedan guiar a sus pacientes a una correcta forma de tratarse. Mi  ginecólogo no conocía a Viviana y su centro pero no estuvo tan errado al recomendarme  atención psicológica, ahora estoy entusiasmada por visitarlo de nuevo para contarle toda  esta experiencia y pedirle que tenga en cuenta a Viviana para recomendarla a otras  pacientes, vale la pena absolutamente.  



Testimonio de varón sobre matrimonio no consumado

Testimonio Nº32


Diciembre 2018


Comenzamos  a  transitar  este  camino  desde  nuestra  noche  de  bodas.  Nos  casamos  vírgenes,  sin 

relaciones   previas   ni   experiencia  alguna  relacionada  con  lo  sexual.   Naturalmente,  tenía  muchas  

expectativas  sobre  ese  momento, y  estaba  ansioso.  Esa noche, todo salió bastante mal: iba rápido, y lo  que  pensaba  que  debía  darse  naturalmente  no  se  dio.  Nunca  pensamos  que  continuaría  así  durante  tanto tiempo.  


Pasaron  algunos  días  durante  la  luna de miel en los que, angustiados, nos mirábamos sin  

entender  lo  que  pasaba,  por  qué  si todos  lo ven  “tan fácil”  para  nosotros  no  lo  era.  Durante  la  luna  de  miel,  y  con  mucha  vergüenza,  compré  lubricante  en  una  farmacia  (sin  saber  qué  comprar  ni  cómo  pedirlo, pero pensando según lo poco que había investigado en  Internet que serviría para algo).   

Primero   pensamos   que   eran   nervios, que   luego   podríamos...   pero   no   fue   así.   ¿Me  estaría equivocando? Tal vez  estaba  haciendo  algo  mal,  o  no  le  daba tiempo,  o iba muy rápido… pero aunque  me  esforzaba,  las  cosas  no  mejoraban  demasiado.  Hicimos  lo  que  pudimos para disfrutar de la luna de miel y de  la  intimidad  en  esas  circunstancias  que  no  entendíamos  bien,  sabiendo que algo faltaba pero  sin  echarnos  la  culpa  del  por  qué.  No volvimos  a  intentar  una  relación  con  penetración,  a  mi  esposa le  resultaba angustiante y era lo que menos quería que sintiera en ese momento.  


Comencé  a  investigar  en  Internet  qué  era  lo  que  pasaba.  Pasaron  algunos  meses  hasta  que  encontré  nombres  de  problemáticas  sexuales  que  pude  asociar  a  nuestra  situación.  Dispaurenia,  vaginismo…  términos  que  no  conocía  hasta  ese  momento  y  que  nunca  pensé  que  luego  conoceríamos tan bien.  

Encontré  en  Internet  la  nota  de  Entremujeres  en la que se trataba el tema, y esa fue la primera vez, allá  por  2013 y  a  los  pocos  meses  de  casarnos,  que  supe  que  al  menos  había  alguien  que  entendía  cómo  era  nuestra  situación.  Toda  la  información  que  iba  recopilando  la  compartía  con  mi  esposa,  que  oscilando entre la preocupación y el miedo comenzaba a ponerle nombre a lo que le pasaba.  


Al  poco  tiempo  visitamos  una  ginecóloga.  Erróneamente,  supusimos  que  era  el  profesional  indicado  para  que  la  ayude.  Entramos  j untos  a  la  consulta  y,  llorando,  le  contó  lo  que  le  pasaba.  Fría,  la  ginecóloga me invitó a salir  un momento y trató de examinarla utilizando un hisopo. Por supuesto, nada  de  eso  podía  salir  bien.  Todavía  recuerdo  ver  salir  a  mi  esposa  de  la  consulta,  avergonzada  y  aterrorizada  por  la  situación.  Me  acuerdo  de  conversar  con  ella  en  el  auto:  nunca  la  había visto  llorar tanto tiempo.  En  ese momento, sentí que se cerraba una puerta, que no sabía cuándo podríamos volver a tocar.  

Los  primeros  dos  años  de  matrimonio  fueron  difíciles  con  relación  a  lo  sexual.  Era  un  tema  del  que  prácticamente no se hablaba.  Evitamos por completo una relación sexual “completa”, y prácticamente el deseo  sexual  de  mi  esposa  era  inexistente.  Aunque,  por  supuesto,  eso  no  nos  llevó  a  distanciarnos emocionalmente,   sufríamos,   cada   uno   a   nuestra   manera,   y   a   veces  terminábamos  enojados  o frustrados. La  animaba  a  que  investigue,  a  que  se  conozca,  a  que  visite  los  sitios  con  información  y tratamientos,  pero  la  sola  idea  de  reconocer  su  cuerpo  le  resultaba  angustiante.  Incluso  le  propuse, varias veces, comprar un tratamiento web que incluía dilatadores (era “la solución” para el vaginismo).

  

Ya  transitando  el  tercer  año  de  matrimonio,  las  cosas  lentamente  empezaron  a  cambiar.  Ella  se  

mostraba más dispuesta a hablar del tema, y a dejarse llevar cuando la situación se daba. Por supuesto,  

nunca  intentábamos  la  penetración.  Sabíamos  que  ese  sería  el  fin  del  encuentro  sexual,  pues  la  

angustia y el dolor aparecerían de nuevo.  

Comenzamos  a  llevar  nuestra  situación y  nuestra vida  sexual  sin  mayores  inconvenientes,  buscándole  

la  vuelta  para  disfrutar  de  nuestra  intimidad  sin  preocuparnos  demasiado.  Sin  embargo,  había  una situación  que  me  inquietaba  cada vez  más:  los  controles  ginecológicos.  ¿Y  si  un  día  se  enfermaba  de algo  que  podía  evitarse  a  través  de  controles  periódicos?  Nunca  un  papanicolau...  nunca  un  control ginecológico…  De  a  poco,  sin  descuidar  nuestra  situación  más  “cómoda”,  empezamos  a  plantearnos  juntos la necesidad de, en algún momento, resolver el problema del vaginismo.  


Eso  en  sí  mismo ya  era  un  paso:  reconocer,  no  solo que había un problema, sino también la necesidad  de  arreglarlo:  no  por  una  cuestión  sexual,  sino  por  una  cuestión  de  salud,  de  salud  de  los  dos.  

Obviamente,  ella  tenía  que  hacerse  los  controles  por  precaución.  Pero,  en  mi  cabeza  voladora,  la  

posibilidad  de  que  algún  día  le  pasara  algo y  no  lo  hubiéramos  detectado  a tiempo  por  no  ir  al  médico  me resultaba angustiante.  

Con  la  ayuda  de  una  amiga  de  mi  esposa,  encontramos  un  ginecólogo  que  nos  dijeron  que  era  

comprensivo  y  amable.  A  finales  de  2017  sacamos  turno  y  lo  visitamos:  en  efecto,  comprendió  la  

situación,  nos  animó  y  nos  dijo  que  el  problema  tenía  solución.  Pidió  una  ecografía  abdominal  de  mi  esposa.  Fuimos a la siguiente  consulta,  con  la  ecografía,  llenos  de  expectativas,  pensando  que  al fin  íbamos  a  lograr  la tan  ansiada  revisión. Sin embargo, el ginecólogo prácticamente no había comenzado  la  revisión  cuando  mi  esposa  comenzó  a  llorar,  angustiada.  Lamenté  mucho  ese  momento,  pues  de  

alguna  manera  volví  a  sentir  lo  que  años  atrás  nos  había  pasado  con  la  otra  ginecóloga,  aunque  la  situación  no  era  exactamente  igual:  habíamos  madurado,  conocíamos  más  sobre  el  problema,  y  

estábamos  decididos  a  resolverlo.  El  ginecólogo  nos  derivó  a  una  psicóloga,  a  la  que visitamos.  Por  lo menos  ya  había  hecho  la  derivación  correcta.  Sin  embargo,  luego  de  un  par  de  sesiones,  mi  esposa discontinuó el tratamiento con la profesional.  


Comenzamos  2018,  sabiendo  que  queríamos  resolver  el  problema.  A  esta  altura  teníamos  solo  dos  

opciones:  el tratamiento  “web”,  que  había  que  comprar e ir a buscar al correo (sí, ya estaba dispuesto a ir  al  correo  y  explicarle  a  la  chica  por  qué  traíamos  un  set  de  dilatadores  desde  España),  o  visitar  a  Viviana. Ya  era una costumbre hablar de “Tobi” y “la Tobi” en casa. Finalmente, el 4 de j ulio le escribí un correo  a  Viviana  preguntándole  si  conocía  un  profesional  donde  vivimos,  a  unos  60  kilómetros  del  consultorio.  Ese  mismo  día,  me  respondió  pasándome  sus  datos  de  contacto.  Pasaron  unos  meses hasta  que  la  contactamos  (mi  esposa  no  se  animaba,  o  no  la  podía  contactar,  no  lo  sé).  El  19  de septiembre,  Viviana  nos  volvió  a  escribir.  Esas  líneas,  sumado  a  lo  que  pasó  después, fueron todo  lo  

necesario para continuar:  

  

“Hola  

No recibí aún respuesta de ustedes.  

Si todavía no han resuelto el problema, no duden en contactarme .  

Ya dieron el primer paso.  

Saludos  

Viviana”  

  

No  habíamos  resuelto  el  problema,  pero  leer,  dirigido  a  nosotros  “ya  dieron el primer paso”, nos resultó reconfortante.  Pocos  días  después  mi  esposa  sufrió  una  parálisis  facial  periférica,  producida  por  un virus,  estrés,  mala  alimentación,  y  mil  factores  más.  Comenzamos  un  proceso  de  “reconstrucción  

familiar”  que  implicó  muchos  cambios  en  nuestra  rutina.  Y  ese  fue  el  momento  j usto  para  incluir  la  resolución  del  vaginismo  en  nuestros  planes. Visitamos  a Viviana,  sabiendo  que  el  proceso  llevaría  un  tiempo, y que cada visita implicaría una inversión emocional de importancia.  

Decidimos  encarar  el tratamiento como algo nuestro , no del otro. Recuerdo que la primera visita duró un  

par  de  horas.  Tomamos  un  té,  conversamos  sobre  toda  la  situación,  y  la  segunda  hora  fue  práctica.  

Cada  sesión  terminaba  más  o  menos  igual: Viviana  me  llamaba  al  gabinete,  porque  mi  esposa  quería  mostrarme  su  progreso  con  los  dilatadores.  Ya  en  la  primera visita  habíamos  logrado  más  que  en  los  últimos  cinco  años: mi esposa podía reconocer sus órganos, había aprendido a hacer los kegels y había  podido con “la velita”. Eso fue un  1 de octubre.  

Encaramos todo  el tratamiento  como  un  proyecto de pareja. Todas las sesiones viajábamos j untos. Eso  

implicaba  dedicar  prácticamente  toda  la  tarde,  teniendo  en  total  unas  5  o  6  horas  entre  el  viaje  y  la sesión.  Cuando  necesitaba  preparar  un  nuevo  dilatador,  iba  al  kiosco  y  compraba  plastilina,  y  si no alcanzaba buscábamos otro lugar para comprar más.  


Cada  visita  fue  un  avance,  nunca  un  retroceso.  A  veces,  porque  volvía  con  más  fortaleza  emocional para   hacerle   frente   al   vaginismo.   Sin   embargo,   casi   siempre   era   porque   “desbloqueaba   el  2”,  “desbloqueaba  el  3”, o “desbloqueaba el 4”. Decíamos, en chiste, que ir a la sesión le servía para “pasar de  nivel”.  En  efecto,  mi  esposa  practicaba  los  kegels  y  el  dilatador  de  la  semana,  y  en  la  consulta avanzaba  hacia  el  siguiente. De a poco fuimos dándonos cuenta de que el tratamiento se acercaba a su  fin.  


Hace  una  semana,  estuve  durante  la  sesión  y Viviana  nos  mostró  el  siguiente  paso,  el  método  de  las  guías,  en  el  que  yo  la  ayudaba  a  ella  con  los  dilatadores.  Creo  que  ese  fue  un  paso  que  logró  una  vinculación  entre  los  dos  que  no  habíamos tenido  hasta  ese  momento:  ahora yo sentía el esfuerzo que ella  hacía.  Al  salir  de  la  sesión,  nos  propusimos  hacer  los  ejercicios  cada  día  hasta  el  miércoles  siguiente.  


Sin  embargo,  no  contábamos  con  que  íbamos  a  poder  resolver  el  vaginismo  antes  de  tiempo.  Hace pocos  días,  luego  de  casi  6  años  de  estar  casados,  pudimos  superarlo.  Fue  algo  increíble,  no  solo  por  las  nuevas  sensaciones,  sino  porque  nos  invadió  un  sentido  de  logro  inmenso,  una  alegría  difícil  de  describir con palabras. En 70 días resolvimos algo que nos llevó casi 6 años encarar.  


Estamos  muy  agradecidos  por  la  paciencia  y  comprensión  de  Viviana.  Creo  que  los  esposos  que  

acompañan   a   sus   esposas   en   esta   situación   tienen   que   esforzarse  por,  valga  la  redundancia,  

acompañar y animar, siempre que se pueda, al tratamiento, involucrándose activamente en el mismo.  

Cuando el momento llega, llega.  



31 años

2018

Testimonio Nº31


Tengo 31 años y hace algo de cinco años atrás comencé a sentirme distinta cada vez q tenía una relación sexual. Incómoda y con dolor, me costaba mucho vivirlo con placer. Había tenido un pasado “normal” y hacía en ese momento cinco años q estaba en pareja. Los primeros años de relación los habíamos disfrutado mucho a nivel sexual pero con el tiempo algo en mí había cambiado.

Opté primero por charlarlo con mi ginecóloga y lo relacionó con algún tipo de problema en la pareja pero nunca me dio un diagnóstico. Me dio una crema lubricante pero nada cambió, no sé cuándo, no sé por qué un día ya no entró. Muy angustiada por la situación se lo comenté a mi psicóloga, quien me aconsejó una terapia de pareja. Ya con diez años juntos y la mitad con problemas de índole sexual, decidí buscar ayuda. Éste verano después de dos años de terapia de pareja, en la q aprendimos a vivir nuestra sexualidad de otra manera, me propuse buscar nuevamente otra opción ya que no podíamos solucionar el problema de la penetración.

En enero me senté en la compu y empecé a googlear lo que me pasaba hasta q encontré la palabra “vaginismo” y me sentí totalmente identificada con su definición. Empecé a leer sobre el tema y encontré una página del diario Clarín donde una paciente relataba su testimonio y yo desde el otro lado de la pantalla no podía parar de llorar. Fue ahí donde leí el nombre Viviana Tobi y no dude en buscarla en internet. Cuando encontré su blog leí toda la información sobre vaginismo q había y me auto-diagnostiqué, al fin después de tantos años había encontrado el nombre de lo que me estaba pasando. No dudé ni un segundo y le mandé un mail a Vivi pidiéndole ayuda. Ese mismo día, recibí su llamado y coordinamos una cita.

Cuando llegó el día, temblaba del miedo pero eran más fuertes las ganas de encontrar finalmente una solución y la esperanza y la ilusión me ayudaron a enfrentar ese miedo. Esa primera vez fuimos los dos, mi pareja pudo poner en palabras cómo se sentía y yo estaba llena de vergüenza y de temor. Luego, Vivi me llevo a parte y me pidió q esa primera semana me dibujará y reconociera cada parte de mi vagina y además, me pidió q practicara unos ejercicios. Los “kegels”. No fueron fáciles los primeros días porq sentía mucha angustia y creía q no iba a poder.

En la segunda sesión comenzamos con los tutores, primero una vela chica. El miedo que tenía no lo puedo describir pero algo me decía que no iba a poder, pero rendirme no era una de mis opciones. Tenía en mi mente la idea de q iba a ser imposible pero al lado mío estaba Vivi diciéndome q había muchas chicas pasando por mí misma situación, haciéndome sentir acompañada, hablando del tema con total naturalidad, enseñándome a relajarme y a respirar e increíblemente sucedió. Sentir el apoyo de Vivi en todo momento, hizo que ganara más confianza cada vez y ver los resultados fue fundamental para seguir.

Al esparcir la tercera sesión diez días, me pidió q practicara la vela chica y otra mediana. Día a día hacía la tarea y me sentía cada vez más positiva al ver q los ejercicios daban resultados, era incómodo al principio cada tutor pero al día siguiente ya se sentía mejor. Por primera vez en mucho tiempo, estaba orgullosa de lo que estaba logrando.

Durante la cuarta sesión probamos lo q ella llama el número 2 y ya en la quinta increíblemente estaba usando el último tutor. Entre tutor y tutor, al principio se sentía la misma incomodidad que pero luego, con la práctica se hacía más fácil y menos incómodo continuar.

Una vez finalizadas éstas etapas, empezamos a practicar los ejercicios durante la intimidad q tenía con mi pareja. Las primeras veces sentí molestia, la misma q sentía cada vez q me iniciaba con un tutor nuevo. Incluso en esos primeros encuentros no lograba entrar en su totalidad… Estamos en el proceso de redescubrirnos, más seguros y felices pensando por primera vez, en la posibilidad de ser padres algún día.

Tengo mucho que agradecerle a Vivi, de alguna manera siento que me volvió el alma al cuerpo. Ojalá estas cosas no pasaran, estuve muchos años sin sentirme “MUJER”. Pero somos seres humanos atravesados mil cosas que pueden afectar nuestra vida de maneras inimaginables. Si alguna está leyendo y está pasando por alguna situación similar… Por favor, hagan su tratamiento y confíen que SÍ SE PUEDE. Todas merecemos ser felices y disfrutar de nuestra sexualidad.



Noviembre2018

34 años

Testimonio Nº30

Una semana antes de cumplir 34 años perdí mi virginidad de penetración. No llegué a este punto por una decisión conciente ni por una convicción religiosa sino porque soy una persona muy exigente y a la que le cuesta mucho el contacto con otras personas, sobre todo el contacto físico. Hasta que conocí a mi actual novio no me había sentido dispuesta a abrirme con nadie - en el sentido más literal de la palabra. De hecho la atracción meramente sexual siempre me había resultado un misterio. Comprendía el impulso, como la mayoría de la gente, comencé a masturbarme en la adolescencia y he mirado porno. Pero ese plano de sensaciones siempre lo sentí como extraño a mi. En la vida real, nunca experimenté cruda atracción física por nadie, ni conocidos ni desconocidos. Hasta la primera noche en que me quedé a dormir en su casa. Esa noche conocí el deseo. Me dormí pensando "tocame, tocame, tocame". Y no pasó mucho tiempo hasta que las sesiones de caricias y besos se convirtieran en mucho más que eso. Mucho antes de eso yo le habia explicado mi situación y mis dificultad con el contacto físico y el siempre fue enormemente comprensivo. Jamás me apuró. Muy al contrario la primera que pidió avanzar el último paso y terminar con eso que llamaba "ensayos generales" fui yo. Así que lo intentamos. Yo me sentía super relajada, sin vergüenza, sin miedo, sin ningún síntoma físico de nervios. Y sin embargo el momento del intento de penetrar fue una explosión de ardor y dolor que me llevó a contraer todo mi cuerpo, una sensación que estoy segura de que reconocerán quienes lean esto. El no se asustó ni se enojó. Pensando que estaría nerviosa lo dejamos para más adelante. Su experiencia no es tanto más amplia que la mía y por supuesto tampoco tenía idea de que me estaba pasando así que tampoco sabía muy bien como reaccionar.

De repente esa noche me di cuenta de que esa sensación ante la penetración no era algo q yo estuviera experimentando por primera vez. Llevaba muchísimos años masturbándome, pero mi estímulo siempre fue exclusivamente sobre el clítoris. Cuando intentaba llevar los dedos hacia adentro… dolor y hasta impresión. Tenía orgasmos pero mi pelvis se contraía con ellos. Y yo siempre pensé que eso era normal… como saber que no lo era? No soy una persona lo suficientemente abierta como para hablar de sexo con mis amigas y no tuve educación sexual.

Mi colegio dictaba algo que se hacía pasar por educación sexual pero cuyo objetivo era en realidad sembrar el miedo en los chicos: aprendimos sobre el amplísimo abanico de enfermedades de transmisión sexual y todas las cosas que pueden salir mal en un embarazo.

A nivel familiar la situación era relativamente inversa. No vengo de un hogar religioso ni conservador. Mis padres siempre fueron abiertos conmigo sin dejar de resaltar las responsabilidades que implica cuidarte y  cuidar tu cuerpo. Pero tampoco eran lo suficientemente abiertos como para que yo hablara con ellos, ni con nadie más de mi familia, sobre esa extraña incomodidad.

Con toda esa falta de información y sumando la idealización del sexo romántico que abunda en las películas, siempre pensé que cuando llegara el momento mi vulva se "abriría como una flor" y la persona correcta no tendría ningún problema para entrar.

Está muy bien aprender sobre los riesgos de un acto que requiere conciencia y responsabilidad pero por que no aprendemos tambien a conocernos? Conocer nuestro cuepro y tener plena conciencia de lo que se puede experimentar ayudaría muchísimo a que cada persona ponga los límites que quiera y pueda disfrutar como quiera. Si no sabemos esto siempre estaremos en la duda, como estaba mi novio esa primera noche, temiendo lastimarme, o dejaremos que nos lastimen física y emocionalmente, pensando que es lo que se supone que tiene que pasar.

Yo recién tomé real conciencia de mis genitales luego de esta primera mala experiencia. Al segundo intento doloroso, ambos concluimos lo mismo: tenía que hacer una consulta profesional y saber que estaba pasando y como solucionarlo.

Desde los 15 años veía una vez por año un ginecólogo debido a un problema en una mama que era ajeno a esta historia. El me hacía el Papanicolau y el fue quien me dio las pastillas anticonceptivas, sin preguntar nada más sobre mi vida sexual.

Mi descripción de la situación la recibió con cara de nada: "si, eso es vaginismo. Le pasa a muchas mujeres, tenes que ir a ver a un sexólogo". Ni comprensión, ni más charla. Ni siquiera una recomendación de un profesional a quien derivarme. Llegué a mi casa y me puse a llorar… todo en mi vida tiene que costarme más que al resto de la gente?

Tuve que recurrir a la cartilla pero es muy incómodo asistir a un sexólogo de esta manera. Pedí una recomendación a una persona conocida, sin explicar por que o para quien era. Así fuimos con mi novio al consultorio de un médico psiquiatra y sexólogo de edad avanzada. Tuvimos media sesión cada uno por separado y media sesión juntos. La respuesta parecía ser: esto se soluciona hablando…. Por muchas sesiones. Cuanto más tendría que esperar ahora que tenía una persona que si quería que entrara? Cuantas cosas de mi intimidad sexual y no sexual tendría que contarle a esta persona que no me despertaba ninguna comodidad?

Y al mismo tiempo seguía la duda: estamos seguros de que esto no es un problema orgánico? Decidí ver a otro ginecólogo… nunca me detuve a pensar si las mujeres serían más capaces de resolver este problema pero llegué a dos mujeres, dos ginecólogas distintas que concluyeron lo  mismo: no tenés ningún problema físico y dos mujeres que me recomendaron lo mismo: andá a ver a Viviana Tobi.

Que historia distinta! Desde el primer momento me sentí absolutamente cómoda para hablar pero además mucho más relajada por la idea de que esto no se resolvería hablando sino haciendo ejercicios y sobre todo, conociendo mi propio cuerpo. Quizás algun profesional más tradicionalista dirá que falta una pata del tratamiento si el paciente  solo soluciona el síntoma pero no encuentra la raíz del problema psicológico. Pero lo cierto es que, por lo menos en mi experiencia personal, a medida que se van dando los pasos físicos y una aprende a conocerse por ese lado, los pasos psicológicos o emocionales para entender que ha pasado ocurren solos y eventualmente una descubre que ocurrió. No voy a explicar acá cual creo que es la causa original de mi problema porque no viene al caso.

El proceso duró aproximadamente dos meses: sesiones una vez por semana y ejercicios en mi casa. Como cualquier otro problema que una quiera superar hay que comprometerse. Y como cualquier otro problema: el camino tiene altibajos, frustraciones y éxitos. Por suerte yo tuve en mi novio a una persona que me acompañó en todo este recorrido sin inmiscuirse demasiado, que me dejaba hablar cuando quería y si no contaba nada no preguntaba. Alguien que nunca me preguntó por lapsos de tiempo ni hasta donde había avanzado. Su única pregunta siempre era: como viene todo? Estás contenta con el tratamiento?

Antes de mi primera sesión jamás había visto mi vulva, más de lo que se ve al inclinar la cabeza. Y lo poco que había visto me parecía tan delicado que contribuía a la sensación de que "mejor no entre nada acá". Las cosas son muy distintas en un espejo. Y  también son muy distintas cuando ves las vulvas de otras. No las perfectas y "construidas" de las porno sino la enorme diversidad y "personalidad" de las vulvas reales, que vi en fotos en mi primera sesión con Viviana.

Y las cosas son muy distintas también cuando, aunque no puedas ver, tocás y aprendés que se siente contraer los músculos, cuando tomás conciencia de que está pasando por adentro. Y cuando estás lista, cuando el músculo se relaja cuando se lo pedís, entra el dedo. Y despues el primer dilatador y el segundo, aumentando levemente de tamaño.

Durante esas primeras sesiones, recordé como relajarme a conciencia, algo que había aprendido cuando hacía yoga y lo había perdído en mis complicados años recientes. Y cada noche, pasando por esa relajación fui aumentando el tamaño insertado. Pero no todo fluye fácil. A veces no entraba, a veces volvía el dolor y el ardor del primer intento. A veces mi interior expulsaba el dilatador de golpe y en un solo movimiento. Y cuando no entraba, la frustración contraía todo mi cuerpo haciendo que un segundo intento resultara mas difícil. "No hay que pelear sino hacer un cuarto intermedio y más tarde negociar" es una lección que aprendí en mi actividad deportiva y que apliqué a esta experiencia. Soy una persona muy ansiosa, tanto de las cosas malas como de las buenas, así que cuando la penetración no funcionaba, cosa que sobre todo ocurría cuando intentaba pasar al dilatador del tamaño superior, me detenía, pensaba en otra cosa y despues volvía, no sobre el mismo sino sobre otro, quizás incluso volvía al principio del tratamiento e intentaba con el dedo.

En un momento el cuerpo me hizo click y hasta los dilatadores más grandes empezaron a entrar con facilidad. Puestos frente a los labios ya casi sin necesidad de concentrarme ni relajarme a conciencia, casi eran "absorbidos". Plup! Y adentro. En ese punto empecé a preguntarme… "y el placer acá donde está? Esto es pura mecánica. Como relajarse para que un médico pueda hacer un procedimiento sin problemas.". Durante toda la duración del tratamiento seguí teniendo encuentros con mi novio, sexo sin penetración pero con orgasmos (muchos orgasmos). Podríamos haber seguido así, los dos lo disfrutábamos… cual era el sentido del esfuerzo? Pero por que no intentarlo? Porque negarme la posibilidad de algo más? La penetración no es el objetivo final del sexo, sobre todo en mi caso, en que no tengo planes de maternidad a corto ni mediano plazo, solo es una opción más de experimentar algo distinto.

Y con toda esta experiencia de conocernos sin ese aparente "objetivo final" yo aprendí que cosas me gustan y que no, aprendí que no es necesario que haya una extrema coordinación, ni en los orgasmos ni en el placer en general, descubrí que a el le gusta que yo tome las riendas y domine y más asombrosamente aún, descubrí que a mi también me gusta y que esa autoconfianza recién descubierta, empezó a permear hacia otras instancias de mi vida. No cambié quien soy, simplemente encontré un costado de mi que no sabía que tenía. No estoy afirmando que esto lo haya hecho el sexo, esto es plena responsabilidad de mi novio. Pero el sexo fue un canal por donde llegar y es muy triste que mucha gente no pueda tener ese canal para descubrirse.

Aquí llegamos al punto en que interviene la pareja en el tratamiento: el tenía que observar los ejercicios, ver como insertaba el dilatador y luego hacerlo el. Emocionalmente no fue dificil, nuevamente aclaro que nunca tuve problemas con que me tocara o me viera desnuda y de su parte durante todo el proceso solo recibí positividad. Así que este paso ocurrió también fácil y naturalmente… pero yo seguía sin encontrarle el placer y sin entender como incorporar la penetración al resto de nuestros encuentros.

Esto llevó a que cuando Viviana nos dio el visto bueno para intentarlo, la cosa se complicara. Yo sentía demasiada presión, no de su parte sino de la mía y el estaba tan preocupado por hacerme sentir cómoda y relajada que rápidamente perdía la motivación. Y si el hombre no está duro ningún tipo de intento funcionará. A mi además me costaba manipularlo, tomarlo con mis manos como tomaba a los dilatadores e insertarlo era algo que sentía imposible. "Detrás de este pene hay una persona. - pensaba - Tengo miedo de lastimarlo". De mi parte no había ningún tipo de dolor ni contracción, el freno era puramente psicológico.

Confieso que no seguimos estrictamente el orden recomendado de iniciar la sesión de juegos previos usando los dilatadores para pasar a la penetración "de verdad", en parte por nuestro propio entusiasmo y en parte por el estado mental que vengo describiendo: me era imposible asociar los dilatadores con una situación erótica.

Y la posición tampoco ayudaba. Viviana nos había recomendado comenzar los intentos conmigo abajo ya que esa era la posición que había venido usando siempre para los ejercicios. Pero los dos sentíamos el impulso de invertirnos, porque a ambos nos gusta más que yo esté arriba. Por que no intentar eso?

La curiosidad pudo conmigo e intenté algo sola, pensando en aplicarlo con el: hice una pilita de almohadas y coloqué el dilatador más grande parado encima, Abrí las piernas y sin usar las manos hice bajar mi cuerpo hasta penetrarme sin esfuerzo… era fácil, solo tenía que replicar eso con el! Pero no resultaba.

Así llegamos a la sesión con Viviana en que el me acompañó. Ahí tuvimos oportunidad de charlar esta situación y barajar opciones. La "pastillita azul" para ayudarlo a el, videos para ayudarnos a los dos o la opción que nosotros sentimos más viable: "erotizar" los dilatadores. Incorporarlos en el juego, usarlos para estimular y no solamente para el paso final de penetrar. Durante esta sesión yo además insistí con algo más: no quiero lograr este paso porque sea el paso trascendental sino todo lo contrario. Quiero desacralizar la penetración y en cierto punto sacarme el asunto de encima para disfrutar del sexo en todas las formas que encuentre disfrutable ahora que encontré alguien que si me despierta el deseo. La penetración es solo una parte pero por otro lado, la otra cara del asunto, el otro objetivo que expresé cuando Viviana me preguntó acerca de las razones para encarar este tratamiento, es que no hay forma de estar más cerca de tu pareja, es el acto literal y metafóricamente más intimo que es posible realizar. Por eso siempre supe que no podría hacerlo con alguien en quien no confiara y/o que conociera poco y por eso quería hacerlo ahora, para estar lo más cerca posible de el. Emocionalmente hay otras formas, físicamente es la única.

Esa noche luego de la sesión fui a dormir a su casa pero me encontré por única vez desde que lo conozco pensando "ojalá no me toque". Me estaba escapando de otra posible frustración. Pero me tocó… y como! Tanto que no hubo tiempo de pensar en intentos. Pasó todo por afuera como tantas veces anteriores. Cuando los dos nos habíamos relajado y yo seguía encima de el, se acomodó poniendo su pene detrás de mi cuerpo. La posición me resultó tan simpática que pasé mi mano por mi espalda y empecé a acariciarlo, sin la intención de que se excitara, era solo cariño. Pero a veces el tacto puede más que la mente. Se puso duro en seguida, me miró picaramente y me preguntó "querés intentar?". Yo ya no estaba excitada y lo primero que pensé fue "uy no, otra vez no voy a poder". Pero despejé esa idea y me mentalicé a sacarme el tema de encima. Yo estaba arriba, como me resulta más natural y creo q no estar excitada ayudó a hacer que la situación fuera más cercana a mi costumbre haciendo los ejercicios. Así que hice lo mismo que había hecho con mi pilita de almohadas: me senté encima, abriendo gradualmente las piernas y dejando que la gravedad hiciera el resto. Plup! Y adentro! Casi absorbido. Siguiendo de manera mecánica me moví un poco, pero como no estaba exitada, esa noche "la acción" la tuvo él. Yo estaba muy contenta, por haberme sacado de encima un asunto que venía trabajando por 2 meses, nada más que por eso. Después de barajar tantos mecanismos para intentar facilitarlo, salió solo, apenitas habiendo salido de la sesion! Quizás lo único que necesitabamos era hablarlo…

Tuvimos una sesión de cierre con viviana, vimos algunos videos instructivos… pero a decir verdad, sentimos que mucho de lo que esos videos describían, ya lo habíamos vivido… tuvimos meses de relaciones sexuales sin penetración. Al punto de que antes de comenzar el tratamiento yo ya no me sentía virgen. La virginidad se asocia con inocencia y si bien lejos estaba y lejos estoy de ser una actriz porno, no era tan inocente ni es solo puro y platónico mi sentimiento por el.

Luego de esa primera vez día vinieron un par de noches más en que todo marchó perfecto, sin necesidad de ninguno de los métodos que habíamos barajado, con solo algo de relajación a conciencia de mi parte, entraba sin problemas. Empecé a disfrutarlo. Empecé a darme cuenta de que sentía cada vez más por dentro y de que a pesar de que al tacto me seguía resultando más placentera la estimulación externa, igual sentía una necesidad muy fuerte de que me penetrara. Y por supuesto el ver que el lo estaba disfrutando tanto ayudaba bastante también!

Pasadas dos semanas tuve una recaida: volví al punto previo a la primera vez, intentos infructuosos, sin dolor pero con una rápida perdida de la exitación, a veces de uno, a veces del otro, a veces de los dos. Nunca nos explicamos muy bien que pasó. Estrés? El hecho de que habíamos hecho un pequeño viaje? Tratamos de no frustrarnos. Seguimos disfrutando "por afuera" tanto como siempre. Yo seguí usando los dilatadores sin problema y sin dolor, tratando de mantener regularidad. Y tan rápido como esa mala racha llegó, se fue. De repente estábamos de vuelta.

Y desde ese día hace 1 mes y medio, solo hemos seguido el ritmo. Pero el sexo, como toda actividad humana, no es perfecto. Seguimos con nuestros altos y bajos, encuentros que duran mucho y otros que duran poquito, días más divertidos que otros, días más placenteros que otros, momentos en que el disfruta más que yo y otros en que yo vuelo y el tiene los pies sobre la tierra. Y a veces si tenemos mucha suerte, nuestras sensaciones se acoplan, nunca a la perfección aun… pero tenemos mucho tiempo para practicar!


Espero que conocer mi experiencia sirva a otras chicas para saber que se puede superar el vaginismo, que el cuerpo humano no es perfecto pero podemos arreglarnos con lo que tenemos y que tenemos derecho a disfrutar de el todo lo que queramos. Sepan que el tratamiento no es fácil ni cómodo pero tampoco tiene que ser emocionalmente doloroso y ni demandar años.

Y ojalá todas tengan una pareja tan comprensiva y acompañadora como tengo yo! No hay duda de que yo hice el mayor esfuerzo pero estoy segura de que el me facilitó las cosas muchísimo.




Testimonios del  encuentro grupal de mujeres con Vaginismo

3 de octubre de 2018


Edad: 27  - sin pareja

Testimonio Nº29                           

“…No me sentía normal, porque no conocía a alguien que le pase lo mismo que a mí. No me animaba a ir a un ginecólogo porque nunca logre hacer una penetración y el día que fui y comente lo que me pasaba la doctora no supo o nunca le toco una paciente con vaginismo…”.

-Qué te aportó el encuentro? “Me ayudó poder expresar lo que me pasa y que me comprendan porque también les pasó lo mismo. Algo que no conseguía antes.

También me llevo experiencias y consejos para seguir practicando y poder solucionar mi vaginismo.

Voy a poner en práctica las nuevas ideas”



Edad: 27  sin pareja          

Testimonio Nº28               

“…Tengo incapacidad de lograr la penetración al momento de la relación sexual y dificultades para sentirme cómoda al momento de intimar con alguien...”

-Que te aportó el encuentro? “ Me gustó conocer a otras chicas que les pasa lo mismo, poder compartir experiencias que eran similares. Me gustaron las ideas porque mi preocupación después de haber llegado al dilatador nº 3 es sobre el disfrute en una relación y con una misma. Que no sea siempre un acto mecánico.”




Edad: 37    en pareja hace 11 años

Testimonio Nº27

“…Fue una situación muy conflictiva para mí, por querer solucionarlo, sufrirlo al momento de querer tener relaciones y no lograrlo. Miedos, frustraciones, inhibiciones o incomodidad por mi situación. Fui buscando ayuda a lo largo de mi vida con psicólogos, sexólogos, autoconocimientos, reiki, ginecólogos, homeopáticas y sobre todo el apoyo y acompañamiento de mi pareja. Al día de hoy, por fin y sin lágrimas de tristeza en mi cara, puedo decir que ya no sufro más vaginismo...”

-Que te aportó el encuentro “ Fue una experiencia enriquecedora! Me hubiera gustado tenerla en mis comienzos para sentirme que no estaba sola, que no era anormal y sobre todo que tenía solución. Compartir momentos y experiencias alivia cualquier emoción. Gracias ”



Mujer de 40 años

Septiembre 2018

Testimonio Nº26

Fue leyendo Florencia Bonelli y su saga Caballo de Fuego como comencé este camino. La protagonista sufría una patología que le impedía tener relaciones sexuales completas. La descripción de la autora era tan exacta que no tardé en ponerle nombre a mi problema: al igual que Matilde, yo también sufría de vaginismo y nunca lo había sabido.

En diciembre cumpliré 20 años de casada. Mi matrimonio, al igual que todos, es una construcción que erigimos día a día. Nos casamos muy jóvenes, 21 y 25 años, vírgenes ambos por creencia, en mi caso también mucho por mandato. Apenas nos empezamos a a conectar sexualmente, comenzamos a ver que no era fácil, me dolía, me costaba desenvolverme, y mi marido, muy paciente y complaciente, me fue acompañando y amoldándose sin darse cuenta a esta realidad. Lográbamos orgasmos, sí, pero a partir de acciones más relacionadas con escarceo adolescente que con una sexualidad adulta y consumada. Así y todo, las relaciones que establecíamos, de manera incompleta, alcanzaron para que tuviéramos dos hijas, que obviamente nacieron por cesárea, más un embarazo que no llegó a término.

Tampones, ni pensarlo. Revisaciones ginécológicas sí, llorando, sintiéndome vulnerada, abatida. Lo bueno es que nunca dejé de hacerlas, a pesar de que los pap eran muy complicados y no llegaban a la colposcopía.

Hace dos años comencé terapia. Comencé a desandar caminos de proscripción, prohibición, mandato, que subyacían en la conducta de ambos. Nuestra sexualidad empezó a mejorar notoriamente, me sentí más mujer a cada paso, empece a experimentar cosas nuevas y caminos inimaginables para otros tiempos. Nuestras relaciones eran bastante  seguidas, no lográbamos una penetración completa pero se aproximaba. No era suficiente. No podíamos cambiar de posición porque no salía bien, y muchas de nuestras fantasías al respecto parecían inalcanzables. Todos los lubricantes. las ideas, nada funcionaba.

Hasta que le puse un nombre. Vaginismo.

Con ese nombre llegué a la web, y con la web a la Lic. Viviana Tobi. Una persona contaba en su testimonio cómo había logrado resolver este problema, y yo me pregunté ¿Podré yo también?.

Yo sabía que mi terapia me había permitido ganar mucho terreno, pero lo que me faltaba, la parte práctica, la concreta, no estaba pudiendo realizarlo sola.

Llegué al consultorio con el total aval de mi marido, realizando un esfuerzo horario (trabajo todo el día) y económico. La primera charla con Viviana duró casi dos horas, fue esclarecedora, amable, tan amena que aquello que me parecía una locura comenzaba a perfilarse como algo real. Leía las carteleras de Tobi Natal y pensaba “yo no voy a poder hacer nada de esto”. Con ejercicios musculares Kegel como tarea única, me fui a casa, con mucho que procesar.

La primer clase práctica, fue todo un desafío. Mientras esperaba, miraba el consultorio y decía para mis adentros, si tengo que introducirme algo me van a oir gritar, porque me va a doler, no voy a poder. Eso no llegó nunca, sólo era parte de mi pensamiento preconcebido, de mi imaginario, de mi historia. La relajación y el clima era tan pero tan abrazador que el primer paso fue mucho más simple de lo que pensaba.

Fui atravesando los cinco tutores del tratamiento. Primero con Viviana, luego en casa. Surgieron algunos contratiempos menores, pequeñas incomodidades sorteadas, posiciones, formas de tutores, pero nunca sufrir dolor. Fue tan progresivo y acompañado, que cada logro lo vivía como una victoria personal.

Hoy, me encuentro transitando la etapa final del tratamiento, con mi marido, probando posiciones, descubriendo cuánto soy capaz de recibirlo, veinte años después estamos conociendo algo nuevo y eso ha infundido un enorme influjo de energía en nuestra pareja.

Pero hoy quisiera dejarles algunas verdades. Los problemas de pareja, sexuales, sobre todo el vaginismo, suelen adjudicarse a una sola persona, en especial a la mujer, que es quien manifiesta el dolor o el impedimento. Aunque parezca trillado, no es así. Es un problema que se va consolidando con las responsabilidades y las comodidades de ambos. Nunca debe pensarse en una misma como única responsable, pero sí debemos pensar en la solución conjunta del problema y ser nosotras quienes marcamos el ritmo de la recuperación. Con ayuda, es un problema solucionable, que carece de justificaciones morfológicas, sí psicosomáticas, y más bien es un músculo que necesita ejercitación, y como tal necesita nuestro esfuerzo, compromiso y tenacidad. No se debe abandonar el tratamiento, se debe seguir con la seguridad de quien persigue una meta. Esta meta va mas allá de la sexualidad. Un día le dije a Vivi en el consultorio, yo siento que esto que he emprendido y logrado va más allá de la sexualidad y la pareja. Es por mí. Era un bloqueo interno que repercutía también en otras partes de mi vida.

Esto es una batalla personal. Es imprescindible conocerse, no conocía esa pequeña parte de mi cuerpo, estaba vedada, como negada. Ahora somos grandes amigas, mi vagina y yo, puedo describirla como a cualquier otra parte del cuerpo. Me concentro en ella cuando hago el amor con mi marido, la pienso, la siento, la miro mentalmente abrirse y ofrecerse.

La apertura de la vagina permite abrirse al mundo, tal como sucede con el nacimiento. Yo, a los cuarenta, me estoy abriendo al mundo.

Gracias Viviana, nos has ayudado a cambiar nuestra vida...




Mujer de 26 años

Septiembre 2018

Testimonio Nº25

Hola Vivi! como lo prometí acá te adjunto una pequeña carta contando mi situación. la verdad no quería dejar de agradecerte todo lo que me ayudaste. ya pude tener relaciones con mi marido y es mucho mejor de lo que imagine. estoy muy contenta.

Muchísimas gracias y espero volver a ir pronto!!




Mujer de 30 años

Julio 2018

Testimonio Nº24


Crecí en el seno de una familia religiosa que me dio amor, y protección. Recuerdo mi infancia con felicidad.

Con el tiempo y luego de años de estudio me recibí de médica, y luego me casé.

Mi problema inicia con las molestias y dolores al intentar tener relaciones sexuales. No sabía qué me sucedía, pero sabía que algo no estaba bien. Vi a dos ginecólogas que me dijeron que solo era cuestión de tiempo. Y así pasaban los meses.

El hecho de ser médica no facilitó el proceso, creo que fue lo contrario.

Escuché de un tratamiento con tutores vaginales, pero de solo pensarlo me daba rechazo. Así, una tercer ginecóloga me recomienda la consulta con Viviana. Con mucha calma y dedicación, Vivi me explicó en qué consistía el tratamiento, Todo en un contexto de privacidad y respeto. No fue fácil, pero el trabajo se veía reflejado en los avances. Hubo malos y buenos días. Hubo muchas veces en las que quise abandonar, o perdí esperanzas. Pero la clave fue la perseverancia y fe. Creyendo que era posible, llegó el dia en que pude superar las dificultades.

Mis palabras van dirigidas a quienes aun no han podido superarlo, y el mensaje es de esperanza. Aprender a identificar el problema  y buscar una solución. No quedarse con el miedo, sino trabajar para vencer los temores.


Muchas gracias Vivi!!!!

Un abrazo!!





Mujer de 32 años

Marzo 2017

Testimonio Nº23

Hola, mi nombre es Caro. Tengo 32 años. Casada hace casi 9. Soy emprendedora, independiente, súper sociable, no tenía traumas que me perturbaban. Por eso me costaba entender porqué me pasaba esto!

La verdad es que no se el porqué, pero pasó y había que solucionarlo.


Comparto mi experiencia por 2 razones:

  1. porque Vivi me ayudó muchísimo y su trabajo merece reconocimiento.
  2. Porque acudí a médicos ginecólogos y ninguno me dio una mirada clara y real sobre el tema. 


Así que me parece importante que sepan, quienes están en una situación similar a la que yo estaba, que hay solución y que lo mejor es afrontarla con seguridad; ¡Van a poder superarlo!

Yo tenía un vaginismo leve. Podía usar tampones, me hacía los chequeos ginecológicos anuales incluyendo ecografia transvaginal y el pap, pero no podía tener penetración en las relaciones sexuales.

Mi marido, súper paciente y comprensivo, aceptaba tener otras formas de relaciones y con eso estábamos bien. Sin embargo, al cumplir los 30, se me despertó la cuestión maternal y todo esto era un claro problema.

Estuve 2 años escribiéndome con Vivi por mail y nunca concertaba cita. Yo siempre decía que estaba muy ocupada con mi trabajo, con mis cosas y que “se me pasaba el tiempo”. Y literalmente así fue, demoré mucho en algo que finalmente fue muy sencillo y aliviador.

Siempre siempre puse en tema a mi marido. Él sabía de la búsqueda de solución, me alentaba y al mismo tiempo respetaba mis tiempos. Pero nunca lo mantuve afuera del tema. Esto se los súper recomiendo!

La primera entrevista fue clave! Me sentí cómoda para hablar, comprendida, súper contenida. Estuvimos unos 30 minutos hablando y fuimos al gabinete. Allí empezamos directamente el tratamiento que empezó con un reconocimiento vaginal (Chicas! Algo sumamente clave pero que en general no hacemos, por ende no nos conocemos!) para luego pasar a la parte que más me asustaba que era la introducción de tutores. Algo que, dada la gradualidad, no es traumático ni doloroso.

La verdad es que lo que más me gustó de todo es la naturalidad con la que Vivi habla, piensa y maneja el tema. Para ella es todo tan normal, que lo transmite. Todo el tiempo me alentaba y celebraba mis logros! Una genia!

Luego me fui a casa esperando la próxima sesión. Es clave hacer “la tarea”. Acompañar el tratamiento haciendo todo tal cual Vivi dispone. De esa manera vemos claramente el avance y ayudamos al proceso.

En la segunda sesión ya el avance fue clarísimo y me fui con 2 tareas: Hacer los ejercicios directamente con mi marido y, si me animaba, intentar la penetracion.

Me fui súper ansiosa! Con mi marido todo fue un juego, nos reímos, le pusimos nombre al tutor, así que todo era parte de divertirnos y pasarla bien. Así fue que, siguiendo exactamente los pasos de Viví y con la suavidad de mi pareja, lo logré! O diría mejor, lo logramos!

Así que en la tercera sesión celebramos y me dio tips claves para poder disfrutar más de las relaciones.

Mi tratamiento fue corto, no siempre es así, pero sea como fuese les aseguro que funciona y que el problema puede solucionarse con esfuerzo, voluntad y sin dolor.

Estamos disfrutando un montón de esta nueva sexualidad y yo me siento feliz de haber podido vencer algo que me perturbaba hacía tanto.





Mujer de 38 años 

Febrero 2018

Testimonio Nº23

A causa de un inconveniente urinario, realicé una consulta médica en 2014. Sino fuera por eso, no hubiera revelado el problema que había advertido varios años antes, con mis primeras relaciones sexuales. No lo había comentado salvo con el ginecólogo, que me había recomendado una operación, cosa que no contemplé nunca y preferí seguir sin realizar las posiciones convencionales. Nunca había podido hacerme un pap sin llorar del dolor. Era un trauma cada visita para el control anual.

El urólogo me recomendó entonces un tratamiento de kinesiología en piso pélvico, que me ayudaría con ambas problemáticas. Luego de varios meses de sesiones, en los que primero fueron masajes externos, por la imposibilidad de que pudiera introducir el electro estimulador, consulté con una profesional de Buenos Aires, que me recomendó a Viviana Tobi.

La primera sesión fue personal, una entrevista en la que lloré mucho, a finales de 2016. Luego, ante el gran gasto y el trabajo me resultaba imposible viajar (vivo en una ciudad del interior), comencé sesiones vía skype. Me resultó una buena opción, por la vergüenza que me daba en forma personal realizar los ejercicios, para lo cual hacerlo on line me ayudó.

No digo que no me costó, al principio logré introducir una vela pequeña, luego otra más grande, con el paso de las sesiones lograba avances. Mientras, continuaba con la kinesiología en piso pélvico, con una kinesióloga de mi ciudad. En enero de 2017, por vez primera, puse usar un tampón. Le coloqué crema para evitar la aspereza que tiene. Fue un paso interior muy grande.

Así continué las sesiones, sí reconozco que me costaba hacer los ejercicios sola, por eso me ayudaba hacer el contacto por Skype porque te “obliga” a intentarlo. Fui probando primero con vaselina y como la piel parecía irritada, cambiamos con crema líquida dermaglos, lo cual mejoró la elasticidad. Fue todo prueba y error. Días que me resultó más fácil, días que no tenía ganas. Solo una amiga lo sabía, el resto desconocía mi padecimiento y no entendían por què estaba sola.

A finales de diciembre, fui tres días a sesiones personales con Viviana, donde ya el problema principal estaba resuelto, y vimos posturas y demás. Como las sesiones por Sype me habían permitido pasar la vergüenza, no me resultó incómodo.

A mediados de 2017, culminé el tratamiento con Viviana, luego de alcanzar el tamaño mayor de consolador. A finales de 2017, me animé a tener relaciones con alguien que no conocía, y determinar si había mejora. Si bien sentí molestia en la penetración y me constó relajarme (especialmente porque me cuesta hacer los ejercicios sola), pude hacerlo. Lo cual significó muchísimo para mí. Este tema me había impedido conocer a alguien después de mi ex, que fue mi primer novio y sabía todo. Este avance me permitió cortar emocionalmente con él, aunque hacía ya varios años que no estamos juntos. Y si bien la presente relación es ocasional y no estoy involucrada, puedo decir que me considero “normal”. Nada más y nada menos…




Julio 2017

Relato acerca del “Vaginismo”

Testimonio Nº22

Mi “problema” acerca del vaginismo comienza hace ya un tiempo, varios años. No sabría indicar con precisión cuantos ni ante qué hecho puntual se desató.

Estuve desde la adolescencia de novia con quien hoy es mi marido… 13 años juntos. Nos iniciamos en el camino de la sexualidad y ahora aquí estamos, redescubriéndolo.

En un principio todo era más bien normal pero con el correr de los años la situación empezó a complicarse. Empezaron los dolores, las contracciones involuntarias y con ello la insatisfacción. Sin embargo hacia un gran esfuerzo para que dicha dificultad no saliera nunca a la luz. Buscaba miles de excusas para justificar mi “mal desempeño”.

Las consultas con la ginecóloga me generaban también un estrés desmesurado. Tardaba muchísimo tiempo en sacar el turno porque sabía que se vendría el famoso “pap”. Nunca pude realízamelo ya que la sola idea de tener las piernas abiertas y ella introduciendo algo me producía rechazo, me retorcía en la camilla del dolor aunque solamente hubiera logrado introducir un hisopo para extraer una simple muestra. Todo esto aumentaba el ciclo de frustración e insatisfacción. No obstante, seguía barriendo debajo de la alfombra hasta que un día la ginecóloga me dijo que esto que me pasaba tenía un nombre y que era “vaginismo”. Me dijo que era una afección en las mujeres mucho más común de lo que yo podía pensar pero que nadie lo verbalizaba. Me recomendó por ende ir a un lugar en el que me ayudarían (Tobi Natal) con tan solo algunas sesiones, nada demasiado extenso. El temor de que en verdad estuviera teniendo UN problema empezó a dar vuelta a mi cabeza. De todas formas deje pasar un año y a la próxima consulta (y por supuesto no poder hacer el pap) la doctora me dijo que debía llamar a este centro lo antes posible.

Casualmente ese mismo año con mi marido empezamos a fantasear con la posibilidad de ser padres (ambos tenemos 27 años). Esto generó en mi mucha ansiedad y angustia ya que si “no entraba” era imposible pensar en un embarazo. Había comenzado ya a hacer un tratamiento psicológico para ver si algo de esto se podía destrabar pero no había tenido resultados hasta el momento por lo que la necesidad hizo que me contactara con Tobi Natal por primera vez.

Asistí al primer encuentro con muchísimas sensaciones: miedo, ansiedad pero por sobre todo angustia.  Allí me encontré por primera vez con Viviana y todo fue más fácil. Me hablo y me preguntaba acerca del sexo como nunca nadie lo había hecho; sin tapujos ni tabúes. Me resultaba raro pero me gustaba que alguien me comprendiera y no me juzgara. Nunca había hablado del tema con nadie por lo que en las semanas subsiguientes estaba muy sensible, lloraba por todo.  No sabía muy bien todavía a qué iba ni qué iba a hacer ya que no había buscado mucha información sobre el tema por miedo a que eso me haga dar un paso hacia atrás.

La segunda sesión fui con mi marido quien relato su experiencia hasta el momento…algo difícil de escuchar también ya que en él también había insatisfacciones. Por más de que yo hiciera mucho esfuerzo era evidente que algo pasaba.

Y así fue como Viviana comenzó a hablarme de a poco de los “tutores”. Lo hacía con mucha cautela y respeto (creo que por mi cara de miedo). Nunca me sentí incómoda aun estando prácticamente desnuda en ese espacio.

Poco a poco me fui conociendo hasta en mi fisionomía. Me mire y me dibuje por primera vez e increíblemente descubrí muchas cosas… Luego fuimos probando con distintos elementos. El primero fue una pequeña vela… del tamaño de un dedo. No era fácil ya que no conocía el mecanismo. Me enseño a hacerlo pero al llegar a mi casa y tener que practicarlo no pude. Llore todo el fin de semana…pensaba que no había podido superar ni siquiera el comienzo… esto sería eterno y no tendría solución….

Cuando volví le conté lo que me había pasado y ella me entendió pero me tranquilizo. Me dijo que era normal pero que lo íbamos a volver a intentar. Al introducirlo me marcó que lo estaba haciendo mal, me corrigió y así entro sin dificultad. No lo podía creer!

A medida que las sesiones corrían iban aumentando el tamaño de los tutores. En un principio me dolían pero luego podía introducirlos sin dificultad. Hasta que llego el ultimo! Increíblemente había llegado al final del camino en prácticamente 8 sesiones. Fue ahí que Viviana me indico que podíamos comenzar a practicar con mi marido (durante todo este tiempo no era recomendable).

El primer acercamiento fue muy lindo ya que si bien teníamos ganas de intentarlo estábamos o estaba muy nerviosa. Fuimos de a poco hasta que finalmente entro ¡!! No podía creerlo! Si bien sentía dolor  lo había logrado! Ese dolor era el mismo que sentía al iniciarme con un tutor nuevo por lo que es esperable que desaparezca y así será…

Siempre estaré agradecida a Viviana quien me acompaño a lo largo de este proceso con muchísima paciencia, esfuerzo y dedicación. Siempre tuvo una palabra de aliento en los momentos en los que más lo necesitaba, en esos que pensaba que no lo iba a lograr…

En la última sesión practicamos poner el especulo e increíblemente logre hacerlo también. Ahora será cuestión de volver a la ginecóloga y demostrarle todo lo aprendido…

Comparto

La nota a la que aluden algunos testimonios fue publicada y escrita por la periodista Fontdevila en la  página de Clarín digital: www.entremujeres.com



Testimonio Nº21


"Tengo 33 años y hasta hace un mes nunca había tenido relaciones sexuales con penetración vaginal.

Voy a aclarar ciertas cosas de entrada que para algunas personas pueden no venir al caso pero a otras le pueden servir: soy atractiva (de hecho creo que todas las mujeres lo somos si aprendemos a mostrar lo mejor de nosotras mismas), soy alta, simpática y por cierto, bastante “calentona” en el plano sexual.

Resulta que mis padres son originarios de la zona del medio oriente y me educaron de una manera conservadora. Nada de novios ni besuquearse con los chicos en el colegio. “Esas cosas son para otra clase de chicas, no para vos”. ¡Como si yo fuera de otro planeta! Obviamente, tenía compañeros que me gustaban y suspiraba por los actores adolescentes de la tele y los jóvenes cantantes famosos de turno.

A los 12 años tuve mi primera menstruación. En el cole nos dieron clases de educación sexual, pero en mi época eran bastante básicos y no recuerdo que algo de esas charlas me haya servido.

La cosa es que estaba en pleno hormonazo y como una prima me había enseñado cómo masturbarse (siempre aparece una primita que se las sabe todas…) a los 14 años empecé a buscar placer con la ayuda de mi querido colchón. Me encerraba en mi cuarto por un par de minutos, ya que a esa edad no se dispone de mucha privacidad, y así fue como empecé a tener mis primeros orgasmos por frotación en el clítoris. Sí, señor. La masturbación no es sólo para los varoncitos.

Durante todo el secundario, mientras mis compañeras andaban “transando”, noviando y vaya a saber qué otras cosas más, yo me convertí en la linda intocable, la figurita difícil. Los pobres valientes que se me acercaban con alguna intención eran rebotados como pelotas de basket. Si bien soñaba con estar de la mano con alguno, que me abrazara y estuviera conmigo, era como una cosa más platónica, no quería el contacto físico/sexual porque eso “no estaba bien”.

A partir de los 18 años me estaba permitido ir a boliches, siempre y cuando fuera con un grupo de amigas. Salía casi todos los sábados. La pasaba genial con mis amigas, bailábamos, tomábamos… pero con los hombres yo seguía siendo “la difícil”. Me convertí en una perfecta “histérica”: mírame y no me toques.

Creo que fue a los 21, que me relajé un poquito y empecé a besuquearme con algún que otro chico en fiestas de la facultad. Con uno llegué a salir por casi 2 meses. Anduvimos a los besos todo el tiempo y cuando empezó el manoseo, si bien lo disfrutaba, empecé a sentir una especie de temor al saber que el próximo paso era ir a la cama. El temor era en realidad quedar expuesta con una falta total de experiencia en esa área, que descubriera que todavía era virgen y, además, el famoso “dolor” de la primera vez.

Seguí así hasta los 25 años. Fue entonces cuando apareció un morocho fantástico que resultó ser el hombre de mi vida. Muy tierno, se me acercó de a poco y estuvimos de novios durante ¡7 años!

El venía muy canchero, había tenido varias relaciones anteriores, mucha experiencia en la materia. Y tal vez, de alguna manera, esto avivó su interés ya que cuando fuimos por primera vez a un hotel alojamiento y yo sentí la necesidad de contarle que todavía era virgen, él se lo tomó de una manera muy natural. Yo quería que la tierra me tragara, porque a esas alturas no lo sentía como una virtud, era como una especie de karma.

A pesar de que él me hacía sentir muy cómoda y no me apuraba, yo tenía miedo. Miedo a que me doliera mucho, a que me sangrara y no sé a qué más. Resulta que este temor que sentía era algo que, si bien me pasaba en la cabeza, me generaba una reacción física. O sea, el temor hacía que yo contrajera mi vagina con mucha fuerza, lo cual obviamente hacía imposible cualquier tipo de penetración.

Como la química que tenía con mi novio era increíble, de alguna manera nos las ingeniamos para pasarlo bomba en la cama sin tener penetración vaginal (sí, él me ama y tiene una paciencia infinita). Bueno, no voy a explicar todas las cosas que hacíamos en la cama pero sí voy a decir que resultamos ser muy creativos y los dos pudimos tener orgasmos durante todo nuestro noviazgo.

Sin embargo, los años pasaban y a pesar de pasarla muy bien con mi novio, yo sabía que tarde o temprano tenía que resolver este problema. Porque era un problema y tenía un nombre: vaginismo. Investigué un poco sobre el tema en Internet, hice intentos fallidos de ponerme tampones, hasta que tomé coraje y empecé a ir a una psicóloga para hacer terapia. Hablé mucho sobre la raíz del problema que era ese famoso temor al dolor. La terapia me hizo bien, pero llegó un punto que tenía que dar otro paso más: tenía que ir a la práctica.

Con mi novio ya estábamos a full y decidimos casarnos. Tal vez eso me hizo sonar una especie de alarma interna porque por dentro me dije: “No me quiero casar virgen! Eso es del siglo pasado!”.

Por casualidad o causalidad (estas cosas no pasan porque sí) navegando por Internet encontré una nota que hablaba sobre “Nuevas terapias a favor del placer femenino”. Me puse a leer por curiosidad y vi que hablaba sobre problemas sexuales. Por lo general, siempre se habla de dificultades para alcanzar el orgasmo, cosa que a mí no me interesaba en absoluto, pero me llamó la atención que en la misma nota se mencionara el vaginismo. La profesional entrevistada era Viviana Tobi. A través del buscador llegué a su sitio web, anoté el número de teléfono y me animé a llamar para pedir una entrevista.

Desde el minuto cero el trato fue muy cordial y me hicieron sentir muy cómoda. Esto es muy importante porque al ser mi problema algo de lo que no se habla por vergüenza, antes que nada una necesita sentirse contenida.

Mi tratamiento empezó con una charla sobre mis experiencias previas e incluyó un reconocimiento de mi vagina a través de gráficos y mirándome frente a un espejo. Luego fui probando de a poco con pequeños tutores del tamaño de tampones. Yo nunca me había introducido ni siquiera un tampón, así que se imaginan mi alegría la primera vez que pude hacerlo.

¿Cómo hice? La verdad es que en mi caso fue como un combo entre las charlas con Viviana, los ejercicios en casa y especialmente la relajación a través de la respiración. Esto fue clave para mí. Lo que yo siempre hacía era contener la respiración y automáticamente (¡ay, el poder de la mente!) contraer los músculos que rodean la vagina lo que imposibilitaba cualquier tipo de penetración. Al respirar de manera rítmica y pausada, me ayudaba a relajarme. A veces me ponía un pequeño vibrador al lado de la vagina. La vibración me hacía relajar aún más los músculos.

¿Y el dolor terrible? ¿Y el sangrado? ¿Y el himen que tiene que romperse? Increíblemente me di cuenta que todos eran mitos. Toda la vida pensando que iba a sentir un dolor terrible… tengo que admitir que a veces me dolía un poquito, pero no era un dolor era más bien una incomodidad y además, esto sucedía solo cuando yo contraía involuntariamente los músculos. Apenas exhalaba el aire y relajaba los músculos, la incomodidad desaparecía. Además en mi caso no hubo sangrado. Mi himen hacía rato que se había había esfumado y yo no tenía ni idea. Tal vez por las masturbaciones, tal vez por mis clases de danza, quién sabe… qué importa! Estaba feliz.

Con el correr de los días me fui animando a probar cada vez con tutores más grandes. La cosa empezó a ponerse divertida. Viviana me sugirió probar con unas zanahorias y me fui a la verdulería a elegir mis tutores! Les ponía un preservativo y me los introducía con la ayuda de un poco de aceite.

Mi objetivo era lograr introducirme una hortaliza que tuviera un tamaño similar al pene de mi marido, así que cuando lo logré me dije “Listo, si entró esta zanahoria el pene de mi marido puede entrar tranquilamente!”. Y así fue.

Fue un momento muy emocionante para los dos. El “paso” de mis tutores al pene de mi marido se dio de una manera natural. Tal vez haya influido el hecho de que yo lo hice partícipe de mi tratamiento contándole mis pequeños logros e incluso mostrándole cómo me introducía los tutores. Esto también le debe haber dado cierta tranquilidad a él, al ver que era posible para mí y que no me dolía y no me resultaba traumático.

Ahora estamos disfrutando (¡como adolescentes!) y probando distintas posiciones para ver cuáles nos gustan más. También sigo aprendiendo sobre mí misma, descubriendo de qué forma estoy más cómoda y siento más placer.

La verdad es que me siento orgullosa de mí misma y quiero contagiar mi alegría y mi fuerza a todas las mujeres que tienen este mismo problema.

Dos frases más (muy trilladas tal vez pero que hoy adquieren un nuevo valor para mí). Se las dedico especialmente a estas mujeres:

Se puede. Nunca es tarde."


Testimonio Nº20


"La verdad es que no sabia como empezar, pero sabia que debía hacerlo, principalmente para decirte GRACIAS!!!!!!


Fue un camino largo, con incertidumbres, decepciones y sobre todo una carga emocional muy difícil de llevar.  Pero como siempre DIOS pone en nuestro camino, la herramienta necesaria para poner en marcha nuestro motor y muy sabiamente te puso a vos en el mío, a vos que supiste no solo escucharme y contenerme, sino también darme la confianza necesaria para creer que podía hacerlo, para entender que solo de uno depende .Es una satisfacción personal terminar algo que costó mucho ,aprendí de mis temores, conocí cual es mi verdadero potencial y descubrí que la vida es más bonita cuando se trabaja por las cosas que uno quiere junto a personas de buen corazón.


GRACIAS y mil gracias!!!!! Quizás la vida en algún momento nos vuelva a  encontrar....


Te mano un abrazo Grande!!! "




Testimonio Nº19




Después de casi 10 años de matrimonio y sin poder consumarlo, decidimos buscar ayuda.

No sabíamos por dónde empezar, no es un tema muy hablado.

Por un artículo de una revista en internet, llegamos al Centro de Viviana Tobi.

La primera sesión fui con mi marido. Fue una charla muy amena, nos sentimos contenidos y escuchados; era la primer persona con la que hablábamos del tema. Pudimos contarle nuestras experiencias y nuestra angustia. Vimos un video de un caso como el nuestro, que nos sirvió para darnos cuenta que no éramos los únicos con ése problema, y a la vez nos dio esperanza de que había un tratamiento que lo solucionaba. 


Sentimos que Viviana nos podia ayudar.

A partir de la segunda sesión fui sola, la misma fue de aprendizaje del cuerpo -uno piensa que lo conoce, pero a veces no es tan así-... a mí me ayudo mucho, conocer o refrescar mi anatomía. Algo tan simple como eso fue importantísimo. Cómo relajar mi cuerpo, la respiración.

A partir de la tercera sesión, pusimos en práctica lo que para mi era imposible. Aprendiendo a controlar los músculos. Cómo contraer y relajar los músculos de la vagina. Cómo controlarlos.


En algunas sesiones lograba avanzar mucho y en otras no tanto, pero Viviana siempre encontraba alternativas para que no me desanimara. Siempre hay una alternativa.

Cuando hacía los ejercicios en casa, muchas veces no lograba lo que quería y me angustiaba, pero eso no me desanimó para seguir adelante.

En una sesión Viviana me dijo:  "Hay un momento en que hay que respirar hondo y avanzar." Me hizo dar cuenta que no me estaba animando a mas.


Nos fuimos de vacaciones, y me puse como objetivo consumar mi matrimonio. En cada encuentro lograba avanza más, hasta que un día lo logré. No lo podía creer, pero lo logré. Se puede.

Quiero agradecer profundamente a Viviana por la paciencia y la cordialidad que me brindó.

Antes de conocerla estaba paralizada sin saber qué hacer, ella me ayudó a avanzar. Estoy FELIZ!

No lo duden, consulten. Tiene solución y esta más cerca de lo que uno se imagina.

Muchas muchas gracias!!! 




Testimonio Nº18



Hola Viviana,

Ante todo, quiero agradecerte infinitamente por el apoyo y la ayuda que me brindaste en todo momento (desde el primer mail). Siempre me transmitiste tranquilidad y confianza y la idea de que mi problema “tenía solución”.

Empecé leyendo un relato similar al que estoy escribiendo. Si bien cuando empecé el tratamiento con Viviana ya había tenido algunas experiencias sexuales (con varias parejas diferentes), la penetración fue algo que siempre me costó mucho: ni la desnudez ni la masturbación ni la pornografía. Sólo la penetración.

El tema es que hace 2 años que estoy de novia con un chico. Si bien teníamos encuentros sexuales regulares,  éstos no incluían penetración. Mi novio me tuvo toda la paciencia del mundo con este tema, pero claro, el “tema” en un momento se tuvo que exteriorizar y charlar. Y así fue. Lo charlamos. Le conté lo que me pasaba (por primera vez lo hablé con alguien) y juntos decidimos que era buena idea consultar con una profesional. De hecho, fue él quien encontró el relato de otra paciente de Viviana y me lo pasó para que lo leyera.


Algo importante que quiero resaltar: en este tratamiento (como en cualquier tratamiento, pero más en este!) es muy importante contar con el apoyo de tu pareja. Yo siempre me sentí muy cómoda con Martín y sentí que los tiempos los manejaba yo. Nunca hubo presión y eso me ayudó mucho.

 Volviendo al tratamiento. La primera sesión con Viviana hablé por primera vez del tema con detalles. De algo estaba segura: si quería “recuperarme”, tenía que ser 100% sincera. A partir de la segunda sesión, comenzamos con la parte práctica (usamos dilatadores de distintos tamaños que van del 1 al 4 y que fui utilizando para penetrarme, pero previamente hacía ejercicios de relajación y de conocimiento de mi propio cuerpo).


No sé por qué fue tan rápido, pero el primer día de práctica pude usar dos tamaños de dilatadores. Bien, no? Entre sesión y sesión practicaba en casa los ejercicios de relajación y de penetración. Al principio sola y después lo empecé a invitar a mi novio para que “viera que podía”. La segunda sesión de práctica pude usar los dilatadores 3 y 4. O sea, en dos sesiones había logrado practicar con todos los dilatadores (en el consultorio y en casa!).La tercera sesión de práctica seguí probando el dilatador más grande y, además, probé varias posiciones. Ya para la cuarta sesión había logrado practicar con mi novio en casa. Y ya tengo “el alta”!!!!


Creo que la clave para salir adelante fue hablar del tema, conocer mi cuerpo con más detalle, y practicar... sobre todo eso!

Por ahora, sigo “ejercitando” previa relajación de los músculos, pero la verdad es que la estamos pasando muy bien, mucho mejor. Siento que, si bien la pasábamos barbaro antes, la penetración mejoró mucho los encuentros. Y me relajó


Nuevamente Viviana, muchas gracias por todo (de parte de los dos!)






Testimonio Nº17



Yo Puedo! Fue lo primero que me salió decir en la primera sesión, cuando empecé a tratar mi pequeño problema.

Realmente sentía eso, quería poder, tenía ganas de poder, ganas de superarlo, ganas de disfrutar.

Estuve 3 años de novia, sentía  que era el amor de mi vida, teníamos mucho en común, y disfrutábamos del sexo de una manera particular. Siempre pensé que nuestra forma de tener intimidad era la correcta, por desconocimiento, por confianza en él, por poco interés, tal vez, hasta que descubrí que no era así.

Al separarme de él, conocí una persona hermosa, que me hizo sentir cosas profundamente importantes, nos conocimos, nos gustamos, nos empezamos a querer, y pasado un tiempo decidimos tener un encuentro sexual.

Intentamos una vez, en su casa, pero no pudimos. Pensé que era porque era la primera vez que estaba con otro hombre que no era mi ex novio, me sentí frustrada, más por él que por mi, porque el me había expresado cuántas ganas tenía de estar conmigo y yo quería cumplir sus expectativas, pero no salió nada bien.


Él me encanta, lo deseo mucho, pienso en él constantemente, quiero y tengo ganas de hacer realmente el amor con él, me atrae y además lo quiero como a nadie.

A los pocos meses, seguíamos enganchados, con buena onda, conociéndonos más, decidimos probar de nuevo. Fuimos a un hotel, como para cambiar el ambiente y poder lograrlo. Intentamos de todas las manera posibles, pero no tuvimos éxito. Tuvimos? En ese momento me di cuenta que el problema lo tenía yo, mejor dicho que el problema era YO.

Entre la angustia y las ganas de estar con él, de sentirme una mujer, empecé a buscar en internet si había alguna explicación a lo que me pasaba. Descubrí que lo que tenía se llamaba vaginismo y que no era nada grave.


Buscando en internet, encontré una nota en la que una chica relataba cómo había sido su experiencia y qué había hecho para tratar su problema de vaginismo. Me sirvió tanto su relato que decidí inmediatamente comunicarme con la Licenciada que ella había nombrado en la nota y con la cual había tratado el tema.


Un miércoles fue mi primera sesión, recuerdo que fui con muchas ganas, con nervios, pero más ganaban las ganas de revertir mi situación, porque realmente para mi era un problema, que no me dejaba disfrutar, y por consecuencia no me dejaba ser feliz. Fue tan grande la ayuda de Vivi, sesión tras sesión, que me dio la confianza que necesitaba para creer en mi y confirmar lo que había dicho la primera vez, ese famoso yo puedo. Fui probando en las sesiones distintos tutores, distintos tamaños, distintas posiciones.

Cuando pasaron más o menos 2 meses, sentí que estaba preparada para probar con mi chico. Y así fue, fue el mejor momento de mi vida, lo disfruté tanto, estaba tan entusiasmada, con tantas ganas de estar con él que fue tan simple hacerlo, poniendo en práctica todo lo que había aprendido, pudimos hacer de ese momento que antes nos había costado tanto, un momento especial, tan placentero que parecía irreal, por lo menos para mi.


Gracias a la ayuda tan importante que me brindó Vivi, hoy disfruto del sexo de la mejor manera, aunque me falta mucho por aprender y sumar experiencia, hoy puedo decir que soy feliz!





Testimonio Nº16



Tengo 23 años y hace casi 4 años que estoy de novia. Hace una semana que pude lograr mi objetivo de poder tener una relación sexual con penetración.

Volviendo al principio de mi historia, no había tenido mucho contacto con la sexualidad, ni propia ni con una pareja, hasta que a los 19 años me puse de novia. A los meses de empezar a salir decidí empezar a tomar pastillas anticonceptivas para poder atravesar mi primera relación sexual con mas seguridad y menos miedos. Pero me di cuenta que si bien físicamente estaba preparada, había un tema mental que me impedía concretar la situación. Le tenia pánico a la penetración, bastaba que se aproximara la situación para que me ponga nerviosa y esperara que pase rápido ese momento de incomodidad. El resultado fue una frustración continua cada vez que lo intentábamos, y la disminución de los intentos para evitar ese momento.


Esto no impidió que nuestra relación siguiera creciendo, mi novio siempre fue muy comprensivo, y con el tiempo fuimos adoptando otras formas de relacionarnos sexualmente.

Empecé a darme cuenta que esto era realmente un problema cuando intente tener un control ginecológico y no pude tolerarlo.

En una nueva consulta, hablando con mi ginecólogo, me dijo que mi problema tenía nombre, era vaginismo.

Después de unos meses, googleando la palabra, pude encontrar un testimonio de una chica a la que le pasaba lo mismo que a mi y que había encontrado la solución junto a Viviana Tobi. A partir de ese momento deje de sentirme un bicho raro. Le mande un mail a Viviana, y a pesar de que quería patear el tratamiento para las vacaciones, y concentrarme en la facultad, Viviana me ayudo a dar el paso para dejar de postergar mis asuntos personales.

Desde el primer día del tratamiento me sentí super cómoda. Sesión tras sesión iba avanzando con el tamaño de los tutores y perdiendo de a poco el miedo. Y sobre todo iba conociendo una parte de mi que nunca había explorado. También aprendí a incorporar ejercicios de relajación, no solo para el tratamiento, sino también para mi vida en general.

Todos los ejercicios que hacíamos en las sesiones los iba reforzando con ejercicios en mi casa. Me di cuenta del avance cuando logre ponerme un tampon, algo que en un principio me parecía imposible.

Cuando llegue a la décima sesión decidimos que ya estaba lista para volver a hacer un intento con mi novio. Si bien se nos complicó un poco las primeras veces, con tiempo logramos hacerlo. 

Estamos mas que agradecidos a Viviana ya que sin ella nada de esto hubiese sido posible. No se desalienten, no piensen que el problema no tiene solución, porque realmente la tiene! Espero que les sirva mi experiencia. 




Testimonio Nº15




Espero que este pequeño relato sea útil para otra mujeres y que las aliente a seguir en esos momentos en los que parece que nada resulta.

Para entrar en tema diré que mi problema comenzó básicamente por mi baja autoestima y mi educación tan cerrada que hicieron que postergara todo contacto con el sexo opuesto. Cuando finalmente quise tener relaciones me di cuenta de que no podía, incluso me resultaba imposible introducirme un tampón.

Después de mucho tiempo de tapar el problema con otras cosas, conocí a un hombre que me impulsó a buscar ayuda y "casualmente" leí en internet un artículo en el que una mujer hablaba de un problema similar al mío.

Me sentí identificada porque además la mencionada mujer tenía casi mi edad, superaba los treinta años y pensé que mi caso no era tan raro como yo creía.

Al principio llegué con muchas dudas, miedos y un poco de esperanza. En las primeras sesiones me parecía imposible superar este problema. Recuerdo que le decía a Vivi "esto no se estira, mi vagina no es elástica". Pero por suerte estaba equivocada.

Hacía los ejercicios todos los días. A veces avanzaba y otras veces no. En algunos momentos me sentía frustrada pero seguía adelante y en tan sólo dos meses logré mi objetivo!

Mi primer experiencia fue buena, tal vez no lo que yo esperaba, pero como siempre digo, para mejorar hay tiempo y seguimos practicando!!!!

Mi vida cambió en muchos sentidos porque superé un problema que arrastraba desde hace años y esto hizo que sintiera más confianza en mí misma e incluso mejoró mi autoestima, algo que me parece increíble!!!

Por eso les digo, a quienes están atravesando una situación parecida, que se puede!!! Sólo hay que tener paciencia y seguir adelante!

Por último, quiero agradecer inmensamente a Viviana y a todo el equipo de Tobi Natal por apoyarme en todo momento.


Bueno, Vivi, una vez más gracias! nos vemos pronto. Besos!





Testimonio Nº14




Mi historia comenzó a los 17 años, edad en la que decidí tener mi primera relación sexual con mi novio. Ya habíamos cumplido dos años juntos, me sentía muy segura con el y estaba muy enamorada. Pero ahí mismo fue cuando encontré este problema que tanto tiempo me llevo resolver. Si bien teníamos encuentros y relaciones sexuales, nunca pudimos lograr la penetración debido a mis dolores. La sensación era insoportable, como si algo no funcionara naturalmente como debía ser.

Por dentro recordaba todas las experiencias que había escuchado y pensaba que sería algo pasajero, que con el tiempo y los intentos lograríamos consumar la relación. Pero eso no ocurrió. Tengo que resaltar que mi pareja de ese momento siempre me acompaño y me comprendió, nunca me presiono ni hizo que me sintiera mal por la situación, pero la incomodidad y la frustración que sentía eran inevitable.

Así fueron pasando los meses, los años, seguíamos divirtiéndonos a nuestra manera pero no podíamos lograr la penetración. Me sentía muy mal como mujer. Incompleta. No sé realmente cual es la palabra, pero había algo que no estaba funcionando. También quiero contarles que si bien nunca hable abiertamente este tema con mi familia ni con mis amigas, soy una persona normal,  cero conservadora o tímida, me gustan muchos los hombres y el sexo es algo que siempre tome con naturalidad. La cuestión es que el tiempo siguió pasando y aunque jamás priorice el sexo en nuestra relación, creo que sumado a un cumulo de otros motivos éste problema que teníamos fue determinante en nuestra separación.

Realice varias consultas ginecológicas y en todas ellas mi doctora me decía que estaba perfectamente todo y que solo era "miedo", que relajara y lo iba a lograr. Con tantas dudas en mi cabeza, me planteé que quizá esto era culpa de los dos, asique nos separamos.

Posteriormente conocí a otros chicos, pero el miedo a intentar y volver a fracasar impidieron que avanzara. Tenía terror a que vuelva ocurrir, y con ellos no tendría la misma confianza que con mi ex novio, asique de esta manera fui perdiendo varias oportunidades.

Un día decidí cambiar de ginecóloga y al contarle toda mi historia fue muy directa, mi problema tenía nombre: vaginismo.


Sin saber mucho del tema, empecé a buscar por internet y encontré una nota de una chica que contaba una historia muy parecida a la mía y como lo había resuelto. Era una nota de Clarín hacia Viviana Tobi.  Pero me faltaba valor para afrontarlo. Leía una y otra vez la nota, todos los testimonios sobre vaginismo en distintos foros y aunque sabía que era exactamente lo que me pasaba, no lo asumía.

Finalmente el año pasado y ya con 22 años, conocí a uno que me gustaba mucho. Me enganche bastante con él y decidí avanzar.  Pero cuando intentamos tener nuestra primera relación, otra vez volvió el fantasma del miedo y no pudimos consumar. Era imposible y nuevamente la sensación de frustración me abrumó. Pero esta vez fue distinto. Estaba tan enojada conmigo misma que me prometí hacer lo que sea para resolver este problema. Así fue que le escribí un email a Viviana contándole brevemente mi historia y acordamos una primera sesión.


Viviana escucho todo esto que les estoy contando y me conto cual era el tratamiento a seguir, asique ya en la segunda sesión empezamos con el trabajo. Tenía muchísimas preguntas con respecto al sexo y a todo esto que ocurría, pero Vivi siempre supo despejarme todas las dudas.

Muy comprometida con mi objetivo, comencé a seguir paso a paso las indicaciones que me daban. Primero conocerme bien, y luego intentar ir  más allá. Después de mucha relajación y ejercicios de respiración y contracción muscular, lo primero que logre introducir fue un dedo. Quiero aclarar, que jamás lo había logrado anteriormente. Ni un tampón podía utilizar. Viviana me mostro una película en la cual detallaba bien lo que íbamos a hacer. Con el uso de geles, y cremas logre pasar al tutor número 1 y luego al 2. Pero me resulta sumamente importante comentarles que el trabajo no solo es durante el tiempo que dure la sesión, sino que también en casa. Tuve que encontrar un lugar y un momento para relajarme y seguir practicando  lo que había logrado en las sesiones. Cada encuentro era avanzar un poco más, con un tutor mayor, y seguir ejercitando en casa. Así fue como llegue al número 3, un tamaño real de hombre. También me compre un consolador! Si, quizá resulte muy vergonzoso para la mayoría de nosotras pero estaba tan decidida a cumplir mi objetivo que con mi nuevo "amigo" practicaba mínimamente 3 veces por semana. Además practicábamos posiciones para llegar más “entrenada” a ese momento.

Finalmente, luego de un impasse en la relación que había comenzado, se dio la oportunidad de concretar con el chico que tanto me gustaba y adivinen qué? Pudimos!! Ese mismo día había asistido a una sesión con Viviana, por lo cual intente seguir el "protocolo" que armamos, y salió todo más que perfecto. No puedo quejarme, después de tantos intentos truncos, esta vez se me dió.  Mi chico nunca supo todo el proceso que había estado viviendo, y aunque decidí contarle (muy por arriba) no fue nada trascendental. Asi que ahora si pude decirlo: objetivo cumplido.

Seguí con las sesiones hasta llegar al tutor más grande, el temido número 4. Asique una vez más, puedo decir que logre culminar el tratamiento. Quiero destacar, que cada paso que iba dando, cada tamaño nuevo, era difícil y doloroso. Pero por supuesto nada que no se pueda aguantar.  Es fundamental la práctica en privado, para poder seguir profundizando el logro de cada sesión. Además de esta manera nos vamos conociendo más a nosotras mismas.


Muchas veces me pregunte ¿Porque a mí? ¿Porque algo tan simple y natural como el sexo se torna tan complicado y frustrante? Pero haciéndome estas preguntas no iba a lograr nada más que deprimirme. El primer paso es asumir la situación y el segundo ver cómo resolverlo.


Creo fehacientemente que el logro del tratamiento radica en la fuerza de voluntad de cada una, aunque no puedo dejar de destacar a Vivi, quien de la forma más dulce hace que algo tan incómodo se torne natural. Sin dudas sin vos jamás podría haberlo logrado, porque lo que parece tan simple en realidad no lo es. Todas las charlas y los consejos fueron una parte importantísima del proceso. Se necesita paciencia, tranquilidad y ganas pero lo más importante es saber que se puede. Este problema tiene solución y depende de cada una poner lo mejor de sí para superarlo!




Testimonio Nº13




Antes de comenzar a contar mi experiencia querría aclarar algunas cuestiones de mi vida personal. Tengo 24 años y hace 7 que estoy de novia. Si bien antes de mi actual pareja tuve otros novios, nunca pasaron de un par de besos adolescentes. Con mi pareja tenemos una muy buena relación, nos amamos y conocemos mucho. 


Creo necesario decir esto para dejar en claro que no hay nada en nuestra relación que pueda impedir que tengamos relaciones sexuales. En nuestra intimidad todo siempre iba bien hasta llegar al momento de la penetración. Cuando él me tocaba yo sentía que algo se cerraba y que por más que yo intentara relajarme, no podíamos avanzar. Luego de varios años de intento, de desilusiones y de visitar a la ginecóloga, quien me sacó la duda de no tener un problema o impedimento físico, decidí ir más allá. Comencé buscando en Internet, donde descubrí que no era la única que pasaba por esto y que tenía solución. 


En la búsqueda me encontré con el nombre de Viviana Tobi, psicóloga, sexóloga y psicoterapeuta corporal. Comencé a ahondar más en su trabajo y luego de leer artículos y conocer su lugar de trabajo por medio de la web, decidí llamarla. 


En Octubre de 2012 tuve mi primer encuentro con ella. Antes de llegar estaba muy nerviosa. Soy muy reservada y me cuesta bastante poner en palabras lo que siento. Al entrar al lugar me recibieron de la mejor manera y Viviana me hizo sentir muy cómoda. Luego de una hora de charlar con ella y contarle mi situación, me tranquilizó diciéndome que podía ayudarme. Solo necesitaba estar decidida a avanzar, a entregarme a sus prácticas y sobre todo a poner el cuerpo. En los primeros encuentros Viviana me contó acerca del vaginismo, dificultad de realizar el coito debido a la contracción involuntaria de los músculos de la vagina. 


Me mostró videos e imágenes que me permitieron entender qué era lo que me estaba sucediendo y me enseñó un ejercicio de respiración para reeducar mis músculos y poder conseguir la relajación voluntaria de los mismos. Luego de pocos encuentros llegó la hora de pasar a la práctica. Viviana me presentó tutores de distintos tamaños que se van introduciendo en la vagina de menor a mayor a medida una vez que una está preparada para hacerlo. El primero de ellos era de un tamaño menor a un tampón. Por cierto, yo jamás había logrado colocarme uno. Yo sentía miedo, porque creía que era imposible que eso ingresara en mi vagina. Lo llevé de tarea a mi casa. Me preparé, intenté relajarme y comencé con la práctica. Si bien no pude introducirlo por completo, luego de varios intentos, con ayuda de Viviana y por mi cuenta, lo logré. 


En cada encuentro intentábamos avanzar y progresar en la práctica. Quiero aclarar que me costó mucho llegar al punto en el que estaba cómoda a la hora de introducir un tutor ya que lleva práctica y trabajo. Pero una vez que lograba pasar a un nuevo tutor y que los pliegues de la vagina se acostumbraban a un nuevo tamaño la sensación de “dolor” que sentía, desaparecía. Viviana me enseñó algunos trucos, además de la respiración, para que el momento no fuera incómodo para mí, como utilizar vibradores y cremas o aceites. Creo que la solución se fue dando con la conjunción de respiración y relajación, tutores y, sin duda, práctica constante. Por otro lado, a medida que el tratamiento avanzaba, Viviana me mostró un aparato que mide la contracción y la relajación de los músculos de la vagina. Una vez que logré introducírmelo pude ver, a través de una máquina, cuan contraídos estaban mis músculos y con la práctica pude ir relajándolos voluntariamente.


Luego de unos meses de tratamiento logré el momento tan esperado con mi pareja. Si bien nos costó bastante, no sufrí el dolor que pensaba que iba a sentir. Las cosas se fueron dando y fue maravilloso. Tres meses atrás no hubiera imaginado avanzar tanto… Había estado siete años intentando algo que pude solucionar en pocos meses.

Por mi experiencia personal considero esta terapia excelente y la recomiendo a aquellas que pasan la misma situación que viví yo. Es un proceso difícil pero muy efectivo y si bien hay altos y bajos durante el tratamiento, todo lo vivido fue positivo para mí.

Posteriormente a haber logrado tener relaciones sexuales con penetración con mi pareja Viviana nos invitó a ambos a tener una charla con ella para contarle nuestra experiencia a lo largo del proceso. Creo que esa instancia nos sirvió mucho a los dos para avanzar un poco más. Planteamos dudas, intereses y Vivi nos ayudó a relajarnos aún más, probando cosas nuevas. Considero que ese encuentro consolidó más nuestro camino.


Ambos estamos muy felices de habernos cruzado con Viviana Tobi y su equipo!!!

Solo hace falta animarse J



Testimonio Nº12



Voy a empezar por el final de la historia, o quizás el principio, depende desde que punto de vista mire la situación. Hace casi 5 años que estoy de novia, y en el día de ayer pudimos finalmente tener relaciones. No salió perfecto, pero salió mejor de lo que ambos esperábamos. Es una extraña sensación. Mi novio la definió perfectamente: “Siento que nos acabamos de sacar una gran presión encima.”

Siempre supe que iba a tener problemas en esta área de mi vida. Siempre sentí represión y la sensación de que no me iba a ser fácil abrirme a un hombre, quizas por una crianza muy exigente en la que fui muy sobreprotegida. Cuando me puse de novia, lo confirme en la realidad. Cada vez que lo intentamos sentía mucho dolor y nunca podíamos lograr la penetración. Visité a varias ginecólogas, y ninguna encontraba una razón física para mi malestar. La única respuesta que me dieron fue que lo mío era “Psicosomático” y se llamaba vaginismo.

Al tener ese diagnóstico, y luego de contárselo a mi mama, ella se metió en internet a buscar información y encontró un artículo de la página “entremujeres” del diario Clarín. Me lo mostro, y me sentí muy identificada con lo que la chica explicaba en el artículo y entonces decidí enviarle a Viviana una consulta por mail. Me respondió muy amablemente, pero yo no me anime a pedirle un turno. Esto paso hace un par de años y no puedo evitar pensar que si hubiera ido antes, lo hubiera solucionado mucho antes, pero no quiero reprochármelo. Muchas veces uno no entiende porque las cosas se dan de determinada manera, y quizás no estaba lista.

Este año, luego de tener varias frustraciones más en nuestros intentos, le escribí nuevamente a Vivi, esta vez decidida a ir y a seguir con el tratamiento completo. Me iba a costar, pero era algo que sentía que tenía que hacer. No solo por el bien de nuestra relación, sino también por mi propia salud, física y mental. Esto era algo que me perturbaba bastante y necesitaba superarlo.


Desde el primer momento, Viviana siempre me transmitió tranquilidad y optimismo. A través de ejercicios, de a poco aprendí a controlar los músculos de esa área de mi cuerpo. Desde mirarme con un espejito por la primera vez en mi vida, hasta el uso de tutores, que iban aumentando de tamaño cada semana. A esto le agregue el trabajo y la practica desde mi casa, que me costo bastante, pero hice un esfuerzo por hacerlo.

Hoy empieza un nuevo camino y mucho por aprender. Estoy eternamente agradecida a Vivi y además, a mi novio y a mis padres por su apoyo incondicional.





Testimonio Nº11



(Varón. Pareja de la mujer del testimonio Nº 10)


Habían pasado tres años desde la primera vez que intentamos intimar con mi pareja. Cada vez que probábamos, ella sentía molestias, me alejaba y yo me frustraba. Sentí una gran enojo al no saber que hacer para ayudarla, e incluso llegue a dudar si yo era la persona adecuada para estar con ella. Tampoco ningún amigo y ni siquiera mi psicólogo pudieron darme una pista en la dirección correcta.


Llegando al limite de lo que podía soportar nuestra relación, decidimos buscar información para saber la causa de lo que nos pasaba. Buscando en internet, ella pudo asociar sus síntomas con el vaginismo y le hizo una consulta a la doctora Tobi para confirmar su sospecha.


Pasado ya un tiempo desde que se comenzó la terapia, nos dimos cuenta que efectivamente de que el vaginismo era la causa. Mi pareja y yo seguimos el tratamiento tal como nos fue indicado, y despues de 4 meses, salimos adelante.


Mi participación en el tratamiento fue principalmente de acompañamiento y contención, sumado a acompañar a mi pareja a las sesiones indicadas, una vez ya avanzada la terapia. Aunque hubiera hecho cualquier otra cosa, si así me lo hubieran pedido. A quienes estén pasando por la misma situación, solo les puedo decir que sean pacientes y que hay luz al final del camino.


Espero que la sexualidad (y sus disfunciones) dejen de ser temas tabú y sean más difundidos para que otros no tengan que pasar por lo mismo que mi pareja y yo.   

Un saludo!




Testimonio Nº 10



Tengo 21 años, y quería compartir mi experiencia con respecto a mi problema de “vaginismo” y a la solución que encontré al realizar el tratamiento con Viviana Tobi.

Creo que lo primero que me llevó a tener este problema fue el hecho de que mi mamá , a pesar de que me dió mucha libertad en ciertos aspectos, en el aspecto sexual no fue así, y al haber sido muy católica, aunque ahora ya no lo sea, siempre me inculcó el seguir siendo virgen por lo menos hasta cumplir los 18 años, ya que esa era la mayoría de edad  y si era posible, ser virgen hasta casarme como lo fue ella.

Nunca tuve charlas sobre las relaciones sexuales con mi mamá, ella es muy retrógrada y vergonzosa con este tema.

Desde ahí para mi psicológicamente el sexo se convirtió en algo “malo”... en algo que solo estaba bien hacer a partir de cierta mayoría de edad, siempre con miedo de que si llegaba a quedar embarazada eso ¡¡¡¡era lo peor que te podía pasar!!!!y siempre creyendo que si tenía relaciones con alguien (a pesar de que ese alguien fuera mi novio) iba a quedar como una “puta”, no solo eso sino que lo mas dañino para mi fue que ella me implantara la idea de que los hombres no te quieren de verdad , sino que solo te quieren para tener relaciones sexuales y después te dejan... lo cual en muchos casos puede ser verdad, pero en muchos otros no...y eso me hacia enojarme con todos los hombres con los que salía y siempre me sentía bien por negarles el tener relaciones sexuales conmigo.


A los 16 años me puse de novia con un chico 5 años mas grande que yo, con una historia muy complicada detrás...este fue mi primer novio, mi primer beso , mi primer amor y lo mas probable hubiese sido que fuera también el primero con el cual iba a tener relaciones ,ya que siendo mi novio esto era algo que pensé que iba a estar mas “permitido”, pero me equivoqué, terminé con un problema gigante entre tener relaciones con mi ex el cual quería desesperadamente hacerlo, o hacerle caso a la prohibición explicita e implícita de mi mamá sobre el NO tener relaciones hasta cumplir los 18 años.


Asi fue como al no decidirme si tener relaciones o no por no sentirme culpable y teniendo una relación bastante enfermiza con mi ex, el decidió dejarme, y es hasta el día de hoy que mi mamá sostiene que estuvo bien que y que yo NO podía tener relaciones con él como si fuera asunto suyo!!! Asi llegué hasta esta edad digamos que virgen... en cuanto a lo que es la penetración propiamente dicha...


Después de cortar con mi ex empecé a salir con muchos chicos pero no tenia RELACIONES SEXUALES  concretamente, es decir, si las tenía pero nunca dejaba que el “acto sexual ”se concretara... en parte para no darles el poder de haberme “robado” la virginidad y en parte porque me daba miedo el dolor que me iba hacer sentir la penetración...por supuesto además del miedo de quedar embarazada de cualquier tipo desconocido, y las enfermedades... etc.

Así que empecé a utilizar parches anticonceptivos EVRA, a raíz de una desrregularizacion menstrual, y esto me sirvió para poder estar mas tranquila con respecto al riesgo de embarazo.


Pensé que nunca iba a encontrar a alguien que me gustara y amara tanto como para querer hacerlo, que me esperara lo que yo necesitaba...que comprendiera la situación y en quien pudiera confiar y que además quisiera estar en una relación conmigo a pesar de todos mis problemas,mas que nada relacionados a lo sexual, ya que siempre tenía la idea de que si no tenes relaciones con los hombres ellos no te esperan y te dejan.


Y de tanto buscar lo encontré!!! actualmente estoy de novia hace 10 meses y salgo desde hace 11, él tiene la misma edad que yo,es solo unos días mas grande... desde que empezamos a salir yo le dije como eran las cosas, y que todavía era virgen y él no tuvo problema, siempre fue muy comprensivo y me esperó a pesar de que si tenía ganas de hacerlo… y yo ya era mayor así que no sentía que estuviera haciendo algo “malo”. Al principio teníamos relaciones sin penetración... y en octubre del año pasado intentamos concretar el acto sexual,y no pudimos!!! no por un problema suyo sino por un problema mio... literalmente NO ME ENTRABA, ni un dedo entraba! Y me dolía mucho el solo intentarlo... siempre le había tenido terror a la idea de que iba a doler etc y conocía el problema del vaginismo, y a decir verdad en febrero de 2014 yo había salido con otro chico el cual había probado algunas cosas y a mi me había dolido mucho y no había funcionado... y me dijo que me tendría que hacer ver y yo lo dejé pasar... y ahora me estaba arrepintiendo ya que al fin tenía “permitido” tener relaciones y estaba con  una persona con la cual realmente valía la pena hacer esto, pero NO PODIA!!!! intentamos después de unos días pensando que íbamos a poder, que solo estaba nerviosa, pero otra vez no pudimos, ahí fue cuando decidí ir a la ginecóloga, ella me revisó y me dijo que tenia un himen “micro perforado” lo que quería decir que la perforación era de un tamaño que solo servía para poder menstruar,pero no para tener relaciones con penetración... y que mi himen era muy grueso y prácticamente irrompible por la entrada de un pene, en conclusión dijo lo que más miedo me daba que dijera, que me iba a tener que operar... así fue como me derivó a una cirujana la cual me revisó y me dijo que además de mi problema del himen tenia un “vaginismo” leve... y no le creí, ésta me derivó a una “psicóloga sexóloga especialista” la cual dejó muchísimo que desear y jamás me ayudó con mi problema sexual y también me derivó a otro cirujano, y éste me dijo que me iba a operar pero que no podía decirme si tenía algo hasta estar en la cirugía... y que si tenía un orificio pequeño o normal de todos modos me iba a sacar el himen para que ya no tuviera problemas con ese tema, y que si ni así podía tener relaciones, era otro el problema...

obviamente todo esto se lo iba comentando a mi novio y amigas, pero no a mi familia y menos que menos a mi mamá, decírselo a mi papá me daba mucho pudor, y con mi hermana nunca hablamos del tema sexual.

Finalmente ya tenía la fecha para operarme y mi familia y me novio me iban a acompañar, me hice la cirugía, era ambulatoria por suerte, y cuando fui a ver al cirujano por el control me dijo que en realidad no tenía nada y que él me sacó el himen con el dedo!! me fui de ahí bastante enojada y decepcionada... yo ya no sabia que hacer!fui a ver a mi ginecóloga otra vez me revisó y me dijo que era imposible que me lo hubiese sacado con el dedo,etc... no sabía a quien creerle y me dijo que hiciera un tratamiento con una vela... que me pusiera velas como “dilatadores” y que me lo dejara toda la noche, y además me pasó el numero de Vivi!!! por suerte! Llamé a los pocos días, me dió una sesión y ahí comenzamos el tratamiento, el primer día contándole todos estos hechos que conté mas arriba para que pudiera entender como llegué a este punto y además ella me hizo dibujar mi vagina, conocerla mirarla y hacer unos ejercicios que son buenísimos que se llaman “kegels” los empecé a hacer y sentí un cambio muy importante en cuanto a lo que sentía en la zona vaginal cuando tenía relaciones con mi novio, aunque sin penetración todavía... a la segunda sesión me hizo ver un video sobre una pareja casada hacia muchos años que todavía no podían tener relaciones con penetración y que la mujer comienza también un tratamiento, seguimos con las velas como dilatadores, también hacía los ejercicios kegels y la relajación, y lo de las velas en casa y me envió una guía sobre dilatación también.

Íbamos cambiando de tamaño, primero la vela y después los dilatadores de plástico de Vivi, primero el n°2... que era mas grueso que la vela, después a ese n°2 que dolía y ardía bastante le puso vibración, a la vez mi novio me ayudaba algunos días con sus dedos haciendo de “dilatador” después Vivi me recomendó comprarme un vibrador... a mi me daba un poco de pudor pero ella me había recomendado ya un sexshop...me puse a averiguar en otros también y terminé comprando en ese lugar que se llama  “espacio placer” ,un vibrador azul de silicona ya que son mas blandos y tiene el cablecito y la perilla reguladora, y me animé a usarlo!le puse nombre para hacerlo mas divertido para mi y para mi novio! me gustó mucho, sentía que las vibraciones me sacaban el dolor y llegaba a usarlo 20 min completos en casa, 3 veces por semana, también me animé a intentar con un pepino como dilatador ya que era un poco mas grande que el vibrador,después usé el n° 3 con vibración y me seguía ardiendo y doliendo pero ya muuchiiisiimo menos que cuando empecé, también probé con un dilatador n°4 y pude ver las contracciones de mi vagina en una pantalla.

Con mi novio empezamos a probar un poco y entró hasta la mitad!!!! y sin relajación ni kegels ni casi lubricante, es decir que con todo eso podría entrar completamente! Lo intentamos una vez mas, y también volvió a entrar por la mitad, pero yo ya estaba muchiisiimo mas segura, relajada,tranquila y menos frustrada, y el viernes pasado fuimos con mi novio a comprar un gel nuevo,elegimos el clásico para no exponerme a que si elegíamos con algún efecto de calor o frío me hiciera mal, y así fue como aguantando un poco el dolor y el ardor y tratando de relajarme lo mas posible ENTRÓ TOTALMENTE!!!! al fin! Y bueno ahora seguimos probando pero ya no duele taaanto, y el ardor va pasando a medida que el pene esta adentro, a mi me sirvió mucho ponerme algo frío en el clítoris, lo digo como un consejo que quizás le sirva a alguna, cada una va a ir encontrando su método también y hasta tuve un orgasmo! lo cual no pensé que iba a pasar tan pronto porque creí que todavía no había llegado a la parte de disfrutar de la penetración, pero así fue! Asi que... para todas las mujeres que tienen este problema y seguramente se sienten frustradas y que nunca van a poder hacerlo como el resto, les quiero comentar que SI SE PUEDE!!! que sólo hay que esforzarse un poco más y que en algún momento va a pasar, y es mejor resolverlo cuanto antes!!!

MUCHAS GRACIAS A VIVI y a Tobi Natal !!! sin el tratamiento no se si hubiese probado todo lo que probé y tratado como traté para poder al fin tener relaciones!

Espero que esto aliente a otras mujeres que tienen el mismo problema que tuve yo y que sepan que TIENE SOLUCIÓN!!!




Testimonio Nº9



Tengo 28 años y desde los 23 empecé a salir con quien hoy es mi marido, estuvimos de novios 2 años y medio y ya van a hacer 3 que estamos casados. Fue mi primer novio, mi primera relación por lo que no había tenido experiencias previas. Durante el noviazgo tardé mucho en decidirme en tener relaciones, meses, tenía los miedos típicos de poder quedar embarazada, de que me doliera demasiado, ese tipo de cosas. Teníamos encuentros en los que la pasábamos bien pero no me decidía a pasar a la siguiente etapa. Cuando me decidí, lo empezamos a intentar pero era imposible, el solo intentarlo me dolía muchísimo, me bloqueaba y no podíamos hacerlo. Yo pensaba que era una reacción inconsciente de todos estos miedos que seguía teniendo y que cuando me relajara todo iba a ser distinto, por ejemplo, después de casarnos, pero no fue así... La luna de miel fue una gran frustración para mí, no podía creer que no podíamos concretar. Es importante mencionar que desde el principio mi pareja me esperó, nunca me presionó, todo lo contrario, siempre fue muy comprensivo y contenedor, me decía que ya íbamos a poder, que era cuestión de tiempo.... Ya casi después de un año de casados existió la posibilidad de empezar un tratamiento psicológico pero de alguna manera sentía que no iba por ese lado, no me animaba a hablarlo con nadie más que con mi marido, ni con mi ginecóloga con nadie. Sentía que era la unica mujer en el mundo a la que le pasaba. Hace unos meses buscando y buscando en internet, no se como tuve la suerte de encontrar antes que nada que lo que me pasaba tenía un nombre y era vaginosis, que no me pasaba solo a mi y lo mejor de todo, que tenía tratamiento efectivo. Comencé a investigar sobre el tratamiento y dí con un artículo que había escrito Viviana, luego con testimonios y sin dudarlo me contacté con Tobinatal. Estaba muy nerviosa pero con todas las esperanzas de poder solucionarlo. La primera sesión fue una charla con Viviana y con mi marido, ahí le contamos lo que nos pasaba y siempre nos sentimos muy cómodos y contenidos, estar hablando de eso con alguien que te entiende y que lo ve como algo normal, que puede suceder, fue un alivio. Nos mostró un video y luego comenzamos con las sesiones de práctica donde sesión a sesión iba trabajando con dilatadores de distinto tamaño, con técnicas de relajación, con concientización de las partes de mi cuerpo y "tarea en casa"... es importantísimo hacer los ejercicios con frecuencia para lograr terminar el tratamiento con éxito. Fueron 6 sesiones en total las que realicé antes de lograr poder tener relaciones con mi marido y aún no podemos creer que la pesadilla haya terminado, ahora disfrutamos de nuestros encuentros sin problemas ni dolores... ojalá me hubiera enterado antes de este tratamiento porque fueron años de sufrir por algo que no sabía, tenía solución! Gracias Viviana por el apoyo, por la calidez y por alentarme siempre cada vez que daba un pasito más adelante... estamos felices!



Testimonio Nº8



HOLA. TENGO 25 AÑOS. HACE CINCO AÑOS QUE ESTOY DE NOVIA PERO NUNCA PUDIMOS TENER UNA SEXUALIDAD PLENA DEBIDO A ÉSTE PROBLEMA QUE DESCUBRÍ QUE TENGO, EL VAGINISMO. NO SABÍA QUE ASÍ SE LLAMABA, NO SABÍA QUE ESTO PODÍA EXISTIR. LAS POCAS PERSONAS CON LAS QUE CONSULTABA EN CONFIANZA ME MIRABAN RARO Y ME HACÍAN SENTIR MUY EXTRAÑA. CLARAMENTE HACE FALTA INFORMACIÓN EN EL TEMA. INTENTAMOS VARIAS VECES PERO NUNCA PODÍAMOS CONCRETAR PORQUE A MÍ ME DOLÍA MUCHÍSIMO Y SENTÍA MUCHO MIEDO. TENÍA MIEDO DE SALIR LASTIMADA. SENTÍA QUE MI VAGINA NO SE ABRÍA NATURALMENTE Y QUE ERA IMPOSIBLE DISFRUTAR LA RELACIÓN. ESTO TRAÍA MUCHA FRUSTACIÓN E INSEGURIDAD A CADA UNO Y A LA PAREJA. ME LLEVÓ MUCHO TIEMPO DARME CUENTA DEL PROBLEMA, CUANDO ACEPTÉ QUE ALGO NO ANDABA BIEN Y TRAS VARIAS CONSULTAS FALLIDAS, BUSQUÉ EN INTERNET INFORMACIÓN AL RESPECTO. YA QUE HABÍA IDO A UN PAR DE PROFESIONALES (GINECÓLOGOS, PSICÓLOGOS) EN BUSCA DE AYUDA PERO CREÍAN QUE TENÍA UN PROBLEMA PSICOLÓGICO PERO NO PODÍAN AYUDARME. HASTA QUE UN DÍA ENCONTRÉ LA PÁGINA DE LA DOCTORA TOBI, LEÍ LOS TESTIMONIOS Y VÍ LO ESPECIALIZADA QUE ERA EN EL TEMA. ESO ERA LO QUE NECESITABA. UN PROFESIONAL QUE ME AYUDE, QUE SEPA DEL TEMA Y ME PUEDA CONTENER, TENIENDOME LA SUFICIENTE PACIENCIA. Y ASÍ FUE. LA DOCTORA VIVIANA ES EXCELENTE EN SU TRABAJO, SABE LO QUE HACE Y CÓMO NOS SENTIMOS CON RESPECTO A ÉSTE PROBLEMA QUE ES EL VAGINISMO. EN POCO TIEMPO VI LOS AVANCES. NO PODÍA IR A UNA REVISIÓN GINECOLÓGICA SIN SALIR LLORANDO DEL CONSULTORIO. REALMENTE ERA UNA ANGUSTIA MUY GRANDE. CON LOS EJERCICIOS PUDE HACER LO IMPENSABLE Y ME CURÉ. LA DOCTORA ES MUY RECOMENDADA Y ME DIJERON QUE CON ELLA ME QUEDARA TRANQUILA QUE IBA A SABER AYUDARME. SE PUEDE. EN PLENO TRATAMIENTO MI PAREJA ME DEJÓ Y ME SENTÍ MUY SOLA PERO ELLA ME HIZO VER Y YO TAMBIÉN LO CREÍ, QUE TODO ESTABA EN MÍ. QUE CON VOLUNTAD Y ESFUERZO SE PUEDE. HAY QUE SER CONSTANTE. A PESAR DEL DOLOR QUE SENTÍA NUNCA DEJÉ EL TRATAMIENTO Y LO TERMINÉ Y ESTOY MUY FELIZ CON LOS RESULTADOS. ES ALGO PROPIO QUE HAY QUE HACER PARA SENTIR LA SEXUALIDAD CON NOSOTRAS MISMAS Y LA PERSONA QUE ELIJAMOS. DESDE YA LES DESEO MUCHA SUERTE Y ESPERO LES SIRVAN MI EXPERIENCIA Y MIS PALABRAS DE ALIENTO.

SALUDOS!!





Testimonio Nº7


"Ganas fuerza, valor y confianza en cada experiencia en la que realmente te paras para enfrentarte al miedo. Podrás hacer aquello que nunca creíste que podrías hacer" (Eleanor Roosevelt)


                                                    

                   A finales del año 2014 mi salud se resintió. Terminé ese año con la certeza de que el 2015 sería un año que me convocaría la realización de varios estudios y alguna que otra operación. Así fue y luego de las operaciones me realicé un tratamiento de radioterapia que me emplazó viajar a capital durante 2 meses de lunes a viernes de manera ininterrumpida. Sabido es que después de que atravesamos problemas graves de salud nuestras prioridades cambian de lugar. Me di cuenta que a mis cincuenta y tantos si bien había llevado una buena vida, llevar una buena vida no es sinónimo de ser feliz.  Contabilizando los años de mi existencia con sus días y sus horas decir que no hice muchas de las cosas que anhelé de niña, sería infértil y por demás injusto. Hice grandes cosas y de muy joven adopté el camino de la responsabilidad y coronando el camino elegido luego de un arduo esfuerzo pues desde adolescente trabajo, obtuve mi título profesional a la edad de 33 años. A diferencia de muchos mortales y congéneres en mis horas había tiempo para estudiar para trabajar pero no para la diversión, con lo cual relegué esa área y la catapulté en la esperanza  y en la seguridad de saber que lo que me estaba asignado llegaría, a pesar mío.

                     Por mi carácter y por mi educación no fui buena en las relaciones y nunca resigné mi integridad física ya sea por desconfianza o porque muy pocas veces en la vida me crucé con alguien que me interesase tanto que pudiera doblegar mi fortaleza. Las cualidades que aprecio en el otro cursan por carriles que básicamente tienen a la intelectualidad como una de las premisas más importantes. A los 29 años mientras cursaba la carrera conocí y salí con un profesor de una de las materias y fue él quien me adentró en las lides de las artes amatorias y sexuales, con el debuté y él me enseñó algunas cosas del sexo que recuerdo poco gratificantes. Las relaciones que tuve con él fueron particularmente dolorosas, molestas y confieso, haber deseado no tener que esperarlo para no sufrirlas. El vínculo que nos unió, persistió lo que tenía que ser, pues él tenía compromiso y yo no deseaba resignar mi tiempo y mi esfuerzo en alguien que si bien me gustaba, tenía poco espacio para mí. Sin embargo, creo que en realidad, mi única preocupación tenía que ver con la molestia y el miedo al dolor en las relaciones sexuales que manteníamos.

                     Para esa época, conocía, a quien sería mi esposo y con quien viví durante dos décadas y media y nuestra relación bien pudo ser titulada “Los años que vivimos en peligro” o “Llegan de una gran tribulación”. Un hombre 25 años mayor pero con una intelectualidad magistral que al principio minimizó la diferencia entre ambos, me enamoró, me conquistó, aunque, con el correr de los años se convirtió en un recuerdo muy venerado por mí, pero además, debido al embate de una dura enfermedad su carácter cambió tornándolo  un ser despótico autoritario, receloso y desconfiado. Con el no tuvimos relaciones sexuales con penetración,  no lo seducía la idea de ser padre mayor, además tenía 2 hijos  grandes y por eso al notar mi falencia en ese campo, consideró plausible la realización de otras prácticas que se alejaban mucho de lo convencional pero que, en todo caso, a él le servían y a mí no me convocaban demasiada responsabilidad, en ese tiempo mi vida estaba colmada de ocupaciones, trabajar en el negocio de ambos, ser ama de casa, cuidarlo en su enfermedad y por las noches abastecerlo sexualmente cosa que muchas veces suponía largas horas a mi cuerpo cansado del trajín diario. Llegué a odiar el sexo y lo que tuviese que ver con él. Nuestra vida juntos se convirtió en una especie de simbiosis en la que ambos sacábamos provecho de la vida en común. El amor y el encantamiento que alguna vez partió desde mí hacia él, se transformó en admiración y la pasión que nunca fue tal pues la diferencia de edad hizo mella, se apagó. De todas maneras mi espíritu combativo nunca resignó la posibilidad de seguir enhiesta a su lado y cuando más me necesitó más juntos estuvimos y nuestro tiempo transcurrió con periodos de calma invadidos por fulgurosos estados de zozobra, siempre en lo que tenía que ver con su salud, hasta que un día conforme sus designios y deseos, la vida se ocupó de separarnos de manera trágica. Lo que sentí durante, mucho tiempo podría abarcarse en la siguiente frase, -¿Donde esconderé mi alma para que no vea tu ausencia?-.  Los días, los meses y los años transcurrieron sin prisa pero sin pausa y sentí que llevando la vida que habíamos llevado juntos, estaba haciendo las cosas bien. Seguir sola no fue fácil y pronto comenzaron los problemas, la “gestalt” que alguna vez fuimos, dio lugar a una mujer débil y con flaquezas, aislada, temerosa, y, con más dudas que certezas sobre el futuro. Claramente, había perdido la fe.  Cuando los problemas aumentaron supe que debía buscar asesoramiento legal para llegar a buen término y, que ello, no atentase en la economía de mi negocio. Así fue que luego de sentirme decepcionada con el actuar de los profesionales locales, por azar, por el albur del destino,  conocí a quien hoy después de cuatro años, o más, de aquel 13 de julio del 2011, sigue siendo mi inspiración y quien despertó mi arrebato dormido por años.  Al principio excitó mi intelectualidad escribiéndonos largos mails esmerados, para luego dar lugar a una charla más profunda e intimista y finalmente, nos convertimos en dos unidos de manera personal, entrañable y consagrada. “Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos” (Julio Cortázar). Pronto, o no tan pronto, cuando debió ser, la espiritualidad cedió el escenario a lo corporal, a lo tangible y la necesidad física apareció profana, inexperta e irreverente y el deseo conminó nuestras vidas. Muchos años pasaron desde que tuve relaciones sexuales y pensé, ¿Qué puede salir mal?, todo mi ser deseaba, por primera vez en mi historia, estar físicamente a lado de alguien, mi aura benéfica recorría el universo que nos contenía, mi ansia, mi apetito y mi pretensión, lo llenaban todo. Y de pronto, todo salió mal, una vez, dos veces y tal vez mas. La “cosa” no entraba, no había un orificio por allí, ¿se habría cerrado?, pensé, y entré en pánico o en una preocupación bastante parecida. Por supuesto, esto no horadaba nuestra relación pues sabía que “él me necesitaba más de lo que me deseaba  y me deseaba bastante”. Hice lo necesario para satisfacerlo y en parte mi esmero fue coronado con bien, pero yo no estaba conforme y fiel a mi naturaleza, empecé a investigar. Trabajo con medicamentos y busqué la existencia de algún gel lubricante que poseyera en su formulación alguna anestesia y que la misma hiciera lo necesario para recibir el embate, que seguramente atravesaría rompiendo algo, pero, que, en todo caso no doliese, o doliese menos.  No me animé a sincerarme con la ginecóloga y me limité a expresar que las relaciones eran dolorosas y ella creyendo que la causa pudiera ser “atravesar por el climaterio”, se limitó a prescribir un lubricante para las relaciones y una crema hormonal, tres veces por semana. Estábamos en problemas… Finalizaba el año 2015 y se acercaba enero que para los profesionales de la ley son sus vacaciones y por cuestiones de orden personal mi adorado iba a viajar, con lo cual a diferencia de años anteriores no nos íbamos a ver por unas cuantas semanas.  La racionalidad con su lógica más escrupulosa es una de mis condiciones más incuestionable y leal a mi espíritu científico e investigador, una tarde de verano inspirada y acuciada por los eventos mencionados anteriormente, me senté delante de mi computadora y coloqué en el buscador, la siguiente frase: “¿a qué se debe, o cual es el motivo por el que, el pene de un hombre no entra en la vagina de una mujer?”. El ordenador me devolvió un raudal de respuestas, pero en la mayoría afloraba, emergía, arremetía con un ímpetu fuerte, acelerado, enérgico, el nombre de una mujer:  VIVI TOBI,  Tobi Natal, Espacio Corpo. Por primera vez el concepto de VAGINISMO se instaló en mi retina y cual verdad esclarecedora abrí cuanto material pude y me dispuse a leer. Vaginismo, miedo a la penetración, oh! Cuanta verdad derramaban esas frases a mi mente ávida de conocimiento, leí todo lo que pude y me dispuse leer en el blog los testimonios de las personas que habían sido atendidas en ese lugar.                    


                      Algunos relatos eran realmente íntimos y reveladores y los mismos juramentaban y daban fe de las vivencias y las aflicciones de mujeres que como yo sentían la insatisfacción de no lograr avanzar en sus vidas. Particularmente recuerdo el testimonio de las más jóvenes y como desmitificó mi realidad en cuanto a creer que las jóvenes jamás podrían tener problemas sexuales. Esa misma noche le escribí a Espacio corpo y le conté a grandes rasgos mi problema. Pasaron unos días y al no recibir respuesta hice lo propio y le envié el mensaje a la Licenciada Tobi. Esta vez me contestó y se preocupó por mi mail fallido anterior y dándome su teléfono me convocó que la llamara. Luego de mucha vacilación y muchos reparos y acuciada por la necesidad de resolver mi dificultad, la llamé. Tuvimos una corta conversación y recuerdo que me agradó su franqueza cuando dijo –“No sé si la voy a poder ayudar, espero que si”- valoré su sinceridad y convinimos en una cita en persona.

En la primera sesión ella quiso conocerme, y nos sentamos cómodamente en uno de los salones cuyo piso era una alfombra muy cálida y tomamos te y charlamos. Su particular y acogedora forma de ser me predispuso y cual interlocutor locuaz, volqué mi historia y me sentí muy bien al vencer esa valla que me impedía avanzar y mejorar.

                     Me fui realmente complacida de ese lugar y recuerdo que me impactó saber cuántas mujeres, solteras, casadas, jóvenes y no tanto y hasta profesionales transitaban con la contrariedad al igual que yo de no poder vencer el obstáculo que nos acercaba a la plenitud. Confieso haberme sentido abarcada por el entusiasmo y la jovialidad de la Lic. Tobi pero también íntimamente sentí temor de ser yo quien “fallara” y me dije –“Pobre, tiene toda la mejor intención pero yo voy a ser su fracaso más rotundo”-. La segunda sesión transitó por los carriles mas correctos a mi modo de ver, en la cual ella me enseñó y me mostró con imágenes una vagina, hablamos de la naturaleza, estructura y aspecto de la misma y de la manera más esclarecedora supe que no solo no está cerrada sino que es tan genuina y maravillosa que se adapta a cuanto tamaño quiera entrar en ella. Solo es cuestión de tiempo y de ejercitación. Me enseñó los ejercicios de Kegel, me mostró las clases y medidas de los dilatadores, los que progresivamente desensibilizarían la zona y la dilatarían. Un paso a la vez. Me dejó en la alfombra cálida viendo un video de una pareja muy joven en la que la dama tenia vaginismo y fueron a ver un profesional y el mismo les prescribió toda esta técnica de relajación, dilatación, penetración de tutores, comenzando con los mas chiquitos y por sobre todas las cosas paciencia y dedicación. Excelente el video, en la siguiente sesión lo comentamos y me propuso comenzar con la ejercitación. La primera de todas las prácticas fue la más conmovedora, arrebatadora y vibrante y solo a ella haré referencia pues las demás fueron práctica y más práctica, mucha conversación combinados con mucho apoyo y amparo de la mano de Vivi.

                    Su profesionalidad me impulsó y liberó mi timidez y dispuesta como me lo indicó, me enseñó la técnica de relajación. Quiero aclarar que lo mío era un extremo, jamás me puse un ovulo o un tampón o ni siquiera el dedo. Ahí les aseguro, nada entraba! Me hizo relajar, respirar, lubricar y mientras hacia los ejercicios de Hegel que son ejercicios de contracción y relajación, me sugirió que colocase el dedo en la entrada y en el momento de la relajación empujara para adentro. Huelga explicar mi estupor y mi fascinación al comprender que mi dedo había entrado todo y sin dolor. Lloré. Juntas nos emocionamos por tamaño logro! Alguna vez leí que en el vinculo que se forma entre el maestro y el discípulo no solo debe existir sapiencia en el maestro e interés en el alumno, para que el aprendizaje en verdad sea logrado debe existir esa única oportunidad en la que el maestro está dispuesto a ceder generosamente su saber pero el alumno está deseoso de aprender. En ese momento hay una fusión, y es mágica.

                      Recuerdo que para cuando yo consideraba finalizada y exitosa esa sesión en la que había introducido el dedo , el ímpetu y el optimismo de Vivi fueron por mas y me desafió con tutores/dilatadores de un tamaño mayor que el dedo y logré el cometido para alegría de ambas. Finalmente le pedí que fuéramos de a poco y así fijar de manera sólida mis conocimientos. Los ejercicios no solo se limitaban al gabinete, también ejercité en mi domicilio. Las semanas transcurrieron y mientras cada sesión era un desborde de alegría y de triunfos, mi adorado volvió y tuve que hacerlo esperar porque  Vivi todavía no me había dado el alta. Eso finalmente sucedió y hoy me siento plena, me siento verdaderamente una mujer y hasta me siento bella. Alguna vez escuché que cuando una mujer tiene buen sexo se siente hermosa. Hoy se que esto es verdad.

                     Finalmente expresar que de la mano de la Lic. Viviana Tobi viví una de las experiencias más movilizadoras y transformadoras de toda mi vida. Que como todo tiene un final tuvimos que separarnos pero que ahora la considero familia, que jamás la olvidaré y que le pido al cosmos cada día por ella porque hay muchos seres por ahí que la necesitan. Que a menudo cuando me interno en los recuerdos y su imagen sonriente se me dibuja siento que tal vez de las muchas frases que anido en mi corazón y en mi mente esta es la que mejor la representa:



“Lo que hacemos por nosotros mismos, muere con nosotros. Lo que hacemos por los demás y por el mundo, permanece y es inmortal”. Albert Payne.

                                                                                





Testimonio Nº 5


Testimonio Gabriela, 37 años.



Siempre tuve problemas con las visitas al ginecólogo pero no le daba importancia porque teníamos intimidad con mi pareja, nos las arreglabamos a nuestra manera y nunca consideramos un problema.

Después de un tiempo de buscar el embarazo decidimos consultar a un especialista en fertilidad. Ahí los controles se hicieron imposibles por el dolor y los nervios, no logré ni siquiera realizarme una ecografía transvaginal.

El médico sorprendido después de algunos meses me aconsejó una entrevista con una psicóloga y me habló de algún tipo de trastorno "dispareunia" dijo, que quizás no les permita mantener relaciones sexuales con penetración.

Con este dato y decidida a no hacer años de terapia comencé  a buscar por internet y tuve la suerte de dar con el blog de Viviana Tobi.

Luego de leer todos los testimonios junto con mi marido, decidí que eso era lo que estaba (estabamos) necesitando hace mucho!

Llamé de inmediato y la atención fue sumamente contenedora. Me dio aliento y seguridad para arrancar el tratamiento que en menos de 3 meses había terminado.

El primer día llegué con todos los miedos del caso pero con el correr de los encuentros y la evolución fui tomando confianza.

Además de las charlas con Viviana sobre conocimiento del cuerpo, de los músculos, la relajación, el tratamiento se basa en in consiguiendo seguridad para la penetración con distintas medidas de dilatadores. Que al principio parecen imposibles de superar pero a medidas que pasan las sesiones y con la práctica en casa se consigue.

El alta fue previa charla con mi marido, donde Viviana lo asesoró sobre el trabajo que realizamos (si bien el siempre estuvo al tanto pero sin participar, charlando sobre el tema, los ejercicios etc) a partir de este momento tomó un rol activo y así logramos superarlo como pareja.


Hoy curso un embarazo de 3 meses, y todo fue tan rápido! aún casi no lo podemos creer. Estoy arrancando el programa de embarazo saludable de Tobi Natal, felíz.

Quisiera que este testimonio lo lean muchas mujeres como yo y que se animen, sólo basta con reconocer el problema y hacerle caso a Vivi en todo!


Muchas gracias Viviana!



4 de Julio 2016


Testimonio Nº 4



Antes que nada quiero agradecerte porque siento que me ayudaste a sacar un peso de encima, una especie de carga que venia arrastrando desde hace un tiempo.

Creo que en si tuve un cambio mas a nivel actitudinal, me siento mas confiada, mas abierta tambien a charlar sobre temas que antes no decia en voz alta. Me parece que todavia igual tengo un camino que recorrer, que lo tengo que hacer a mi tiempo, pero siento que di varios pasos en la direccion correcta.

Tambien un poco el motivo por el que no te conteste antes es porque tuve un cambio laboral. En estos momentos estoy trabajando en Chile. Y ahi tambien note una evolucion respecto a como solia ser yo antes. Me senti mas segura conociendo mucha gente nueva, con una actitud mas abierta, y creo que tu ayuda tuvo mucho que ver.


Me siento un poco en falta porque no te di el testimonio que prometi, disculpas! Pero no queria dejar pasar mas tiempo sin responderte. Si bien no estoy en pareja, no siento ese miedo que tenia antes a la intimidad, y se que sola no hubiera podido recorrer este camino.




Testimonio Nº 3


Tengo 22 años y en algún momento estuve como vos googleando en internet como solucionar lo que me pasaba.

Les cuento que estoy de novia hace un año y medio y a pesar de que estaba segurísima de querer perder mi virginidad con él; cada vez que lo intentábamos no había forma de lograr la penetración. Fueron pasando los meses y aunque él me decía que estaba todo bien (ya que nos rebuscábamos la forma para disfrutar igual) no podía evitar sentirme frustrada. No podía entender cómo algo tan natural, a mí me costaba tanto.

Siempre que lo intentábamos y no lo lográbamos, volvía a casa y lo primero que hacía era googlear como solucionarlo y si bien encontraba páginas que tiraban tips de cosas que podían ayudar, sabía que no podía hacerlo sola. Así que empecé por ir a una ginecóloga, porqué pensaba que mi vagina tenía algún tipo de problema, llegué a pensar que mi vagina era demasiado chica y necesitaba algún tipo de operación para “agrandarla” … en fin la ginecóloga me dijo que nada que ver, que todo estaba normal. Qué lo que tenía era algo más bien psicológico, que se llamaba VAGINISIMO y me recomendó ir a un grupo de autoayuda o a un psicólogo...

Al salir de ahí había despejado mi duda de que no era algo físico, pero seguía sin la solución. Con mi novio siempre decíamos que quizás un sexólogo nos podía ayudar, pero por alguna razón siempre lo íbamos postergando (más bien era porque me daba muchísima vergüenza ir a uno).

Por esas casualidades leí una frase que decía “Aquello que más miedo te da, es aquello que más necesitas hacer...” automáticamente lo relacioné con lo que me pasaba. Sabía que realmente necesitaba superarlo, pero tenía miedo. No tenía idea que era ir a una sexóloga y tampoco se me ocurría de que podía tratarse el tratamiento. Justo me acorde que siempre que buscaba en internet algo sobre el vaginismo, había una nota de una chica a la cual le pasaba lo mismo y había realizado un tratamiento con Viviana Tobi.

Así que le mande un mail a Viviana y le pregunte si podía atenderme.  Me paso su teléfono y coordinamos una fecha...HABIA DADO EL PRIMER PASO, no lo podía creer.

Antes de ir a la primera sesión, dude un millón de veces, pero les digo la verdad no fue así de terrible como pensaba, ni la primera sesión ni las que siguieron.

Obvio, no todo es color de rosa... tuve sesiones que avanzaba muchísimo y otras que me iba muy decepcionada de mi misma, que sentía que no iba a poder, pero ahí estaba Viviana para decirme las palabras justas y ayudarme a lograrlo.   

Y sí, un día llega ese momento tan esperado... al fin pude con mi novio tener relaciones con penetración.

Viviana gracias por ayudarme a ver que sí se podía, por tus palabras de aliento en cada sesión y enseñarme cada ejercicio con una paciencia infinita.

Secretito: ¡ES FUNDAMENTAL PERO FUNDAMENTAL hacer los ejercicios en casa... éxitos que se puede!





Testimonio Nº 2


Buenas tardes/noches

Voy a darles algunos consejos que a mí nunca nadie me dio. Primero contare brevemente mi historia:

Mi nombre es Juan, tengo 20 años y soy de zona sur. Estoy de novio hace un año y un par de meses. La cuestión es que durante meses intentamos hacerlo, ella es virgen y yo no, pero no podíamos. Igualmente lo seguíamos intentando, pero seguía pasando lo mismo. Decidí buscar info sobre el tema en internet, pero la verdad no sentí que algo pudiera ayudar.

Si tu situación es parecida a la mía, paso a darte estos consejos:

-La paciencia: tenes tiempo, así que tranquilo y nunca te muestres de mala gana o frustrado, se pone tensa la situación y pierde la parte linda.

-El optimismo: si se hacen la psicológica de que todo está bien y pueden lograrlo. con confianza ayuda muchísimo.

-Juego previo, pensaran “eso lo vi en internet”, bueno la previa depende de cada pareja, pero para mi la PRINCIPAL PREVIA es jugando con los dedos o algún dilatador.

-Masajes con lubricante a base de agua, recomiendo en la zona vaginal para que ella pueda relajarse.

-Dedos: Importantísimo la dilatación de la vagina con la ayuda de los dedos del hombre o de la mujer y mucha vaselina a base de agua. Esto lo pueden hacer por 15 o 20 minutos antes de intentar concretar, intentan y si no sale, prueben nuevamente con los dedos.

Tengan en cuenta esto que si están cansados paren, no pasa nada si intentan otro día.

Importante para vos novio... seguí los tiempos de la novia, acordate que ella hace el 80% del trabajo.

Muchas veces creemos que podemos solos, pero no está demás consultar con un profesional. Si bien mi rol en el tratamiento fue más de compañero, pude ver como mi novia iba avanzando con los ejercicios que le daba Viviana.

Resumiendo: Paciencia, masajes, prueben (si no sale no pierden nada) y sobre todo muchísimo amor.


Eso fue todo, saludos.  





Testimonio Nº 1

     



HOLA, VOY A CONTAR UN POCO MI EXPERIENCIA. ACTUALMENTE TENGO 38 AÑOS, VIVO EN UN PUEBLO EN EL SUR DE LA ARGENTINA.  FUI EDUCADA DE MANERA MUY ESTRUCTURADA POR MIS PADRES. NUNCA SE HABLÓ DE SEXUALIDAD EN MI CASA. RECUERDO QUE CUANDO SALIERON LOS “TAMPONES” MI MAMÁ ME DIJO – “NI SE TE OCURRA COLOCARTE ESO PORQUE TE PUEDE LASTIMAR”.

  CUANDO FUI DE VIAJE DE ESTUDIOS  A LOS 17 AÑOS LAS CHICAS SE COLOCABAN LOS TAMPONES PARA ENTRAR A LA PILETA.  YO LOS COMPRÉ FUI AL BAÑO E INTENTE COLOCARMELO, SENTÍ UN DOLOR TERRIBLE, RECORDÉ LO QUE DIJO MI MADRE QUE ME PODÍA LASTIMAR.

   A LOS 20 AÑOS CONOCÍ UN MUCHACHO, LUEGO DE VARIOS MESES DE NOVIAZGO INTENTE TENER RELACIONES Y FUE IMPOSIBLE, NO HUBO MANERA QUE INGRESE EL PENE EN LA VAGINA, SENTÍA QUE TENÍA UNA PARED. FUE MUY TRAUMANTE.

  EN LOS AÑOS SIGUIENTES  CONOCÍ OTROS HOMBRES, PERO CON NINGUNO ME ANIMABA A TENER SEXO. HASTA  QUE CUMPLÍ 34 AÑOS Y VOLVÍ A INTENTARLO Y PASO LO MISMO , ME DOLIÓ BASTANTE, Y TAMPOCO HUBO PENETRACIÓN.  FUE MUY FRUSTRANTE!! MI NOVIO NO LO ENTENDIÓ Y NOS PELEAMOS. RECUERDO QUE ME SENTÍA MUY MAL, 34 AÑOS Y TODAVÍA VIRGEN!

  DECIDÍ IR A UNA GENICOLOGA  Y  QUIEN AL REVISARME ME DIJO QUE TENÍA VAGINISMO.

 BUSQUÉ INFORMACIÓN POR INTERNET Y  ENCONTRÉ UNA NOTA DE LA ESPECIALISTA VIVIANA TOBI,  ME PUSO FELIZ!!. TUVE LA OPORTUNIDAD DE VIAJAR A BUENOS AIRES, ALLÍ BUSQUE LA DIRECCIÓN DEL CONSULTORIO CONSEGUÍ TURNO Y COMENCÉ EL TRATAMIENTO .

      AHORA PUEDO UTILIZAR TAMPONES (Y DE TODOS LOS TAMAÑOS) QUE TANTO ME HACE FALTA, DEBIDO A QUE MI SANGRADO ES BASTANTE, Y PREVIENE QUE ME MANCHE  LA ROPA.  ANTES NUNCA ME LO HUBIERA IMAGINADO.

     CONOCÍ UN HOMBRE Y PUDE TENER RELACIONES SEXUALES,  IGUALMENTE ÉL PUDO INTRODUCIR LOS DEDOS, NO TUVE DOLOR Y PUDE DISFRUTAR DEL SEXO CON PENETRACIÓN. 

   AHORA SÉ QUE NUNCA ES TARDE,  TODO TIENE SOLUCIÓN.





Grupo de Mujeres en tratamiento por Vaginismo de Junio 2017. 

Devolución acerca de lo que les aportó la experiencia del taller grupal. 


1.  "Te sentís acompañada al ver que no sos la única que está atravesando esto y es interesante que cada una pueda contar su experiencia y cómo lo va transitando. También me sentí muy en confianza hablando de esto, lo cual para mi es muy importante en este tema." 


2. "El encuentro me ayudó a pensar mejor algunas cosas sobre cómo relacionarme con los hombres. En particular, me gustó poder pensar que eso de que tener este problema no es un impedimento para conocer a una persona. Por otro lado me aportó más conocimiento "técnico". También que hay que ir despacio y siempre pensar en el propio placer y no tanto en el del otro."


3. "Motivación, experiencias, una forma de compañerismo. Es grato dar testimonio para las demás y sirve para una misma también."


4. "Sentir que no estoy sola en este proceso, escuchar situaciones, momentos, historias, muy similares a mis experiencias vividas. Entusiasmada de arrancar el tratamiento. Poder reirme es un gran paso." 



Ideas que se compartieron


"...Descubrí hace dos años aproximadamente, después de ir a consulta ginecológica con una médica que conocía sobre vaginismo, que yo tenía ese problema. Conocí un poco más sobre el tema leyendo un testimonio leído en "Entre Mujeres" que me sirvió para poder estar un poco más identificada. Además así conocí a Viviana." 


"... En este tratamiento, como en todo en general, hay días en donde me siento más animada y digo "voy a poder" y otros en donde pienso que no voy a poder nunca, pero bueno, creo y espero que esto va a ser cuestión de tiempo y de ir superándose todos los días un poco más. Porque si miro un par de años atrás, hoy estoy logrando cosas que me parecían muy lejanas e imposibles. Creo que como a todos, o al menos en mi caso, mi cabeza es la que maneja mis cosas y hace que muchas veces no avance."


"... Al principio minimicé el problema, hacía como que no le daba importancia a esto que me estaba pasando, seguía como si no pasaba nada. Hasta que me puse de novia y empezaron a pasar los años y mi problema seguía y él también me preguntaba, nunca con presiones, pero sí había reclamos. Hasta que decidí buscar información de qué era esto que tenía y llegué a Vivi. Y así tomé la decisión de arrancar. Me costó mucho tomar la decisión y también me costó arrancar con los ejercicios, ya que era todo nuevo: sensaciones, emociones. Cuando me dio la primer vela pensé que nunca iba a poder, (lo mío no es solo cuestión del vaginismo, si no también de la cabeza, y además confío poco en mi misma). Pero finalmente luego de varios intentos y decepciones pude lograrlo. Después de esa primera inserción intenté practicar en mi casa y no hubo forma. No pude. Luego seguí trabajando con Vivi y de a poco me fui relajando un poco más. Mi mayor dificultad es relajarme, estoy muy tensa, toda contracturada y eso no ayuda a que pueda avanzar. 

Pero hoy puedo decir que estoy en el tamaño 2 y con ayuda de Vivi y práctica lo estoy logrando de a poco y sé que es cuestión de relajarse y pensar (al menos a mí) que va a haber un antes y un después en mi vida una vez que pueda superar esto, ya que me parece algo muy importante." 


    



 

   


                                










Comentarios

Entradas populares de este blog